Maktub: "nuestro mensaje remite a la naturaleza y las emociones"
Artistas como Dame, Fio Silva, Macarena Mali o Piero Ojeda, por nombrar algunos, han cambiado las ciudades. Incluso los comerciantes han abrazado los murales brindando sus persianas. Entre los artistas nuevos destaca la dupla que pinta bajo el nombre de Maktub y que fue galardonada hace pocos meses por el Centro Comercial e Industrial de Castelar por su mural en una persiana en el centro de Castelar. Con estilo propio, destaca la simbiosis entre la naturaleza y la humanidad, el sentimiento humano y la figura animal.
Maktub son Dafne Ferreyra y Rocío Vergara, artistas plásticas que encontraron en el mural su forma de expresión. Se conocieron pincel en mano y se entendieron desde el lenguaje de la pintura y la complementación cromática. Se logra identificar su forma y mensaje más allá de la firma, siempre con animales como protagonistas pero manifestando emoción y sentimiento en una analogía con los vínculos humanos: En la Plaza Cumelén dos loros comparten una semilla o un oso pardo desde un garaje anuncia con sus dientes que no se puede estacionar y un búfalo en una terraza le da marco y su espalda a la ciudad.
“el detalle, a la mancha de expresión de color, a lo des saturado”
La técnica y la expresión componen el arte: “nos gusta lo más pictórico, la pincelada, la expresión en la pincelada. Mucho color, siempre queremos usar pocos colores y terminamos usando un montón porque nos gusta todo lo que posibilita la diferencia de colores. Pero no usamos negro”, señaló Dafne y completó Rocío, “partimos de los primarios; azul, amarillo, rojo y de ahí salen todos los demás. También nos gusta la mancha de color. Como estamos acostumbradas a pintar en atril, tenemos muy incorporado el detalle, a la mancha de expresión de color, a lo des saturado, no vamos a lo brillante y llamativo, sino que llevamos el atril a pared”.
“Para pintar primero pensamos y vemos qué sale de nosotras. Primero en una hoja bocetamos lo que tenemos ganas de hacer, lo que nos llamó la atención y qué nos pasa en ese momento. Qué nos pasa es muy importante, se nota mucho en lo que hacemos. Estábamos enojadas y salió el oso rugiendo de Luján, experimentamos lo que sentimos. Nos damos cuenta después de hacerlo que el momento era ese”, explicaron las artistas a Castelar Digital.
“terminamos rompiendo lo que nos piden y plasmando lo que nos pasa”
Los trabajos de los muralistas responden en la mayoría de los casos a la intención, el ímpetu y necesidad del artista por comunicar sus mensajes. Empero, el muralismo también puede ser un trabajo, una forma de vida, o bien algunas de las obras pueden ser a pedido: “cuando nos piden algo medio que te empieza a hacer sonidos, a atarte un poco el alma, porque no es lo que sentís en ese momento. Muchas veces sale como te sale, se nota que no es propio”, explicó Rocío y completó Dafne, “nos pidieron un oso enojado para una cortina y ya lo habíamos hecho. Entonces, ¿cómo lo reinventamos? y salió un oso enojado tipo panfleto de circo. Se plasmó en un ‘No estacionar circense’ en donde el oso rompe el panfleto y se asoma enojado, terminamos rompiendo lo que nos piden y plasmando lo que nos pasa”.
“Pintar porque sí también es re necesario. Cuando nos sentimos medias trabadas salimos a ver paredes. Así salió un búfalo que hicimos en un tercer piso y nadie lo ve, pero quedó. Queríamos un ‘porque sí’, lo vimos y ahí tenía que estar el búfalo. No importa que nadie lo vea”, explicaron.
Azar y dialectos
Las vecinas coinciden en que siempre les interesó el arte, la pintura y la expresión. Cada una realizó un recorrido educativo distinto pero encontraron su vocación estudiando artes visuales. El azar y el gusto las reunió en un mismo grupo donde realizaban un taller de mural y casi sin haberse hablado se entendieron en colores y técnicas un día frente a una obra: “nos encontramos en la pared juntas, una al lado de la otra. Nos pusimos de acuerdo y pintamos juntas. Coincidíamos, fusionábamos bien. Una pintaba por acá y la otra ponía una mancha que quedaba bien”, destacaron. Aquel primer mural en Haedo, en donde con un fondo selvático y boscoso pintaron un oso, las llevó luego a plasmar su arte en paredes de Castelar, Ituzaingó y hasta Luján.
“La gente tiene muy asociado la pintura mural con el graffiti mas pandillero”
El idioma del mural, como disciplina, se vale de los colores y las formas como muchas otras artes plásticas, pero tiene la particularidad de realizarse y exponerse en la vía pública, en la mayoría de los casos. El fenómeno vivido en el centro de Castelar tras la intervención de las persianas de los locales comerciales se replicó en otros pueblos y modificó el paisaje del centro de la ciudad. La mayoría de los vecinos acompañó el trabajo de los artistas, aunque no faltaron también las críticas. En cada una de las obras de Maktub los halagos superaron por mucho a los malos comentarios: “pasan muchas cosas en la calle. Es una experiencia única, ya formás parte del paisaje: la gente pasa y se escucha lo que hablan, lo que discuten. También te encaran, quieren decirte algo y no saben cómo. Están los que nos bardean para hablarnos, otros que nos cuentan cosas de su vida o nos tiran buena onda, nos traen plantas. Hay otros que no les gusta, pero la mayoría te grita desde el auto con buena onda. La gente tiene muy asociado la pintura mural con el graffiti mas pandillero, que también es otra forma de arte. Siempre explicamos que es otro tipo de arte, una forma de expresión. Algunos no saben que es arte, no lo ven así, pero muchos otros agradecen y les alegra ver un mural”.
“La esencia de la naturaleza referida a lo humano, siempre pintamos lo que nos pasa”
La vocación, el destino y el arte las llevó a coincidir en técnica y gusto. El mensaje de Maktub siempre remite a la naturaleza y las emociones humanas: “Con los animales queremos mostrar expresiones que remitan al humano, la expresión, la cara. La esencia de la naturaleza pero referido a lo humano, porque siempre pintamos lo que nos pasa, es nuestra alegría o enojo, reflejado en animales”.
“Maktub es una palabra árabe que quiere decir ‘estaba escrito’. Cuando buscamos nombre pasamos por varios y quedó ese porque estaba escrito de que esto iba a pasar. Desde conocernos pasó un año sin hablarnos hasta que pintamos ese oso y de golpe salió pintar el mural en Brandsen y Lavalle en Ituzaingó, y salió todo como lo esperábamos. Maktub es salir a buscar el sueño y hacer lo imposible pero que si tiene que pasar va a pasar, porque estaba escrito”, finalizaron las vecinas.
Entrevista y fotos: Gabriel E. Colonna
Redacción: Leandro Fernandez Vivas