Sos Voluntario: ayuda en las manos de los vecinos
Hace alrededor de cinco años nació de un encuentro de jóvenes vecinos de Castelar la ONG Sonrisas Solidarias que con actos puntuales busca ayudar y mejorar la vida de los compañeros de ciudad. (Ver: Llenando de sonrisas todo Castelar ). De aquel primer encuentro, que permanece hasta nuestros días, surgieron muchos otros proyectos o grupos de vecinos con objetivos concretos para ayudar a quienes necesiten, así es el caso de Sos Voluntario que volcó su esfuerzo para brindar asistencia a quienes resulten afectados en las inundaciones, principalmente para sostener la ayuda tras la ola solidaria clásica de cada año y cada evento: “Empezamos con las inundaciones de julio del año pasado en el litoral. Lo organizamos con Sonrisas Solidarias e hicimos dos misiones, pero después nos dimos cuenta que teníamos que seguir, que la necesidad no era solamente en las tormentas y ahí es donde formalizamos nuestra organizacion”, explicó a Castelar Digital Yayo, uno de los mentores del grupo, y continuó: “Sonrisas creció y hay otros muchos proyectos que nacieron de la misma raíz”.
Las primeras misiones, así como el grupo las identifica, fueron en Villa Paranacito e Ibicuy en la provincia de Entre Ríos. Luego llegó el turno de Bella Vista y La Paz, en la misma región. “Ahí nació Sos Voluntario. Ya hicimos una misión a Bella Vista y La Paz, pero en La Paz no hicimos el mismo lugar que el año pasado, fuimos directamente a un hospital. Teníamos muchas lavandinas, entramos, hablamos con la directora y nos contó la faltante que tenían. También nos dijo que cuando pasan las tormentas dejan de ir las personas, dejan de recibir ayuda. Cuando llegan los medios hacen un boom y después dejan de ir… nosotros nos enteramos así, pero decidimos seguir yendo”, señaló el vecino.
Siendo una de las agrupaciones solidarias más joven de la ciudad, cuenta actualmente con diez organizadores y un tanto más de voluntarios. Con fechas y misiones proyectadas, quieren seguir ayudando y brindando una mano: “nos tomamos en serio muchas situaciones del interior del país. Trabajamos en conjunto con Sonrisas pero siendo dos organizaciones distintas. Compartimos sede, y recursos, nos ayudamos. Nos pusimos al hombro una escuelita de Chaco, la escuela 190 del paraje India Muerta. Ellos en este momento tienen 13 alumnos, pero eran 150. Los que no van, dejaron de ir porque no podían almorzar mas en el colegio, la excusa es que iban para almorzar, entonces empezamos a mandar alimentos por encomienda, una de las chicas está inscripta en APAER (Asociación de Padrinos de Alumnos y Escuelas Rurales), entonces nos sale 30 pesos cada caja, lo que nos permite mandar bastante… Y bueno empezó a incrementar la cantidad de alumnos porque incrementó la cantidad de alimento”. Con la emoción en sus ojos, Yayo reconoce el valor de la ayuda simple y desinteresada, como puede ser el envío de alimentos en la distancia, que cambia el presente y futuro de chicos a cientos de kilómetros de distancia.
“Para el día del niño enviamos juguetes y material didáctico junto con la comida. Nos ayudó también un taller de tejido de Sonrisas Solidarias que hicieron rayuelas de lana, para poner en el piso y jugar mientras aprenden a sumar. Buscamos que empiecen a recuperar lo que perdieron. Lo que se ve mucho en el Chaco es que ya desde los 5 años empiezan a trabajar en los campos de algodón, dejan de estudiar y es muy difícil que se reincorporen a la escuela”, destacó Yayo sobre una de las últimas misiones del grupo que se desarrollará en el paraje de India Muerta, ubicada en el entorno del Impenetrable Chaqueño.
Los nombres de los voluntarios se enumeran, son las identificaciones de vecinos jóvenes que podrían ser como cualquier otro grupo de amigos pero que en este caso aúnan esfuerzos para llegar más lejos que su propia ciudad. Facu, Andrea, Marisa, Rocío, Mica, Mili, Dani, Joaco, Cande, Nati y Yayo son algunos de los miembros de Sos Voluntario que buscan el mejor resultado. “Nos separamos por sectores y tareas, estamos todos trabajando por objetivos separados para ensamblar después y lograr un mejor resultado final. Están los encargados de las donaciones, de buscarlas, los encargados de conseguir los contactos para tener donde dormir en Chaco cuando vamos… la logística, como son pocos aun los chicos del colegio tenemos que recorrer más zonas para repartir las cuatro camionetas con las que contamos; si les dejamos cuatro camionetas de donaciones a 13 chicos no tienen cómo moverlo. Es lo que puedan movilizar ellos con su familia y para que los alimentos duren un tiempo más en la escuela. Ellos no están cerca de la escuela, van caminando. Imagínate si les dejamos 100 kilos de alimento para cada uno, no tienen cómo guardarlo en el colegio y ellos no pueden cargarlo hasta su casa. Son alimentos no perecederos pero tienen una vida útil. Estamos buscando en los aledaños de El Impenetrable. La mayoría de la población conoce el Impenetrable, pero alrededor también hay zonas afectadas y no toda la gente va, queremos llegar ahí. La escuela a la que que ya estamos asistiendo es la EGB 190, en el Paraje de India Muerta, partido de 9 de Julio, cerca de Las Breñas”.
Solidaridad y aventura
La concreción de cada misión, el despacho de las donaciones y su efectiva entrega exigen mucho más que la organización y la voluntad, el esfuerzo y los sacrificios son parte de lo que los voluntarios ponen en juego para alcanzar sus objetivos. “En el litoral nos encontramos con situaciones muy complicadas, que acá sin ir muy lejos, en diez minutos de Castelar, para el lado de La Matanza lo podes ver también pero con la diferencia que allá por las distancias no pueden ir a buscar nada, la ciudad más cercana está a 20 kilómetros, al estar tan aislado no tienen como llegar a la ayuda o que la ayuda sea continua. No podemos dejar de destacar la amabilidad de esta gente, el último viaje cuando fuimos a Bella Vista, hicimos base en San Roque y nos recibieron en una casa… nos hicieron una torta que decía ‘Bienvenidos a San Roque’, un agradecimiento increíble! Esa humildad se ve en el interior del país. Acá por mi experiencia por el momento no la viví”, explicó Yayo y completó, “nos hemos encontrado con árboles de tres o cuatro metros que tenían basura en la copa, era la altura que había alcanzado el agua. Hay muchas zonas, como Ibicuy, donde estiman que el agua va a tardar entre 6 y 12 meses en bajar. Hay un pueblo cerca de ahí en donde la gente está viviendo en una isla, es el mismo pueblo de Ibicuy pero los separa el agua, se llega en dos horas de lancha. Quedaron 30 personas cuidando lo que les quedó, viven en los techos, ya hace cuatro meses que viven así, el agua sigue en las mismas condiciones, por suerte está Prefectura que lleva en barcos de ellos a la gente que ayuda, pudiendo entregar las donaciones en mano, sin intermediarios. En este pueblo no hay agua, luz, gas, nada. Viven de las donaciones que se llevan. Están en situaciones improvisadas, en el techo de las casas, con una lona, todos en manera precaria. Sigue habiendo agua, el centro de la ciudad tuvo agua, 30 o 40 centímetros, una inundación ‘normal’. Mas a las afueras el agua subió tres cuatro metros”.
Las condiciones del terreno ante la necesidad también son una de las dificultades a superar para hacer efectiva la donación: “Cuando fuimos hicimos un camino de ripio de 30 kilómetros porque la ruta principal estaba totalmente inundada. Fue lo mismo en Villa Paranacito, no lo podíamos creer. Entramos y nos topamos con que el agua te cortó la ruta. Paramos en un muelle de pescadores, teníamos un contacto que nos recibía y eran tres horas en barco para llevar las donaciones. Fuimos 18 personas en cinco camionetas y dos autos, íbamos cargados de cosas. Llevamos un gomón a remo y cuando llegamos nos avisaron que eran tres horas en lancha a motor, si íbamos a remo iba a ser complicado. Estaba Prefectura, había gente del Ejército, pero cuidaban las cosas, no mucho más de eso. Todo lo que vimos en este lugar era ayuda de particulares, había un club grande de futbol que llevó un camión, entre todos descargábamos los camiones de uno o de otro, una cadena humana gigante para hacerlo todo organizado”, narró Yayo.
“Esta última misión en Bella Vista y La Paz la situación era igual, no había mucha mejoría, lo que nos confirmó la teoría de que no era solo por las inundaciones… Nos habían pedido mucho calzado y frazadas. Pudimos asistir Bella Vista que queda en Corrientes, asistimos a 150 personas, entregamos 150 mantas y unas 200 pares de zapatillas, agua, lavandina y artículos de higiene personal. Cuando logramos nuestro objetivo en Bella Vista volvimos por La Paz, ahí fue que sumamos el hospital, no estaba previsto pero no podíamos volver con cosas. Teníamos mucha lavandina y toallitas húmedas que fue maravillosos el uso que se le dio ahí. En una misión transportamos todo en un barco que lleva troncos, cargamos todo ahí, fuimos apretados como pudimos. Tiene una pinza gigante, pero subimos las cosas por unos tablones gigantes, yo iba llevando cosas pesadas y se movía todo. Tengo poco equilibrio y se me movía todo. Tenía un miedo de caerme al agua con las donaciones! Pero fue una experiencia muy motivadora. Fue una movida muy grande”.
La organización planea cada viaje en relación a la distancia y el tiempo, así se eligen los feriados y fines de semana largo para poder viajar y entregar las donaciones con el tiempo suficiente como para regresar y que cada miembro pueda retomar sus actividades laborales. Además, las ambiciones de los voluntarios no se limita a las donaciones, quieren dejar su granito de arena en la cultura o educación de cada región: “Queremos dar cursos para que sean autosuficientes, al menos con huertas. Es un proyecto que queremos desarrollar, yo no sé ni cómo regar una maceta pero nos queremos interiorizar para que se pueda. Queremos que ellos puedan generar su propio alimento. Tenemos a priori alguien que puede dar una charla de educación sexual en Chaco, queremos llevar preservativos y métodos anticonceptivos, para ayudar en ese tema y prevenir enfermedades. Estamos trabajando para materializar esas ideas”. Empero, muchas de las ideas chocan con barreras materiales por lo que la solidaridad de los vecinos de Castelar para con los voluntarios también es bienvenida. “Vamos a necesitar vehículos para ir a Chaco, para transportar las donaciones. La idea es que los vehículos que nos acompañen no generen gastos; Por ahí alguien tiene una camioneta pero ir a Chaco es mucha plata, lo que hacemos es trabajar todos los meses juntar dinero para evitar el gasto de la persona que pone la camioneta. Vamos a viajar el fin de semana del 8 de diciembre para ir a Chaco. Allá necesitamos alguien que nos de hospedaje. Para donar lo que más se necesita son alimentos, artículos de limpieza, mucha agua, queremos llevar la mayor cantidad posible. Ropa casi no vamos a llevar, es lo primero que lleva la gente, pero la ropa dura y los alimentos se agotan, por eso le damos prioridad a eso”, enumeró el voluntario.
Retribución
La solidaridad, las donaciones, la ayuda brindada encuentra una retribución que no tiene un valor calculable. El agradecimiento supera a cualquier esfuerzo: “Encontré mucha gratificación, muchas personas excelentes. La posibilidad de conocer el interior del país te hace encontrarte con gente increíble. Es más lo que aprendemos nosotros, que lo que podemos enseñarles, pero sabemos que una charla puede cambiar muchísimo para una persona. Eso nos lleva a seguir, principalmente la preocupación por nuestros pares. Es una devolución y el agradecimiento por la suerte de tener todo lo que tengo. Tuve la suerte también de haberla pasado mal y haber vuelto a estar bien, al menos cómodo: tengo cena, almuerzo y me ducho dos veces por día, cuando hay gente que no tiene una ducha caliente y se baña con un jarrito. Y me parece muy injusto. Entonces quiero dar lo que pueda, para revertir eso, para que sea lo más equitativo posible”, finalizó Yayo.
La solidaridad está presente en la calle y los habitantes de Castelar. Así como Sos Voluntario brinda su mano para quién la requiera, también ofrecen su ayuda organizaciones como Sonrisas Solidarias, MaFaVi, o vecinos, como los reunidos en la Sociedad Fomento de Castelar, la Unión Vecinal Arias y Jonte, o el hogar de niños Hogar Divino Niño Jesús. La característica común es el ejercicio de la voluntad, reunidos y colectivamente, para el beneficio del otro que los necesita.
La organización cuenta con su propio perfil de Facebook https://www.facebook.com/SosVoluntarioZonaOeste/ dónde informa el objetivo de cada misión y se ofrecen las vías de contacto para coordinar la entrega de donaciones. También cuentan con Twitter @sosvoluntario, Instagram @sos voluntario y mail del área de donaciones: donacionessosvoluntario@gmail.com.
Entrevista: Gabriel Colonna
Redacción: Leandro Fernandez Vivas