Bandas y sonidos. El oeste del Conurbano, y Castelar dentro de él, cuentan con cientos de referentes musicales. El rock domina, pocos se dedican al Jazz. Santiago Belgrano no llega al cuarto de siglo de edad, pero alcanza todas las teclas del piano y con ellas desarrolla un sonido único y particular. A pocos días de lanzar su disco debut, Vicisitudes, charló con Castelar Digital y contó los secretos de su música.

Son 10 canciones que resumen la mirada del músico sobre los tiempos y los sonidos. Los primeros pasos los dio con docentes y músicos de la zona, pero fue el salto a la Escuela de Música Contemporánea de Buenos Aires, donde comenzó a componer sus primeras canciones. “El músico de Jazz está tocando todo el tiempo, pero fue a los 19, después del secundario cuando empecé a hacer mis canciones. Estudié composición con Juan Pollo Raffo, que trabajó componiendo, arreglando, o como tecladista para Baglietto, Divididos y Soda Stereo entre otros grosos y me incentivó mucho para ponerme a hacer lo mío, y desde ahí fui empezando a componer mis temas. Después me empecé a soltar y tocar temas propios y de otros”.

El disco completo se puede escuchar en su web, y en video se encuentra Vicisitudes. El prolijo sonido demuestra la dedicación y los años dedicados al estudio de la música. Empero, Santiago no estuvo sólo en el estudio de grabación, lo acompañaron sus amigos y compañeros del Conservatorio Superior de Música "Manuel de Falla". “Vienen estudiantes de Colombia, de Chile, de Uruguay, es el mejor de Sudamérica para estudiar jazz. Ahí empecé a conocer muchos pibes con ideas similares a las mías”.

Junto a Belgrano grabaron en el estudio Fort Music: Enrique Peña Arenas, en guitarra; Diana Arias, contrabajo; Guillermo Harriague, batería; Enrique Norris, cornetas y Rodrigo Domínguez, en saxo.



La relación de Belgrano con la música comenzó desde su infancia. En su casa, gracias a sus hermanos, sonaban bandas y estilos muy disímiles pero que lo fueron nutriendo. Desde Pink Floyd hasta Silvio Rodríguez, pasando por Spinetta y el rock nacional. “Empecé a tocar en la escuela. Primero en el San José, después en el Inmaculada. A los 10 años teníamos la opción de elegir piano o flauta y yo tenía un tecladito y empecé con eso. Ví, en contraste con mis compañeros, que tenia muchísima facilidad, sacaba melodías de oído, y me copé bastante. Después empecé a estudiar con Martín Farina, un pibe de acá del barrio que ahora se dedica al cine”, relató.

Sus mentores fueron muchos y todos de renombre. Tomó clases con Francisco Votti, luego inició sus estudios formales en el Conservatorio Superior de la Ciudad de Buenos Aires "Ástor Piazzolla", donde tuvo como maestros a Alfredo Corral y Luis Caparra. A su vez, en el año 2009 se graduó en la Escuela de Música Contemporánea, donde estudió con Ernesto Jodos, Juan "Pollo" Raffo, Daniel Johansen y Juan Cruz de Urquiza, para en 2012 finalizar sus estudios en el Manuel de Falla.

Primero fue Spinetta, también Fito Paez, pero de a poco y aún dando sus primeros pasos con el piano, Belgrano se fue interesando por el jazz. “Me definí antes de ir a la Escuela Contemporánea, ya escuchaba discos de jazz de Keith Jarrett, principalmente el Köhln Concert que es un concierto totalmente improvisado y eso me voló la cabeza. Por otra parte lo de Ellington, la energía, los ritmos y bueno me empezó a gustar eso, empecé a investigar y llegué a Monk, quien tal vez haya sido a lo largo de mi vida mi máximo referente en la música.  Empecé cada vez más por curiosidad a descubrir grandes músicos que no conocía”. A la par de los músicos propios del jazz, Belgrano se codeó con los referentes de la zona cómo Juanito el Cantor, Roma Román y Jorge Salinas con quién integró un dúo y hasta grabó en su disco.

El jazz lo llevó a tocar en todos los bares y escenarios de la zona, siendo el primero Circus, en Ituzaingó, pero se lo ha podido escuchar en Kamala, en el desaparecido Xipatote, en Old Rotten, también en Ituzaingó, en Espacio Deseares, Casa Frida y en la casa El Balcón. Reconoce que el fuerte de su estilo musical está en Capital Federal. Bares dedicados exclusivamente al jazz. Empero, el público es muy diferente. “Capital es otro ambiente, allá los lugares son más clubs de jazz, están sentados; llegando al extremo el habano y el whisky. Acá, en el oeste, son más pibes y gritan. En el solo de batería gritan! Es un público más efervescente y va mucha gente. La entrada es gratis la gente sale a escuchar música”, explicó Belgrano ante las consultas de Castelar Digital.

Llegar a lanzar su disco, de manera independiente, no fue una tarea fácil ni sencilla. Sus compañeros de banda y sus amigos lo apoyaron y con esfuerzo nació Vicisitudes. “Es muy difícil si lo haces solo, sin apoyo. Más incluso la cuestión de tener el disco físico. Sale más que todo lo demás. Con la plata que costó el disco físico, y si hubiera querido, en formato digital grababa dos o tres discos!”. Visicitudes se puede conseguir en la disquería el Surco Loco, en La Cucha y en Circus.

“El barrio influyó en el disco. Acá viene gente a La Cucha, ven el disco y saben quién soy, porque tampoco es un pueblo pero nos conocemos. Entonces, voy a Capital y no conozco a nadie. Vengo a La Cucha y saludo a todos…”, destacó.

El barrio lo llevó a conocer clubes y rincones. Pero la música se transformó en su única pasión y lo obligó a dejar sus demás actividades. “Lo que más me gustaba era el rugby, hasta los 17 jugué en Matreros pero después me empecé a dedicar al piano y como cada tanto me esguinzaba un dedo con el deporte, entonces tomé la decisión de dejar y dedicarme en serio a la música”.

Santiago Belgrano presentó el disco en Capital Federal y está coordinando fechas para repetir en el oeste. Empero, ya piensa en otros proyectos, en seguir creciendo y en aprender cada vez más. “En poco tiempo me voy a Nueva York a tomar clases con una profesora que tiene 93 años. Ya fui una vez anterior, estuve dos meses y me dio vuelta la cabeza. Ahora vuelvo a sus clases por un mes”.

La vocación por la música no siempre es fácil y hasta no pareciera ser la correcta, pero la dedicación y la pasión por lo que se hace es lo que pueden marcar la diferencia. “Si alguien quiere dedicarse a esto lo primero que va a encontrar es que todos le van a poner dudas y trabas, pero no les tiene que dar bola, están los prejuicios que ven como ‘vagos’ a los músicos… no hay que darle bola, hay que ser sincero con uno mismo y estudiar lo que uno quiere, tocar sin importar lo que sea. También hay como una obsesión en el mundo educativo por la perfección técnica y a veces perseguir el virtuosismo hace que muchos músicos terminen no disfrutando el proceso de hacer música. Mi consejo es que en todo momento, en la casa, practicando, uno haga lo que tiene ganas y lo enfoque para ese lado. La música es más una búsqueda del disfrute y de ser sincero con uno mismo y tratar de expresar lo que uno siente”, finalizó Santiago Belgrano.


Entrevista: Gabriel Colonna
Redacción: Leandro Fernandez Vivas
Fotos: Dani Roldan y Carolina Gonzalez