La artista se apoda Ramona, dentro de su mundo llamado El Balcón, una casa que oficia de escenario para un aquelarre artístico que cada mes busca darle un respiro a Castelar. Busca revolucionarlo y presentarle las obras de la modernidad desde la mano y la creación de sus propios habitantes.

El Balcón es el nombre que “Ramona” Vivanco y su hermana Ana le dieron a su propia casa que en la zona sur de Castelar, a poco más de 4 cuadras desde la estación, se transforma cada mes en un refugio para el arte y para presentaciones fotográficas, musicales, plásticas y artísticas en general.

Ante el grabador de Castelar Digital, Ramona explicó cómo se puede hacer arte, vivirlo y disfrutarlo sin necesidad de irse del barrio: “A fines de 2007 y principio de 2008 nace Atlantes, éramos diez artistas, había músicos, plásticos, de teatro, productores, fotógrafos, creativos; salían cosas buenísimas, hacíamos encuentros de arte en bares y casas de acá, en La Cucha, en lo de Buda, en lo de Jorge Salinas y en Casa Frida en Ituzaingó. Entre los integrantes del grupo estaban Budapest, Jorge Salinas, Luisina Colombo y otros artistas locales. En 2010 Atlantes se disuelve y surgió esto de la casa, que es una casa que heredamos con mi hermana y apodamos El Balcón.  Decidimos no solo vivirla sino también compartirla. Mi hermana es diseñadora de indumentaria y juntas decidimos hacer encuentros fijos de arte,  donde se toca música, hay galerías, se viene a comer, charlar…”.

Ramona es su nombre artístico, que de a poco y dentro de su casa remplaza al suyo propio: “Cuando me recibí empecé a dar clases en un colegio privado de Castelar. Uno de mis alumnos me empezó a decir Ramona, porque lleve un disco de Los Ramones para hacer un trabajo. En el mismo tiempo empecé a pintar unos rostros, mi rostro; tiene que ver con la cara, cuando se expone mucho, cuando uno deja de ser uno y es un personaje, una cara que va a decir un montón de cosas. A la par empecé a trabajar con un aerosol fucsia, que se lo llama rojo Ramona. Esto, sumado con lo de los chicos, hizo que se arraigara el apodo Ramona. Empecé entonces a hacer mi vida artística con ese nombre. Fue en 2007, ya venía haciendo cosas, pero firmaba siempre con el apellido. Cuando me solté y decidí ser artista elegí Ramona”.

 Los primeros pasos en el arte no fueron fáciles. Reconoce que de chica le gustaba dibujar, pero los trabajos de su hermana se llevaban los halagos en comparación con sus obras por lo que se volcó por la música, pero tampoco era el mejor camino: “Cuando era chiquita dibujaba o pintaba, de hecho mi hermana dibujaba mejor que yo. Yo era media desastre, de enchastrarme. Me gustaba la música, intenté tocar la guitarra, intentaba cantar, tuve una banda, pero siendo zurda no daba pie con bola, la voz no me daba tampoco. Cuando terminé el secundario estaba entre Bellas Artes y Periodismo. Nada que ver… pero es que para escribir también tengo algo. Ahora estudio Licenciatura Crítica de Arte, me re interesa, pero la escritura es un proceso más mental y yo necesitaba volcar mi creatividad al toque. Me metí en Bellas Artes y es muy académico, tenia compañeros que dibujaban muy bien, entonces no encajaba mucho… y después me di cuenta que iba por ese lado pero no desde el aspecto académico sino mas bien por la obra conceptual,  la modernidad, salir del atril”, reconoce la artista quien afirma que prefiere el mural en la calle o el stencil antes que un cuadro o una obra de escritorio: “La calle es romper con un montón de estructuras” afirma.

Tras recibirse en 2004 dejó pasar unos años antes de volcarse de lleno a su vocación artística. Aunque durante esos años también pintó y dibujó, no encontraba  la veta que la llenara, que le marcara el rumbo a seguir con sus obras: “no encontraba mi identidad dentro del arte visual. Yo ya sabía que mi vida era de artista, no iba a laburar en una oficina con zapatitos, pero dentro de lo que hacía todavía estaba en la búsqueda, hasta que salió”.

Hoy es una de las referentes del arte en Castelar, donde, desde su casa aportan un lugar de encuentro: “el emprendimiento es mío y de mi hermana, pero El Balcón también tiene su productora, Luisina Colombo, que es fotógrafa y produce y maneja eventos para artistas como L´osky, La Chiqui Lopez, Pra Cima y ahora también los eventos de El Balcón.  Además tenemos un montón de gente que labura con nosotros, con mi hermana solamente no podríamos nunca, hay un montón de gente involucrada. Esto no es un centro cultural, no lucramos con esto, no hay cursos de nada, más allá de la cultura que es algo especial y tiene que ver conmigo. Es como abrir las puertas y lo que da ganancia da ganancia y lo que no, no. Se gana en otras cosas, que te conozcan a vos, al otro, es eso, poder abrir una puerta, conocer gente, que la gente venga. Si nos va bien a nosotras nos va bien a todos, a Buda, a La Cucha, a Casa Frida, a los artistas. Estamos trabajando para que a todos nos vaya bien”.

Ramona sostiene que el arte debe nutrir a Castelar y que los artistas deberían ejercer el rol de educadores para que no exista la necesidad de viajar a Capital Federal o al exterior del país para poder apreciar las vanguardias artísticas o bien adquirir los conocimientos necesarios para poder apreciar el arte de la modernidad. “Eso de trasladarnos a Capital para que se de una oportunidad, nosotros creemos que en el pueblo, como le decimos a Castelar, también se puede conseguir. Que haya cosas para los castelarenses, arte para nosotros acá,  que vivimos y consumimos en Castelar. Está eso de que no hay galerías, no queremos centros culturales escondidos y rígidos. La casa tiene una estructura de la modernidad, la casa también es eso, traer un poco de modernidad a Castelar, que haya una performance” apuntó la artista.

“Nos cuesta un montón, pero lo estamos haciendo. Queremos que llegue la modernidad y educar con eso también. Nuestra cultura no es folk, somos super ricos en un montón de cosas. Veo a los artistas y mis colegas y estoy super orgullosa, para demostrarle a la gente que acá hay calidad, no es necesario ir a Capital para ver una galería de calidad. No estamos saliendo a pintar porque está de moda o haciendo una instalación porque está de moda. Queremos que se entienda que salimos a decir cosas. Esta bueno ser artista, pero conlleva un compromiso. De decir y estar y que la gente lo entienda. Pero para eso hay que enseñar. No digo, ‘me voy a Capital porque en Castelar nadie lo entiende’. O que me quedo quejándome. Lo hago acá y traigo todo lo que yo sé de mis viajes de Europa, lo que me traigo de Capital, lo que estudié o lo que saben los pibes. Abrir la casa y traer cultura” proclamo Ramona ante las preguntas de Castelar Digital.

La artista vivió toda su vida en Castelar, su infancia la dividió entre la Escuela 7 Tomás Espora primero, y en el Dorrego de Morón después, y el Club Argentino donde practicó natación, vóley y otras disciplinas, aunque recuerda que no necesitaba alguna clase especial para pasar una tarde completa en el club: “Hace mil años que no voy al club, pero me acuerdo de ir a la pileta a la tarde y tirarme arriba en la cancha de básquet, era buenísimo cuando no había nadie, el eco que había!”.

El futuro de Ramona está sumamente ligado al arte y a El Balcón. Por su casa pasaron ya artistas como Jorge Salinas, las bandas Burbujas Amarillas, Derviche,  Betian Nosystem, El Dun Dun, Locomotor; el fotógrafo Polarían, el pintor Julian Doudley, el escritor Fernando Bonsembiante. Y siempre se encontraran las obras de Ramona y la ropa de su hermana Ana bajo su marca Reciclate. “En el futuro vamos a continuar con El Balcón, con Cultura Warhola, hacer ciclos de cine, que venga alguien que cuente algo, 4 o 5 películas. Que vengan músicos a hacer clínicas, de batería, guitarra, canto. Yo voy a dar historia de del arte, Salinas va a dar de la historia de la música. Queremos salir a la calle a hacer cosas. Vemos que en Castelar ya están pasando cosas. Ya siento que está pasando algo, tenemos que empezar a relacionarnos, entramarnos que está bueno”, finalizó la artista de Castelar.

Entrevista: Gabriel Colonna
Redacción: Leandro Fernandez Vivas