Hoy lunes 10 de Abril, la ciudad de Castelar se despierta con una mañana particularmente neblinosa, pero a la vez aliviada por no haber sido víctima del último gran granizo que azotó otras zonas de Buenos Aires la noche anterior. Con estos comentarios y así de distendida comienza nuestra charla con María Angélica, quien hoy se encuentra a cargo de la UVAyJ.

¿En qué año arrancó la Unión Vecinal y cómo surgió?
“La unión vecinal surge de la idea de vecinos que se encontraban muy desamparados en esta zona, que era primordialmente con algunas quintas y se había loteado en las márgenes del Zanjón Martínez que corría a cielo abierto. Matrimonios jóvenes habían comprado su lote, se habían hecho su casita, y viniendo a vivir en esto que en aquel momento era conocido como la Córdoba chica, porque la consideraban una zona alta. Estas personas se encontraban muy desprotegidas en esa época: No había asfaltos, ni alumbrado en las calles, ni veredas, ni cercos, ni gas. Tenían muchas necesidades y no sabían cómo encontrar el camino para satisfacerlas. Estaba la Sociedad de Fomento de Castelar en aquel momento (madre de todas las organizaciones que fueron naciendo). En realidad Castelar existía del otro lado (de las vías). De este lado, en el norte, muy poco había. Estaba el corralón de materiales de Clementoni, quien murió hace poco tiempo, con un tanque de agua famoso, que era como un punto de referencia, en la parada del único colectivo. Un bar en Jonte y Arias, donde los hombres se juntaban cuando volvían del trabajo, antes de cenar, y se ponían a charlar, y entre las charlas estaba este tema de generar una Sociedad de fomento. No se les permitió en aquel momento, porque Castelar ya tenía una. Entonces generaron una Unión Vecinal, que era equivalente a una categoría inferior. Una Unión Vecinal a la que llamaron Arias y Jonte, porque era el lugar donde se juntaban a elaborar los proyectos. También lo hacían en casas de familia y así nació, sin sede propia, la idea de un grupo de vecinos. Se empezaron a hacer festivales para juntar plata destinada a la compra de un lote; lo ideal hubiera sido que se hallara en Arias y Alvarez Jonte, y no acá...en Lincoln. (Risas).
Para las fiestas patrias se hacían asados, en terrenos baldíos; la gente llevaba las mesas tablones, sillas y era la fiesta del barrio. Se hacían carreras de embolsados y cosas así para los chicos. No había otros entretenimientos. Con eso se recaudaba dinero.
Ya nacida como institución, aunque no reconocida aún por La Plata, ya que el reconocimiento le llego después, se consigue comprar el lote para el año 1958. Pero lo compran en Lincoln 777 (risas). Lo compraron pero todavía no tenían la personería otorgada. Uno de los miembros de la comisión directiva, lo adquiere en nombre de la Unión Vecinal Arias y Jonte. Luego llega el reconocimiento como entidad de bien público, la personería y quedaron totalmente legales.”

El terreno adquirido por la UVAyJ era propiedad de la Familia Costa, y está ubicado en la zona llamada Parque Costa. Pagaron 35000 pesos argentinos de contado, y los restantes 35000 a 12 años.

“Inmediatamente se abocaron a construir, ellos mismos. Y fue Clementoni uno de los grandes benefactores, porque les daba fiado los materiales. Era época de palabra, se hacía honor a ella. Y a medida que podían los iban pagando. Se alquilaba el salón para fiestas. Hubo gente que vino para el 50 aniversario y contaba ‘Yo me case acá’ refiriéndose a su fiesta de casamiento. También unos ex alumnos del Inmaculada que hicieron la fiesta de egresados acá, y se uso mucho para bailes que los jóvenes organizaban custodiados por los padres y madres.
Para los años 80, la Unión había logrado muchas cosas: Los asfaltos estaban, el gas estaba, la iluminación de las calles estaba, el zanjón Martínez estaba entubado. Ya parecía que no había motivos de lucha. Entonces se llamó a una asamblea extraordinaria para ceder en comodato por 5 o 10 años, la Unión Vecinal al Municipio de Morón y al Registro Civil. Funcionó aquí una delegación municipal y el Registro Civil, a cambio de construir arriba, cosa que no hicieron. Construyeron al costado en la que era una entrada directa al fondo.
Pasado este tiempo se formó una comisión que impulsó la recuperación de la Unión Vecinal. Se trató de restaurar el lugar que estaba bastante deteriorado. Se incorporó gente nueva y comenzaron más actividades como clases de gimnasia, manualidades, teatro, coro e italiano que es hoy una de las actividades que más atrae a la sociedad.
No se tuvo en cuenta al cederla en comodato, que, si bien se habían logrado ciertos objetivos, había otros que no. Porque ya en la comunidad habían surgido otras necesidades, como que hubiera actividades a las que se pudiera concurrir pagando aranceles más bajos que en cualquier otro lado. También fueron surgiendo nuevas demandas como las cloacas para todos, el bacheo, el control del tránsito, la necesidad de refugios para colectivos, el cuidado de los espacios públicos, el cuidado del medio ambiente, el entubamiento del Zanjón Martinez, el problema de la inseguridad….
Hoy se han sumado muchas otras actividades como joyería creativa, taller de pintura, curso de telar, reestructuración de prendas de vestir, yoga y teatro para muchas categorías (niños, adolescentes, adultos con experiencia y sin experiencia, etc).
Con ese crecimiento en actividades y de socios que tuvimos en todo este tiempo, se pudieron ir haciendo obras, como los baños, la cocina y patio nuevo, se compró una heladera nueva, un horno pastelero, aire acondicionado, etc.”

En el 2006, la Unión sacó una revista para celebrar los 50 años de la sociedad. 50 años llenos de esfuerzo, logros y progreso. El lema de aquel cumpleaños persiste en el cartel que se colocó en el frente: 50 años haciendo barrio.
Desde el 2007 está la promesa del Municipio de un terreno que dejó la ya disuelta Sociedad de Fomento Rafael Obligado, que está en Sarmiento entre Pergamino y Los Indios. Pero también hay un pedido del Colegio Sofía Barat para la utilización de esa propiedad. Ante estas dos demandas, una de una sociedad sin fines de lucro, y otra un colegio privado, decidieron en el Municipio experimentar con lo que será un Comodato Compartido entre las dos entidades. Ambos, el colegio y la unión están ahorrando y planean poder, el día de mañana, construir instalaciones en el lote, que sería utilizado de manera consensuada.
Esta posible adquisición beneficiaría enormemente a la Unión, que tendría un espacio más para la actividad cultural, con talleres y eventos que hoy por falta de espacio no se pueden realizar.

¿Cómo era la vida en Castelar en los inicios de la Unión?

“Yo no vivía acá, era de Lomas de Zamora, pero puedo decirte que este barrio es un ejemplo de cómo consiguieron la iluminación de las calles. Lograron que la empresa eléctrica que estaba en aquel momento, les donara postes. Después hablaban con los vecinos de cada cuadra y decidían quiénes estaban de acuerdo en pagar una bombita para la esquina y que esa bombita consumiera del tablero de la casa de la esquina. Después todos iban a colaborar para pagarle la luz a ese vecino, quien a su vez se comprometía todas las noches a encender y luego apagar la lamparita. Así surgió el alumbrado público (risas)”

También exigieron al municipio adoquines para hacer los cruces de calles, porque cuando llovía esto era un lodazal. Y ordenanzas para hacer los cercos y las veredas.
Era el año 1956 cuando llegaron a esos acuerdos y las primeras cuadras iluminadas fueron: Álvarez Jonte y Giménez, Álvarez Jonte y Montes de Oca, Dean Funes y Francia, y Dean Funes e Inglaterra.

La Unión Vecinal se inaugura en el año 1956. En ese entonces las calles Alvares Jonte y Francia se cruzaban con un puente de cemento por el Zanjón Martínez. En esta, como en casi todas las instituciones que existían en el país, la participación de las mujeres era nula. Las reuniones se realizaban en el horario de 21:30 a 24 Hs, horario que solo permitía asistir al hombre de la casa, ya que la mujer se quedaba en el hogar cuidando de los niños.
Recién en el año 1958 se fundó la comisión de damas. “Eran esposas de los miembros de la comisión directiva” dice María Angélica y se rie: “Eran las esclavas de la comisión directiva, las que limpiaban, ordenaban, conseguían donaciones, lavaban los platos, etc.” (más risas).

¿Cómo llegaste a la UVAyJ?

“Yo me quedé viuda en el 92, y me había jubilado en el 90, una vecina que ya integraba la UVAyJ me invitó. Después de algunas dudas acepté, pero para el puesto de último vocal, y cuando fui a la Asamblea, terminé como secretaria de actas, “Me fui encariñando viendo que había muchas necesidades, pero también viendo con mucha alegría el progreso, los logros, en un esfuerzo compartido por todos los integrantes de la Comisión Directiva. Soy yo en este momento y circunstancialmente una cara visible de la Unión Vecinal, pero aquí hay dieciséis personas que trabajan para el cumplimiento del principal objetivo: velar por el mejoramiento de la calidad de vida de nuestros vecinos. Velar por el bien común.

¿Recuerda alguna personalidad que haya participado en alguna actividad con la UVAyJ?

“Personalidades reconocidas a nivel país no recuerdo, sí personas muy talentosas como Paulina Catuogno que era una escritora de aquí de Castelar, que trabajó realmente muchísimo por la recuperación de la sede, y no pudo continuar por problemas de salud que lamentablemente terminaron con su vida; otras personalidades conocidas no recuerdo, si conocidas por acá como la familia Clementoni en cuanto a facilitar que la gente construyera”
María Angélica al concluir la nota, y mostrando una vez más su empeño por el progreso de Castelar nos menciona algunas de las problemáticas que existen en Castelar, como puede ser el tema de las cloacas, y convoca a las vecinos que se acerquen y participen aportando datos como por ejemplo: ¿Qué hace falta para recuperar la plaza de los Españoles? ¿Hacen falta refugios para colectivos? ¿En qué lugar? ¿Qué inversión se podría hacer con respecto a la concientización y sobre qué tema?

Con toda la información aportada y con las ganas que transmite María Angélica de que Castelar siga creciendo, esta charla nos deja con muchas ganas de continuarla. Agradecemos toda la colaboración y esperamos ansiosos un nuevo encuentro con una persona que además de hacernos pasar un momento grato, con risas y anécdotas nos informó mucho sobre nuestra querida ciudad.


Entrevista: Gabriel Colonna
Redacción: Gabriel Colonna