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Emprendedores
8 Mar 2010

Instituto West desde 1969 enseñando Inglés en Castelar

El prestigioso instituto de inglés, que brinda sus servicios desde hace más de 40 años en Castelar, nos abre sus puertas para compartir sobre su historia y evolución.
Golpeamos la puerta pidiendo permiso, y del otro lado del cuarto, navegando en Internet, se encuentran Sara Luchilo y Alicia Gangui, que nos invitan a pasar. Nos llevan a la dirección, pero esta vez no fue por no hacer la tarea. Ya sentados y listos para empezar, Sara nos señala: Are you ready?
Estas dos lúcidas y conectadas damas, con una admirable pasión por su vocación, que se refleja en todas sus expresiones, nos abrieron las puertas de su instituto y nos contaron de su historia, sus inicios, momentos de crisis y auge.

Sara y Alicia son amigas de la infancia, se conocieron en el colegio donde forjaron una gran amistad que las unió durante tanto tiempo. Una tarde charlando en el jardín de su casa, a fines de los ’60, buscando una independencia laboral, deciden crear un lugar donde ellas pudiesen dedicarse a lo que más les gustaba hacer: enseñar. ¿Y qué mejor que ser dueño? De esta manera fue que lo hablaron con sus maridos, quienes aceptaron y pusieron el capital necesario para que ese sueño se haga realidad.
En la esquina de Sarmiento y Zapiola, en 1969, solo había un terreno baldío.
“En aquella época se encontraban la estación de servicio, el Colegio Sagrado Corazón y el Inmaculada, y aquí estaba ese baldío… nos pareció una buena idea, era una buena ubicación” nos cuenta Alicia. En ese terreno fueron edificando desde cero, sentando las bases de lo que, con el tiempo se convertiría en uno de los institutos de idiomas más notorios de la zona. “En ese momento no imaginábamos que podíamos lograr llegar a esto. No lo pensábamos mucho, solo queríamos proseguir. Fue pasando año a año”.
Ese mismo año ya empezaron con su primer ciclo lectivo, donde las dos dueñas eran maestras, directoras y secretarias. “Hacíamos todo menos la limpieza” (risas) afirma Sara recordando a un “muy buen hombre” que trabajaba en la estación de servicio en frente del Instituto y trabajo muchos años allí con ellas.

¿Cómo recuerdan a Castelar en sus comienzos? ¿Qué comercios frecuentaban?
“Tranquilo, mucho mas tranquilo. Creo que Sarmiento hasta Carlos Casares no estaban asfaltadas”.”En frente de casa había un baldío donde una vecina traía sus tres vacas a pastar, ya hoy no hay baldíos” nos cuenta Sara que desde hace 48 años vive en el barrio.
“En el ´69 empezamos y yo me mude acá a Castelar, mi marido viajaba todos los días desde Capital, hasta que en el ´70 compramos un terreno y de apoco lo fuimos edificando, mientras alquilábamos” nos cuenta por su parte Alicia.
“Para empezar supermercados no había, eran pequeños negocios, almacenes, carnicerías, etc.”, recuerdan. “Abrió un supermercado que se llamaba Canguro que es donde hoy se encuentra la verdulería Molina, y Antiche e Attuali. Fue el primer supermercado. Davi era otro supermercado pero abrió mas tarde, es lo que después se convirtió en Su y mas tarde en Disco” nos cuenta Sara. “La pizzería La Gran Castelar o también llamada ‘la Granca’, en Arias y Carlos Casares, muy popular a donde iban los jóvenes y se reunían ahí”.

¿Qué relación tienen con otras instituciones o clubes de barrio?
“Bueno, yo soy alumna del Centro de Estudios Franceses que queda en la calle Mendoza en Morón. También estudié en la Escuela de Psicología Social de Castelar. Nuestros hijos jugaban al básquet en el Club Morón, mi hijo jugaba con Marcelo Mauri el actual presidente del Club Argentino, quien también fue alumno mío hasta el año pasado. Allí, al Argentino, iban mucho a bailar los alumnos del instituto.
Y los hijos de ambas, los cinco estudiaron música con la conocida señora de Schultis. Uno de mis hijos luego terminó abriendo el Taller de Música de Castelar, que funciona en la calle Luís Maria Drago”, comenta Sara. “Y su marido y yo estábamos en el coro de Morón” agrega Alicia, quien también estuvo en la Sociedad Dante Alighieri.

La nuera de Sara, la ceramista Cecilia Nicolini estuvo participando en los talleres de Marisa Alonso, y formó parte de las famosas charlas gastronómicas de arte que se realizaban en lo de Marisa.

¿De qué colegios provienen la mayoría de los alumnos? “Los alumnos vienen del Sagrado Corazón, del Inmaculada, por una cuestión de cercanía. También del Dorrego, pero de diferentes lugares, también de San Justo, Moreno, pero más que nada de lo que es Castelar e Ituzaingó”.

¿De qué edades son los alumnos?
“Tenemos alumnos desde los 6 años, con un taller de juegos donde los chicos tienen su primer contacto con el idioma de forma placentera. Luego adolescentes, adultos y hasta gente mayor. Recuerdo un señor, que era de la farmacia que está en 9 de Julio y Brown en Morón, muy mayor. Fue uno de los primeros alumnos que tuvimos, ¡y estaba tan entusiasmado! Así como también nosotras ambas estamos independientemente aprendiendo francés e italiano, porque nos gustan los idiomas. No solamente aceptamos a la gente mayor, sino que los esperamos con los brazos abiertos”, asegura Sara.

A mitad de la entrevista, charlando nos encontramos con que hace mucho tiempo, la abuela de uno de nosotros, fue alumna de las entrevistadas. En un lindo gesto, y gracias a la seriedad y responsabilidad de la institución, que registra y guarda en archivo los datos de todos los que pasaron alguna vez por West, fue posible conseguir la antigua ficha que detallaba los datos de la alumna, con incluso sus horarios y calificaciones.

“Siempre es muy reconfortante encontrar a los antiguos alumnos. Ahora en mi clase de italiano tengo como compañeras a ex alumnas mías, por ejemplo Alicia Gugliotti, que era una excelente maestra en la Escuela nº 83 y hoy trabaja junto con Cecilia Tavella dando clases de computación. Y otras compañeras que mandaban a sus hijos aquí.”, nos dice Sara.

¿Cómo fue evolucionando el Instituto? ¿Sufrieron años de crisis?
“Al principio éramos sólo nosotras dos, y sólo teníamos 3 aulas. Con el tiempo pudimos avanzar y construir el piso de arriba. Hoy tenemos siete aulas y nueve profesoras, que varias fueron nuestras alumnas y luego siguieron el profesorado”, aseguran. “Toda la infraestructura del edificio fue planeada para poder ofrecer la mayor comodidad a los alumnos” nos cuentan las entrevistadas. “El pico de alumnado fue con Alfonsín, y luego los años en que tuvimos menos alumnos que el año anterior fueron solamente dos: en 1982, con las Malvinas, y en los ‘90 con Menem. No tanto en la crisis del 2001. Pero lo mas marcado fue en 1982, que disminuyó mucho por el gran rechazo hacia toda la cultura británica, con una guerra que fue una locura. Recuerdo que los chicos nos dijeron: ‘pongan una bandera argentina afuera’, los chicos, no los padres” nos cuenta Sara.

Al día de hoy ya son más de 8000 los alumnos que pasaron por el instituto al “oeste” del Gran Buenos Aires, y se instruyeron en las aulas del elegante edificio.

Sara y Alicia, desde hace 41 años disfrutan de esta tarea que cumplen con profesionalismo y dedicación, y al respecto ellas comentan: “A todas las profesoras nos gusta enseñar. Es lo que elegimos y tenemos que hacerlo con placer. Si no es con placer, no vale. Se tiene que generar una relación de afecto con el alumno, tiene que haber empatía”.


Instituto West
Web: www.institutowest.com

Entrevista: Gabriel Colonna - Agencia SIEN
Redacción: Agencia SIEN

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