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Murga de Castelar Por Siempre Murgueros -2015
Murga de Castelar Por Siempre Murgueros -2015
Imagen ilustrativa
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Sociedad
2 Jul 2015

Por Siempre Murgueros: 15 años bailando en Castelar

La murga que ha llevado a Castelar a recorrer el país con baile, color, música y diversión contó sus secretos. "Podés tener profesión, oficio, pero la murga es vida", explicaron a Castelar Digital.
Al ritmo del bombo con platillo, saltando, bailando y gastando las zapatillas en veredas y calles. Enfundados en violeta, rojo y blanco, la murga de Castelar lleva 15 años de historia haciendo barrio. Por Siempre Murgueros contó sus secretos a Castelar Digital.

La murga, música popular colmada de baile que identifica a las urbes y los barrios a ambas orillas del Río de la Plata conoció un auge inimaginado a comienzos de este siglo. Los problemas económicos y la posterior explosión social dispararon ideas, movimientos y reuniones. Muchas plazas del Conurbano se transformaron en puntos de encuentro, estas especie de tertulias dieron como resultado en algunos casos la difusión de culturas que habían caído en desuso y que pertenecían a otros tiempo. La murga, como expresión barrial, encontró allí un nuevo punto de partida. 

Esas reuniones, esas ideas, y la música de la murga llegaron a la escuela 63 de Castelar Norte donde nació Por Siempre Murgueros hace ya 15 años. Un taller para alumnos, una propuesta y una identidad. Así nació la murga que identifica a Castelar en cada carnaval.

Por siempre Murgueros es la murga más longeva de la ciudad y ha representado a este pueblo en distintos festivales, encuentros y bailes. Desde Mar del Plata a Santa Fe pasando por los barrios porteños y localidades vecinas.

“La murga nació en el colegio, en la 63, que era solamente primaria”, comenzó a narrar Nelo ante las consultas de Castelar Digital. “Era un taller que se daba a la tarde para los chicos de la escuela. Después se abrió al barrio y se fue sumando gente de todos lados. La mayoría fuimos alumnos del colegio, ahora no, pero la mayoría éramos alumnos, todos pibitos. Lo arrancó Andrea que fue corista de ‘Sacate el almidón’, un coro que había en Padua. Y Héctor El Negro que sacó murgas como ‘Malayunta’, ‘Matadores de tristezas’… vino a dar el taller para hacer murga, era la primera en la zona. Geográficamente teníamos la influencia de ‘Los Patabraba de Morón’, histórica de Morón que participó en los carnavales de antaño. De murga real no había tradición, la historia de la murga la estamos escribiendo nosotros”.

Un docente, un grupo de chicos y el compromiso del barrio le fue dando forma. “Ingresé a los 13 años”, rememoró Rodrigo Jimenez y continuó, “me lo comentó una vecina que estudiaba en esa escuela. Fui a ver qué era y no lo dejé nunca más. Nosotros éramos todos chicos y no entendíamos. Había instrumentos, gente que bailaba… al principio fue curiosidad, nos llamaban la atención los instrumentos, ensayábamos, practicábamos y empezamos a salir. Hoy la murga es mi vida, ante todo tengo la murga, podés tener profesión, oficio, pero la murga es vida”.

La organización de la murga en un comienzo era tripartita, estaban quienes se dedicaban a bailar, otros a tocar y otros a cantar. Luego, en la misma escuela, los tres grupos fusionaban lo aprendido en ensayos generales donde se simulaba al público y se intentaba interactuar con él. “Era la puesta en escena de la presentación neta. Después fue fluyendo como crecer en los trajes, en los bailes, arriba de los escenarios”, explicó Luciano Andreoli.

Desde su nacimiento, esta agrupación marcó algunos parámetros para lograr su identidad. “Hay cosas que no se cambian: el nombre y los colores. La forma de vestir tampoco, usamos galera, guantes… en otras murgas las mujeres usan pollera, nosotros no, es optativo. Diferentes lugares y distintas murgas, fuimos aprendiendo de esas murgas con más o menos antigüedad, fuimos alimentándonos. Hoy tenés murgas por todo el país y te vas llevando algo de cada una, ideas nuevas que a vos no se te habían ocurrido”, completó Andreoli.

“Vamos a presentaciones que siempre son cerca, después tenemos viajes que son dos o tres veces al año, o más. Juntamos la plata entre nosotros. Fuimos a Bahía Blanca, a Saladillo. Vamos y pasamos dos noches, armamos las carpas, cantamos canciones, intercambiamos con otras murgas. Estuvimos en Capital, San Bernardo, Mar del Plata, Las Flores, Cason… el nombre Por Siempre Murgueros no solo estuvo en estos lugares, sino en muchos otros. Estuvimos en un encuentro nacional de murgas, en Santa Fe. Fuimos algunos miembros y estuvimos en ese encuentro. El nombre de la murga recorrió así todo el País”, contó orgullosa Camila Oyola, que lleva poco más de un año como miembro de la murga.



Los colores son característicos de cada murga y hacen al espectáculo presentado. Por Siempre Murgueros a la fecha son 40 vecinos, en los momentos de mayor convocatoria llegan a 60. Todos con los mismos colores logran una puesta en escena inimitable: “Al principio la murga nuestra tenía de todo, éramos una comparsa, caseta, repique, cencerro, zurdo, bombo, redoblante, éramos una comparsa. Después fuimos aprendiendo vimos lo que era la murga tradicional y nos gustó: bombo, platillo y cantor. Los colores y el nombre surgieron en la murga. Hace 15 años atrás se llevó el nombre a votación y los colores. Nos dividieron en tres grupos, cada uno tenía que elegir un color. Y salió Violeta, rojo y blanco, y así salieron los colores y el nombre y así lo bancamos”, explicó Rodrigo, otro murguero.

El show

Con década y media de historia, la Murga no tiene contabilizado la cantidad de shows brindados por los muchos que fueron. Empero, algunos quedaron marcados en la memoria de los murgueros. “La primera festividad fue para comprar la tela, el traje, las remeras del primer corso. Así se va dando, en cada corso vas administrando la ganancia para hacer el corso la semana que viene. También aparecieron fiestas de quince, fiestas murgueras, que puedas ir a trabajar aunque no sea carnaval. Algunos cobran entradas o buffet. Siempre tratamos de autoabastecernos, no recibir ayuda de nadie. La ayuda siempre viene con otra idea, ‘te ayudo para después pedirte’. Han venido partidos políticos a ofrecerte telas, instrumentos, que vendría buenísimo, El bombo con platillo es carísimo! Pero nosotros preferimos esto, hacerlo a pulmón, romperse el alma para después comprar los trajes o los guantes, los silbatos y básicamente lo que se va rompiendo”, destacó uno de los murgueros sobre los primeros shows.

“En el 2002 había una integrante que tenía una dificultad respiratoria. Hicimos eventos y corsos para juntar la plata. Porque esta familia no tenía plata para pagar el respirador. El corso ayudó para satisfacer un poco la plata que necesitaba la nena. Y haciendo el corso en el barrio, todo el barrio se enteró del caso de la nena y así pudieron acercarse a ayudar”, recordó Rodrigo. “Algo que hicimos hace unos años atrás, nos organizamos con los comerciantes de la zona, juntamos juguetes y lo llevamos al Hospital Posadas. Se los dimos a chicos que estaban internados hacía mucho tiempo y los padres prácticamente vivían en el hospital, porque volver les era lejos. La satisfacción de ver un chico con el juguete y el padre agradecerte. El padre emocionado diciéndote ‘gracias porque el único regalo del día del niño que va a recibir es por ustedes que pensaron en los chicos que no tienen’. Fue una anécdota muy linda, poder pensar algo así como familia”, recordó otro murguero.

“El primer laburo social fue juntar a los pibes del barrio. Y otro fue que gran parte de los chicos de la murga conocieran el mar por primera vez. El mar, que es algo para muchos de todos los veranos, muchos pibes de la murga conocieron el mar gracias a la murga. Fuimos a San Bernardo, Mar del Plata, y así vieron el mar por primera vez”, destacaron.

La murga de Castelar participa asiduamente con otra institución del barrio con fines solidarios. “Con los chicos de Sonrisas Solidarias nos conocimos en facebook y nos invitaron a participar en los festivales solidarios en Castelar. Por nuestra parte hemos ido también a jardines, colegios, actos patrios, centros culturales, acá tenemos un centro educativo que nos pidió que vayamos a dar un taller de murga para entretener a los chicos. La murga es una expresión que puede entrar en cualquier lado, te va a dar color y vas a quedar muy bien con la actuación. Ya de por sí hacer un corso eso es una manera, un acto social muy importante. La entrada libre y gratuita. La gente del barrio, sale se reúne, la pasa bien. Ya la gente del barrio te pregunta cuando vas a hacer un corso. Viene la familia, salen a la plaza. Eso es bastante positivo”, señaló Daniel “Nelo” Baello.

Desde aquellos primeros corsos tímidos por las calles cercanas a la escuela que los vio crecer, los murgueros de Castelar llegaron a codearse con las murgas históricas de la ciudad de Buenos Aires y a participar de los festejos por el retorno de los feriados de Carnaval. Estas celebraciones se realizaron en Morón reviviendo las viejas comparsas, desfiles y murgas que habían desaparecido cuando se abolieron los feriados en la última dictadura militar. “Cuando estuvimos en Morón, en el corso grande, estuvimos delante de treinta y cinco mil personas…estuvo buenísimo el marco en que estuvo. Morón tuvo carnavales históricos hace una bocha, se hacían en la calle Belgrano, desde Yrigoyen por Belgrano hasta la plaza. Después eso desapareció por mucho tiempo… y con la restitución del feriado de carnaval, se decidió hacer los corsos en celebración de que habíamos recuperado el feriado nacional que la dictadura había sacado. Se hicieron tres días en Morón y participaron todas las instituciones carnavaleras. Nosotros actuamos el lunes de carnaval y fue buenísimo, ahí imaginate, una murga de barrio, actuar frente a 30 mil o 35 mil personas en toda la Avenida Yrigoyen. Eso fue una cosa espectacular, que marcó un motón”, destacaron.

La murga y los murgueros

Por Siempre Murgueros no tiene límite de edad ni de pasión, desde los hijos de los murgueros, hasta vecinos canosos y colmados de historias, todos pueden bailar, cantar o tocar en la murga. “Lo que tenemos que resaltar de la música nuestra, es que es una familia. Vienen nenes, bebés hasta otros como yo que soy un jovato de otro lado. Yo empecé con mi hijo, lo acompañé y me enganché. Uno los acompaña, además de ser un integrante más, es una compañía, soy el abuelo de todo esto, el viejo gruñón. Lo importante es el ambiente familiar. Todos los corsos que se han hecho son pensando en la familia, en dar un buen espectáculo que le guste a la familia”, explicó Claudio “Puchulo” Andreoli, y continuó, “Vos cuando querés conquistar a tu novia tenés que conquistar a tu suegra. Para tener la entrada ligera a la casa. Un poco acá es lo que buscamos hacer: conquistar el barrio. Castelar no es un barrio tradicional murguero, es un barrio que todavía tiene algunas cositas. Pero día a día la gente va aflojando un poco y entiende que la murga, no es la murga de borrachos… Yo tengo 65 años y vengo de murgas donde era normal, que después hubiese lio, bronca, acá no. Otra de las ventajas es que nosotros no tenemos rivalidad con los barrios. Vas a capital y tal barrio no se puede cruzar con tal otro porque se arman trifulcas de locos, hay bronca, hay lio, de lastimarse, romper micros. Acá no hay drama, porque si vos sos de tal club, si vas a otro barrio que es de otro club, se arma. Nosotros no representamos a un club o a un partido”.

Reunidos en la Plaza de los Inmigrantes, ubicada en Tucumán y San Nicolás, una docena de bailarines y músicos de la murga brindaron a Castelar Digital sus experiencias. Los testimonios se sucedieron contando cómo cada familia integró la gran familia de esta murga. Algunos testimonios, son más emotivos, otros más graciosos o colmados de anécdotas, todos forman la identidad de Por siempre Murgueros. “Llegamos a la murga hace un montón de años. A escuchar murga. Fue gracias a Victoria, ella tiene síndrome de down y le encantaba mirar y escuchar la murga. Fueron muchos años de llevarla. Y llegamos a esta murga, empezamos a mirar, a compartir, a disfrutar de este folklore. Yo lo veo como algo social”, explicó Sergio de la Vega, esposo de Graciela y papá de Victoria, hoy los tres son  miembros de la murga. “Hace cuatro años empezó a formar parte con su trajes, fuimos medio injertados. Lo importante en la murga fue la aceptación de Vicky. Hay murgas de chicos especiales. Que era lo que no queríamos, porque queríamos que ella siempre esté integrada. También en el colegio común, cuando pierde esa posibilidad en el colegio, buscamos un club o algo y encontramos la murga… la hacen sentir una más, eso cuenta y es sólo en esta murga”.

“Arranqué más o menos cuando tenía dos años. Cuando nací, mis hermanos venían a la murga. Me encanta cuando salimos, cuando en el micro vamos cantando, es mi vida, mi segunda familia, mi casa es esto. Mis sobrinos, mis hermanos participan en la murga”, destacó Brisa Ortiz y continuó, “la primera fue mi hermana Florencia, veníamos de otra murga que salía por Morón. Después de Florencia me sumé yo, después mis hermanos, sobrinos. Hoy llevamos 14 años de murgas. Mis hermanos tuvieron hijos y vienen a la murga, es muy copado que estemos todos en la murga. Vos imaginate que llega el sábado, tenemos un actuación, es levantarse, bañar a todas las nenas, preparar los trajes, venir, subir al micro, bailar en otro lado, que se te duerman los nenes, es un sentimiento compartido”.

Murgueros por siempre y hasta la eternidad

Las miradas se comparten, los anhelos crecen y cambian pero los sueños se mantienen. Si al comienzo del viaje que realizó la murga la meta fue tocar en los corsos de la ciudad de Buenos Aires, compartir la historia de la gran ciudad como su folklore, ahora la meta es hacer perdurar la murga y que su sello sea parte de la identidad de Castelar. Muchas familias llevan la murga como parte de su estilo de vida, sin separarse de las características propias que brinda el barrio a cada uno de sus habitantes, pero llevando el corso, el carnaval y los bailes como un estilo de vida propio. “El objetivo en realidad es perdurar, seguir con la tradición. Ha entrado gente, ha salido gente, pero queremos la murga dure, es de Castelar y que dure hasta la eternidad. Que la mantenga la gente, el barrio, decir barrio es chico, porque tenemos gente de todos lados, pero queremos que la murga siga. Hay objetivos específicos para trabajar en el año, como generar un ingreso para salir en carnaval, pero lo primordial es la murga, que el barrio tenga la murga, que siempre salgamos a divertir a la gente que para eso hacemos lo que hacemos, que todos seamos por siempre murgueros”, finalizaron.

Entrevista y fotos: Gabriel E. Colonna
Redacción: Leandro Fernandez Vivas

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