El Surco Loco cumplió 50 años y lo festejó en su local
La historia comienza en octubre de 1968. Castelar era otro: el centro era apenas unos pocos locales hasta la intersección de Casares con Arias, la calle Pompeya no existía, era parte de una quinta, y los baldíos competían con las viviendas en cada manzana. “empecé a los 23 años, El Surco Loco es todo para mí: me casé, tuve mis hijos, compré el local que tengo ahora. Empecé en la Galería Norte, en la planta de abajo, en el local donde ahora está Rapipago, donde estaba la calesita. Era un local de paredes de vidrio, ahí estuve hasta marzo del 74 que alquilé el local de la calle, el primero de la derecha entrando por Casares, hasta el 78 que me mudé a este. En el 77 compré este local, pero eran todas casas, la esquina era terreno baldío y no me quería alejar del centro. Me vine igual y por suerte seguí vendiendo, los vecinos me acompañaron”, explicó el vecino.
“La calle Pompeya no existía, era una quinta, y en Sarmiento el asfalto llegaba hasta Carlos Casares. De ahí a Santa Rosa era de tierra. En el 78 había una peluquería de mujeres, Salón Azul, enfrente eran todas casas; donde está Gas Natural era terreno baldío. Enfrente, donde es Pompeya, la cortada, era todo terreno baldío; estaba el banco de Galicia donde está la blanquería... No había ningún edificio, era un pueblo, se conocía más a los vecinos, te saludabas con todo el mundo. Ahora con todos los edificios igual Castelar es una ciudad chica y nos conocemos”, rememoró el vecino sobre cómo era aquel pueblo a la vera del Sarmiento.
Castelar Digital entrevistó a Oscar para hablar sobre El Surco Loco en sus primeros años de historia, en 2010 (Ver: El Surco Loco desde 1968 en Castelar), desde entonces el mundo de la música ha mutado, el CD es casi una rareza que adquiere la generación nacida en los ochentas o antes y el casette difícilmente se consigue. Lejos quedaron los discos de vinilos, aunque en los últimos años los Long Play han reaparecido, y no existe otro formato físico para la música. El mundo digital acaparó el mercado de las canciones, los acordes y los tiempos: “la música que se baja o se escucha por internet, nos mató a nosotros, a las casas de fotografía y a las imprentas. Foto en papel no se hace más, las facturas se envían por mail, la música lo mismo, es todo digital. Solo se llevan el CD por el original o para escuchar en el auto. La música en pendrive lo tenés que hacer en tu casa, no se vende”.
El Surco Loco sobrevivió a los cambios de época, de músicas, estilos y artistas. De los primeros afiches de Palito Ortega, Sandro, el Club del Clan, The Beatles y The Rolling Stones, a otros de Queen, Los Abuelos de La Nada o Sergio Denis para luego darle lugar a Nirvana, Andrés Calamaro, Los Caballeros de la Quema o Shakira. “La música es todo. Me gusta la música lenta, la música tranquila, me gusta Bon Jovi, los temas lentos de los Beatles, de los Rolling Stones, George Michael… Espero estar unos años más, aunque esto en cualquier momento se termina, porque ya el CD no se vende y la música se baja de internet. Aunque ya tengo 73 años, quiero estar unos años más”.
La disquería de Carlos Casares es uno de los puntos de la ciudad que más famosos ha convocado: “Me compraron discos Libertad Leblanc, Érica Wallner, Carlos Estrada, la hija de Moria Casan, Hasta Ludovica Squirru me vino a comprar un CD. Vinieron Chicho Serna, el Vasco Arruabarrena. Muchos del ambiente futbolero y artistas de Castelar. Los chicos de Ella Es Tan Cargosa, Goyi Alzaibar también, Diego Alfonso, Prometeo. Matías Santoianni viene siempre, es muy amigo mío. Topa vino dos veces, cuando nadie lo conocía, para que yo le vendiera los CD”, señaló Salomone antes de confirmar uno de los mitos de Castelar, la presencia del músico más convocante de los últimos tiempos paseando por la ciudad, “Vino el Indio Solari acá. Estaba con gorra y lentes, iba a una odontóloga de la otra cuadra. También pasó por acá Antonio Birabent y no lo reconocí. Me preguntó por un disco de él y no tenía nada. Se fue y se quedó sentado en La Cortada. Vino un vecino y me preguntó ‘¿Viste quien está en la cortada? ¡Birabent! ‘ , vino a mi negocio y yo le dije que no tenía nada!”.
El 23 de octubre no fue un día cualquiera para el centro de Castelar y sus comerciantes. Cuando calló la noche el Surco Loco reabrió sus puertas pero no para vender CDs, sino para recibir amigos y compañeros de anécdotas: “vinieron amigos de toda la vida. Brindamos, tomamos unas copitas de champagne con Jose Domani, Cacho Eber, Carlitos Merlo, Adolfo Seara del Centro Comercial e Industrial que somos muy amigos. Fuimos 30 o 40 personas, muy lindo”, contó Oscar.
“Quiero aprovechar esta nota para agradecerle a mis clientes lo que hicieron por mí, gracias a ellos estoy como estoy y vivo como vivo. Tengo clientes que son tres generaciones, viene la mamá, la hija y la nieta. Me pasa todos los días que salgo a la puerta, pasan 50 personas y 46 me saludan, soy más famoso que el Intendente de Morón, todo el mundo me saluda. Cada saludo lo agradezco muchísimo”, se ríe y finaliza Salomone.
Cada día, desde temprano y hasta la tarde, un sector especial del centro de Castelar se presenta con música, la misma que durante 50 años los habitantes y vecinos llevaron al interior de sus hogares ya sea en casette, cd o long play, el Surco Loco musicalizó la vida de miles de vecinos de Castelar.
Entrevista y fotos: Gabriel Colonna
Redacción: Leandro Fernandez Vivas