Castelar y Morón, espacios diferentes con sus similitudes
En diálogo con Castelar Digital, el Arquitecto Kevin Zanola, presidente de la Asociación Comercial e Industrial de Morón, comparó las dos ciudades y sus centros comerciales para destacar sus mejores características.
El centro de Morón es un punto neurálgico para la conexión del oeste del Conurbano. En la Plaza La Roche y los alrededores de la estación del ferrocarril Sarmiento se encuentran las terminales y paradas de colectivos que se disparan hacia localidades distantes como San Isidro y La Plata y otras no tan alejadas como San Miguel, Rafael Castillo, Ramos Mejía y hasta la Ciudad de Buenos Aires. El inmenso caudal de pasajeros alimenta el comercio pero también trae aparejados problemas de inseguridad. Zanola destacó que Morón sufre tres tipos de robos comunes, aquellos perpetrados por las llamadas “mecheras”, ladrones que aprovechan el descuido de los vendedores para llevarse mercadería; los ladrones que atacan a cara descubierta pero armados, y se llevan los montos de las cajas registradores; y, los más temidos, los boqueteros, que actúan los fines de semana y amparados por la oscuridad de la noche para ingresar, haciendo agujeros en paredes y techos, a los comercios y llevarse el stock del depósito.
El fin de semana pasado, dos locales ubicados en Almirante Brown casi esquina 25 de Mayo sufrieron el ataque de boqueteros, quienes ingresaron con el fin último de acceder a una agencia de viajes lindera, pero una alarma disparada oportunamente frustró el atraco.
Aun este tipo de robos en Castelar no son comunes ya que, aun teniendo también un fluido número de clientes, la ciudad vecina a Morón conserva su espíritu de pueblo: “El comerciante de Castelar es vecino. El de Castelar cuida la zona porque es de la zona. Vive ahí, sus hijos van al colegio ahí, es del barrio. El de Morón, no. Factura, baja la cortina y se va a la casa en otro lugar. Existe muchos comerciantes de pequeña cadena, que tienen un local en Morón, otro en Merlo y otro en San Justo, y viven en la ciudad de Buenos Aires. Los viejos comerciantes de Morón, los que todavía trabajan en la zona, viven en Castelar, o Leloir, no en Morón”, destacó el Arquitecto Zanola.
Castelar ha crecido en la última década a una velocidad muy superior a su desarrollo normal. Los permisos para edificar en altura multiplicaron los habitantes en el entorno de la estación del ferrocarril y multiplicó el tránsito en sus principales arterias. Sin embargo, Zanola sostiene que si bien es inevitable que adquiera las características normales de todo centro comercial, debe buscar la manera de no parecerse a Morón: “En algunas cosas Castelar se puede transformar en un pequeño Morón. Ya está en camino a complicarse la carga horaria. El comerciante de Castelar cerraba al mediodía, pero al crecer empiezan a aparecer las franquicias, empiezan a aparecer los alquileres altos porque es un punto en donde las empresas grandes aparecen en el barrio. Castelar aparece en el radar entonces mandan franquicias, Café Martínez, por ejemplo. Entonces sube el alquiler y la manera de facturar más para pagarlo es ampliando los horarios, la respuesta fácil es no cerrar al mediodía. Si tu competencia no cierra al mediodía vos tampoco. Tampoco cerrás el sábado a la tarde, chau el sábado inglés. Y así se transforma en un polo comercial y deja de lado el barrio. Perdés cosas para convertirse en algo comercial”, se explayó Zanola.
La manera de enfrentar el cambio, según el Presidente de la ACIM, sería generando una identidad particular ligada directamente a Castelar y su historia: “De todos modos, no creo que Castelar se transforme eventualmente en un pequeño Morón. Esperaría que sean lo suficientemente inteligentes para ser un centro comercial con identidad propia. Morón tiene mucha gente de paso, gente que viene de otro lado, llega a Morón y se va a otro lado. En Castelar, el que pasa por el centro es de Castelar, baja en Castelar y se va a su casa. En Morón no, las 300.000 personas que pasan por el molinete de Morón se toman un colectivo que vaya a San Justo, a Hurlingham, San Miguel, Isidro Casanova. Morón es un centro neurálgico de trasbordo. Eso hace que nuestro público sea otro. Castelar puede manejar su público más cómodamente: no tienen problemas de tránsito, aunque crean que los tienen; no tienen problemas de inseguridad aunque crean que los tienen; hasta no tienen problemas de higiene, ni con la venta ambulante. Morón es de altísima complejidad comparado con Castelar”.
“Yo soy castelarense, pero no trabajo en Castelar. Si yo trabajara en Castelar pensaría en darle a Castelar una identidad propia, un sello, una marca registrada. Que lo tenga Castelar y no otro. Tratar de que haya más bicicletas menos autos, darle descuentos al que viene en bicicleta. Apostar a la ecología, del barrio, del pueblo, de la comunidad, la cortesía. No tratar de hacer de Castelar un microcentro o un Morón centro, sería un desperdicio. No les va a dar para ser Morón y van a quedar a mitad de camino. Si le das identidad, decís ‘así es Castelar, así somos’, es la identidad. Ya de por sí es un poco así por el origen de Castelar, pero lo buscaría como marca propia”, finalizó Kevin Zanola.
Entrevista y redacción: Leandro Fernandez Vivas
Fotos: Archivo