Stand Up en Castelar de la mano de "Un poco nos pasa"
El Stand Up nació hace años en Estados Unidos, pero desde el comienzo de este siglo ha ganado un lugar importante en los teatros, bares y complejos culturales de la Ciudad de Buenos Aires y gran parte del país. Castelar no podía estar exento de esta ola y tendrá su show de esta disciplina en el bar Kamala. “Un poco nos pasa- stand up show”, inició sus presentaciones hace pocas semanas. Propone la presentación de cuatro monologuistas rotativos que buscarán hacer reír a todos los vecinos bajo la dirección de Fernando Rodríguez, quien oficia de maestro de ceremonias: “El stand up es un espectáculo, pero yo le digo el arte del stand up”, disparó el humorista ante las preguntas de Castelar Digital. “Kamala es un lugar chico, propicio para el stand up, porque es una disciplina que necesita del contacto directo con la gente. Está bueno que sea chico y estén apretados, así podes hacer participar a la gente. En Kamala se arma la escena, el escenario, las luces. Al bar se lo modifica. Está bueno que a un bar se le cree un escenario. También tocan bandas y se le da el espacio al arte”, apuntó sobre la esquina que los reunirá en varios show en los próximos meses.
La primera presentación contó con los monólogos de Pablo Rochela, Diego Vitis, y Mariano Hurtado, junto con Rodríguez. “Mariano estaba muy contento porque el stand up llegara al oeste”, apuntó el maestro de ceremonias. “Lo que nos define en el stand up es el público. No se podría hacer nunca sin gente; es frio y chocante hacerlo con risas grabadas. Es comediante en vivo, de pie, con gente que participe. No se busca hacer hablar al público, ni hacerlo subir al escenario pero quizás si una pregunta, un comentario”, explicó.
La relación entre Fernando Rodríguez y el público comenzó en su adolescencia. Con apenas 13 años inició sus estudios en la Academia Internacional de Magia y comenzó a animar eventos y hacer presentaciones con sus ilusiones. “La primera presentación fue en un teatro de capital, cerca de Congreso, con una capacidad de 150 personas. Estuvo muy bueno, tenía 14 años. Fue hacer una ilusión con un amigo. Hicimos pasar alguien del público que hizo flotar al papel con su energía y pasamos una argolla para mostrar la limpieza del truco y terminó con un fogonazo”, recuerda.
Aún cuando había sido fichado para integrar la Selección Argentina de Hándbol, prefirió la magia y los escenarios. “Entrené con ellos y con la selección Metropolitana. Practiqué hándbol en el Dorrego, donde hice la primaria y me llamaron para la integrar la selección, pero yo lo hacía por deporte. No me interesaba la competencia, y los días que jugábamos eran los mismos en los que tenía que hacer magia. Así que tuve que elegir”, apuntó. Terminó la escuela en el Colegio Belgrano de Ituzaingó y se volcó a la Universidad de Morón para estudiar turismo. Inició con la tecnicatura y siguió con la licenciatura, siempre buscando ser guía para estar en contacto con la gente y frente a un grupo. “Cuando uno es chico lo llaman ‘llamar la atención’. Siempre le dicen así, ‘vos querés llamar la atención’, y uno dice, ‘no, no, no’. Pero a veces si, era eso. Durante la adolescencia trabajé de mago. Estar ahí, de tan chico, tratando de entretener a la gente, con un punto de vista de animación, más allá de la magia y lo cómico; era estar ahí. Esto me fue llevando a lo que hago actualmente”, apuntó el cómico.
Durante los viernes, y ya desde hace años, conduce el Karaoke del boliche 007 de Ramos Mejía donde busco salir del común espacio del karaoke para darle más espacio al conductor, al animador, “al show man”. Esta veta se replicó durante un tiempo en Castelar hasta que el escenario dio lugar al Stand Up. “A mí me daba miedo el público de Castelar. Cuando propuse hacer el show acá no sabía cómo se lo iban a tomar. En Castelar y muchos lados, la gente escucha ‘stand up’, pero no saben lo que es. Siempre al hacer el show hay que explicar qué es y qué significa, porque esperan al humorista de siempre, el cuenta chistes, entonces no nos llegan a entender. Esto hace que, en ocasiones, se pierdan de engancharse en el mundo que crea el monologuista. Con los shows en Kamala tenía muchas expectativas… y la verdad la gente reaccionó de lo mejor, el lugar desbordó. El público estaba muy alegre, muy enganchado”.
Fernando Rodriguez inició su carrera en la escuela de monologuistas Señales de Humor que lleva más de 6 años trabajando en el Complejo La Plaza de la calle Corrientes en la Ciudad de Buenos Aires. Además entrena Clown en Espacio Aguirre, la escuela Marcelo Katz, y practica Improvisación Teatral con Charly Arzulian. Tras infinidad de presentaciones en teatros y bares de Capital Federal (Guapachoza, Vuela el Pez, Maestro Pueblo, Paseo la Plaza, Terraza Bar, entre otros), trajo su humor a Castelar. Reconoce que incluye su veta humorística en todos sus trabajos de animación pero dejó de hacer magia por respeto a los magos y a la disciplina misma que requiere tiempo, práctica y dedicación. No obstante, su primera escuela fue el ilusionismo, y desde allí aprendió a pararse sobre un escenario. Todos sus estudios apuntaron a hacer crecer al animador que busca ser y que entretiene desde los escenarios del oeste del Conurbano. “Todo lo que viví con la magia, con el karaoke, con la improvisación y el clown, todo explota cuando piso los primeros escalones del escenario”, finalizó el humorista.
El show “Un poco nos pasa” volverá a presentarse en Kamala, Montes de Oca, esquina Carlos Casares, el próximo 28 de junio y se estará repitiendo, rotando los monologuistas para que siempre sea distinto, cada tres semanas sobre el mismo escenario.
Entrevista: Leandro Fernandez Vivas
Redacción: Leandro Fernandez Vivas