Acompañado por la ciudad de Castelar desde la infancia, Juan Carlos Martínez dedicó su vocación, el periodismo, a difundir desde las calles que conocía las historias y las verdades de sus vecinos.

Paralelamente, de la mano con los distintos medios que creó, desarrolló una carrera política cercana a su barrio que lo llevó a ser el titular de la cartera de seguridad del Municipio de Morón, y el secretario de dos de las Unidades de Gestión Comunitaria más importantes del distrito. Además, dejó su huella en varias instituciones de nuestra ciudad y hasta ayudó a señalar sus límites cuando Ituzaingó y Hurlingham se convirtieron en municipios autónomos.

Toda su vida vivió en Castelar, primero en la casa paterna en Bernardo de Irigoyen, entre Bogado y Pasteur, y luego ya con su propia familia en la calle Monteverde. Fue en esta ciudad donde inició sus trabajos periodísticos y donde junto con compañeros de estudios fundó la Cooperativa de Trabajo para la Comunicación Social, cuna de la radio FM En Tránsito, el periódico La Calle y actualmente, editora de la revista Güarning.

Pero aún antes de ser periodista, dio sus primeros pasos en la política militando desde su colegio en centros de estudiantes y otras organizaciones. Tras la realización de la escuela primaria en la Nº 17 de Castelar Sur, completó el secundario en la Escuela Nacional de Comercio José Manuel Estrada de Morón. Fue también por esos años que empezó a mirar a su alrededor de una manera distinta y a pensar en cómo cambiar la realidad que lo rodeaba: “sería el año 73, yo tenía 15 años. Hicimos una visita solidaria a un orfanato muy grande de la Provincia de Buenos Aires, el Instituto Riglos, estaba en Moreno, hoy es un Centro Universitario. Fue muy duro para nosotros: el impacto de ver esos chicos institucionalizados en un edificio frío, por centenares, con una necesidad de afecto.  Empezás a ver la realidad y cómo funcionan mal las instituciones… fue muy fuerte. A partir de ahí empieza una mirada y una observación de las cosas, crítica y cuestionadora”, apuntó Martínez a Castelar Digital y continuó, “hasta llegar a la dictadura militar que fue tremendo, yo tenía 17 años. La fui llevando hasta que en 1980 empecé a trabajar en política en el Ateneo Arturo Illia que estaba frente a la parada de taxis del lado sur. Éramos muy pocos. La primera participación mía fue en la Marcha de la Multipartidaria… terminó mal, con la militantes golpeando con vallas las puertas de la Casa Rosada. Estaban todos los líderes políticos de ese momento, entre otros, Raúl Alfonsín…  a fines del año 80, a partir de esa marcha no dejé de participar por las cosas que creo”.

Aún cuando su veta política ya había florecido, debieron pasar algunos años más para que decidiera su vocación: “aún estábamos en dictadura y yo trabajaba en un banco. Un día iba a haber una volanteada por la calle Florida, de 20 minutos a las 11 de la mañana. Era repartir volantes y después dispersarse y volver cada uno a su banco, era un flash. Entre el movimiento bancario y el diario Crónica había un diálogo, como todos los sindicatos y Crónica; esa volanteada salió en la quinta edición de Crónica que era a las tres y media de la tarde.  Ahí me di cuenta de la importancia de los medios”.
Comenzó a estudiar periodismo en la Escuela Nacional de Periodismo, antecesora de la carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires. Allí conoció a otros jóvenes con quienes a mitad de carrera decidió lanzar en Castelar el periódico La Calle: “hacemos una primera experiencia contratados para un periódico de La Boca. Eran los primeros tiempos de democracia , y fue para un dirigente político de ese barrio porteño. Era un periódico netamente político, ya empezaban a surgir medios alternativos. Tras esa primera experiencia nos surgió la idea de hacer un periódico nosotros mismos. El  25 de febrero de 1986 creamos la Cooperativa. Un rasgo de mi personalidad es que soy demasiado formal: primero inscribimos la cooperativa y después salió el periódico, el 2 de abril de 1986 sale el primer ejemplar de La Calle. Era muy pretencioso para un diario local pero éramos un equipo muy fuerte ”.

Tras sus trabajos en papel y la difusión que obtuvieron en la ciudad surgió la primera propuesta radial: “había una radio por cable, la Alfonsina Storni, que funcionaba en el restaurante Los Troncos, ahora se llama Los Broncos, en Andrade y Zeballos, ahí nos invitan para hacer un programa de radio, duramos tres días… fueron tres programas netamente políticos y los dueños quedaron horrorizados”.

“Habíamos sentido el placer de hacer radio. Éramos todos jóvenes, y en su mayoria militantes, era un momento extraordinario para hacer cosas. El periódico al ser mensual era una carreta y queríamos algo vertiginoso. Nos reunimos el día del periodista –7 de junio de 1987- ya con la idea de buscarle una solución. No había Internet, ni teléfonos, ni computadoras, teníamos discos de vinilo, casetes, pasacasetes, y buscábamos una ‘galleguita’. En Europa las radios piratas, que se las llamaba así porque en Inglaterra transmitían desde alta mar porque en tierra sólo podía transmitir la BBC, usaban equipos que acá llegaban con el nombre de galleguitas. Lo que se conseguía acá, en las casas de la calle Mendoza de Morón, era el kit de radio, pero tuvimos la suerte de que un vecino de Castelar ya armaba transmisores, y la entrega era casi inmediata. 32 días después de la primera reunión, el 9 de julio del 87 salió al aire la FM En Tránsito”, rememoró orgulloso Martínez.

La famosa radio de Castelar tiene el mérito de ser una de las primeras que en el espectro de las FM llevó adelante programas con contenido sin limitarse sólo a lo musical. En el país existían tan solo 44 emisoras, la mayoría AM. Además, En Tránsito fue la primera dirigida por una cooperativa, tal cual se mantiene su organización hasta el día de hoy. Juan Carlos Martínez fue el encargado de iniciar la transmisión acompañado por María Gabriela Romero en el programa Andenes que se mantuvo al aire durante diez años, hasta 1997, cuando Martínez se volcó por completo a la política.

Apenas iniciada la década de los noventa, Martínez comenzó a relacionarse con los miembros de la Comisión directiva de la Sociedad Fomento de Castelar quienes en 1993 lo eligen como Director del legendario periódico La Voz de Castelar que desde el comienzo de la institución había informado a los socios y vecinos de las actividades del pueblo y la ciudad: “después de un impasse de cuatro años reinició La Voz de Castelar. El director anterior había sido Alberto Luis Ponzo. También estaba Juan Artigues. Yo iba a las reuniones, pero estaba con monstruos: Salvador Xargay, Adolfo Repetto, Ponzo, Luisa Manetti. Personas extraordinarias que habían logrado agua corriente y cloacas para Castelar, mil líneas telefónicas, cuadras de asfalto, plazas y veredas arboladas. Eran personas que habían sido exitosas en su vida personal y le volcaban a la ciudad su tiempo libre en beneficio de la sociedad”.

La Sociedad de Fomento marcó el punto de inflexión entre las vocaciones de Juan Carlos Martínez. De la mano de La Salita se interiorizó aún más en las problemáticas de sus vecinos y las afrontó desde foros vecinales. En conjunto enfrentaron la corrupción policial arraigada en la comisaría de Castelar Sur, pusieron las bases para la creación del Hogar San José y, enfrentándose al oscuro poder municipal del, en ese entonces, Intendente Rousselot lograron levantar, en lo que era una guarida de matones, lo que hoy es la Biblioteca Popular 9 de Julio.

Con un comienzo netamente comunicacional, Juan Carlos Martínez pasó de la radio y el periódico a los recintos municipales desde donde continuó trabajando para mejorar el entorno de sus vecinos. En esta primera entrega Castelar Digital realizó un veloz repaso sobre la creación de la Cooperativa de Trabajo para la Comunicación Social y los principales medios donde Martínez plasmó su impronta. En la próxima entrega el periodista se convierte en político.

Entrevista: Gabriel E. Colonna
Redacción: Leandro Fernandez Vivas
Fotos: Gabriel E. Colonna