El creador del Obelisco y el Gran Rex diseñó el primer barrio parque del oeste
Por: Leandro Fernández Vivas.Los terrenos que componen al barrio destacan por su tamaño y espacios. Con prevalencia del típico chalet de tejas españolas, y con cada vez más viviendas de líneas modernas, aún no tiene grandes edificios ni pequeños complejos. A pesar de tener una gran historia detrás, pocos vecinos conocen a este sector de Castelar por su verdadero nombre: Barrio Parque Castelar. Y menos aún que su diseño lleva la firma de los creadores del Obelisco Porteño, del Gran Rex, la Avenida General Paz y muchas otras construcciones icónicas de todo el país.
Corría la década del 20 cuando el puñado de casas que rodeaban al anterior apeadero kilómetro 22 del Ferrocarril Oeste se estaba transformando en un prometedor pueblo bajo el nombre de Emilio Castelar. Intermedio entre dos cascos urbanos más populosos, como lo eran Ituzaingó y Morón, y con conexión directa con el centro de la Ciudad de Buenos Aires gracias al tren, Castelar comenzó a crecer y muchos inversionistas vieron en estas tierras el lugar donde desarrollarse. Así lo creyeron dos jóvenes arquitectos que se habían formado en Argentina pero que habían completado su estilo y adoptado las tendencias de vanguardia en un largo viaje de estudios por Europa. Alberto Prebisch y Ernesto Vautier aún no sabían que su nombre quedaría ligado a cientos de construcciones en el país, pero estamparon su firma en un nuevo barrio en Castelar.
Era 1928 cuando el empresario santafesino Juan Francisco Mayoraz lanzó a la venta más de 400 lotes para viviendas en el futuro primer barrio parque del oeste del Conurbano. El diseño estuvo a cargo de Prebisch y Vautier quienes eligieron 20 hectáreas a unas 4 cuadras de la estación y al límite con la cañada del Arroyo Morón.
"Es un diseño que estaba de moda en ese tiempo, una plaza central con calles en cruz y otras diagonales"
La trama diseñada hacia el interior del barrio propuso cuatro diagonales que nacían de los vértices, la base de una planta urbana rectangular y culminaban en una calle principal, según compiló el Instituto y Archivo Histórico de Morón.
Este proyecto coincide con otros de desarrollo en la zona como la plaza del centro de Castelar que nunca se concretó, la electrificación del Ferrocarril Oeste que data de 1923 y el Aeródromo de Castelar que estuvo ubicado donde hoy está la Plaza de los Españoles, entre otros desarrollos.
“La idea era hacer un barrio moderno, con las ideas de la escuela de París, el racionalismo, todas las estéticas de esa época. El barrio se comienza en 1929 con un diseño que estaba de moda en ese tiempo, una plaza central con calles en cruz y otras diagonales”, explicó a Castelar Digital Marcelo Urriza, Profesor de Historia y Calígrafo Público, quién además conserva en su archivo muchos mapas antiguos sobre la zona oeste y la historia de cada rincón de la ciudad.
Aún a Castelar se la conocía como la Córdoba Chica y un barrio parque era una gran propuesta. “Proyectos similares hubo en San Antonio de Padua y después en Parque Leloir. En Castelar se empezó en el 29 y se terminó para el 35. Fue un barrio de calles de tierra y casas que no llegaban a ser quintas. En la periferia de la estación el primer barrio urbano fue el Mitre, es el triangulo formado por Rivadavia, Buenos Aires y Zeballos. Para este proyecto querían estar en la periferia de la estación también pero el tema era dónde”, completó el vecino.
Los terrenos en el entorno al pueblo eran aún quintas o ex quintas recién loteadas, pero el principal problema del lugar elegido era el agua. “Toda esa zona era pantanosa, es la pendiente del Arroyo Morón, todo bajío. Esa zona antiguamente era de un tal González, que se lo había comprado a Maison que había sido el dueño de todo. Mariano Castex también tenía muchos lotes en esa zona", finalizó Urriza.
"Toda esa zona era pantanosa, es la pendiente del Arroyo Morón, todo bajío"
Según ‘Del barrio al territorio. Castelar: el primer Barrio Parque del Oeste de GBA. 1929-1935’, de Ana Helena Gomez Pintus, publicado en 2016 en Estudios del Hábitat, una revista semestral de divulgación científica de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de La Plata, Juan Francisco Mayoraz pagó $392.806 de 1928 por 20 hectáreas que se transformaron en 620 lotes ubicados en manzanas que podían ser triangulares, hexagonales, pentágonos con una larga punta o estar frente a una plaza. El barrio quedó comprendido por el terreno marcado por las actuales Bartolomé Mitre, Máximo Paz, Avenida Zeballos y Aristóbulo del Valle. En esta misma publicación se aprecia con qué argumentos se ofrecían estos lotes a la venta a partir de 1929: “Barrio Parque Castelar. El primero del Oeste. Con amplio frente a la Avenida Rivadavia (adoquinada). En el pueblo de mayor resurgimiento, mayor valoración y más codiciado de la línea eléctrica del F.C.O. (...) La subdivisión de este hermoso barrio ha sido trazada por los ingenieros Prebich (el error en la escritura proviene del original) y Vautier, discípulos de Mrs. Jossely de la Academia de París. Se ha hecho consultando lo más moderno en esta clase de trazados, teniendo todos los lotes amplios frentes y fondos proporcionados, prohibiéndose las construcciones de madera. Allí se levantarán todas construcciones de mérito como las que la rodean”.
De Castelar al Gran Rex
La firma de tamaña obra fueron dos jóvenes arquitectos, Alberto Prebisch y Ernesto Vautier quienes buscaban hacerse de un nombre en proyectos urbanos y buscando romper con la clásica cuadricula de manzanas que conforman las localidades. Juntos diseñaron el proyecto La Ciudad Azucarera y cada uno perfiló una exitosa carrera. Vautier formó parte del equipo que diseñó a principios de los 40 la Avenida General Paz. Además se dedicó a publicar ensayos y publicaciones especializadas en arquitectura y se volcó por la docencia dando clases en la Universidad de Buenos Aires. También contratado para la Organización de Estados Americano (OEA) como asesor sobre ‘Vivienda Rural’ que lo llevó a trabajar en Venezuela, Colombia, Brasil y Puerto Rico.
Prebisch por su parte se dedicó a construir y llegó a ser el autor de obras icónicas para la Ciudad de Buenos Aires y también el país. Además, fue Intendente de la Ciudad de Buenos Aires en 1962 y anteriormente interventor de facto de la Facultad de Arquitectura en 1955, pero se lo recuerda por ser el arquitecto que diseñó y construyó el Obelisco de Buenos Aires, en el que comenzó a trabajar en 1936 y se construyó en un tiempo record de sólo 31 días. Su obra más elogiada igualmente fue el Teatro Gran Rex. De estilo racionalista, construido en hormigón armado y celosías metálicas, le valió una mención de honor por el "American Institute of Architects" de Estados Unidos en 1937 y la admiración, incluso hasta el día de hoy, de millones de argentinos.
El Barrio Parque Castelar entonces tiene el orgullo de ser el primero en su estilo en el Oeste del Conurbano, hace más de 90 años, y también por llevar la firma en su diseño de los arquitectos que le dieron forma a gran parte de los íconos que representan a la Argentina.
Leandro Fernández Vivas
Periodista
Técnico Universitario en Periodismo.
Director Periodístico en Castelar Digital.
Socio Fundador de Ocho Ojos.