En Tarzán o en la No Me Olvides, de Bombay a Casanova, de bares, escenarios, veredas y noches, el tango tiene seguidores, bailarines y enamorados. Milongas en todo el oeste que ante el Aislamiento Social Preventivo y obligatorio debieron reinventarse y encontraron en internet un espacio complementario, al menos hasta que se vuelvan a habilitar aquellos espacios donde cada miércoles, viernes, sábado, o cuando se disponga, vuelva a sonar un tango.

La noche del sábado 18 de julio se realizó una milonga que excedió los límites de Castelar y el Conurbano llegando a Brasil, Estados Unidos y Japón. Cristian Taffarello es bailarín y docente de tango. Además, es organizador de milongas y lleva adelante la que habitualmente se realizaba en el Club Mariano Moreno y anteriormente en la Sociedad Fomento de Castelar. Esta vez no se limitó al salón del club para llevar su encuentro.

Apenas después de la medianoche del sábado, pisando la madrugada del domingo, se abrió el telón virtual de la milonga. Vecinos de todo el oeste, a través de la aplicación Zoom se sumaron al show. Se bailó, se escuchó música en vivo, se charló y se vivió tango: “Fue muy copado, hubo un montón de gente. Decidí hacerla por Zoom para que la gente pueda participar, podes bailar, charlar, hubo un show de baile desde Japón”, explicó Taffarello a Castelar Digital.

La milonga contó con dos shows en vivo: Jesús Hidalgo que interpretó con su guitarra el tango que le dio nombre a la milonga, Melodía de Arrabal, y los bailarines Julián Sánchez y Bruna Estellita, subcampeones argentinos del Mundial de Tango 2019 quienes residen en Tokio, Japón. “Bailaron con 12 horas de diferencia; eran las doce del mediodía en Japón, eran las doce de la noche acá. Una experiencia muy loca. Julián y Bruna compitieron el año pasado y estaban en Japón cuando empezó la cuarentena, llevan más de siete meses allá. Y en esta milonga participaron los padres de él desde Avellaneda y la familia de ella desde Brasil”, rememoró el organizador.

Organizada en Castelar, con shows desde Japón y público hasta en Brasil, la milonga también llegó al hemisferio norte ya que hubo participantes desde Florida y Wisconsin. El objetivo final, además de ser un momento de diversión y encuentro, fue solidario. La propuesta, impulsada por la Agrupación de Milongas y Organizadores del Oeste (AMODO), buscó revivir los espacios del tango cerrados desde antes de la pandemia y poder también ser una ayuda económica para los trabajadores del tango. Cada link de acceso para la reunión en Zoom se vendió  a un precio simbólico de $50, así lo recaudado se repartió entre el Club Mariano Moreno, La Salita de Castelar, el musicalizador, el organizador, la cocinera habitual de la milonga y las mozas quienes no han podido volver a trabajar.   

“Hay muchas milongas haciéndose de forma virtual. Esta fue la segunda que organicé, la primera fue en junio y la próxima será el 15 de agosto. Soy quien empezó con las milongas virtuales y ahora ya hay cuatro o cinco que también se hacen por zoom. Esta milonga duró tres horas y media, siempre por zoom. Hubo gente de todo el país, pero la mayoría del público era del oeste del conurbano, habitués de las milongas, muy linda milonga”, finalizó el tanguero Cristian Taffarello.