Su pasaje es fugaz, va en moto y no a mucha velocidad pero es imposible que pase desapercibido. Desde las veredas las miradas lo siguen, las sonrisas se manifiestan y más de uno lo saluda, le chifla o le grita algo, siempre buenos mensajes y palabras de aliento. Si el emisor es un chico del barrio, gira en su recorrido y vuelve para encontrar el abrazo, brindar la foto y llevarse como recompensa una carcajada. Spiderman del Oeste trabaja de ser el hombre araña y hacer feliz a los más chicos.

Nació casi por casualidad y su historia está ligada directamente a su moto. Spiderman del Oeste, o Spiderwest como también lo identifican, es el perfil público de Rubén Pastorini, un vecino de Villa Sarmiento que impulsado por las sonrisas de los niños del Hospital Garrahan cambió su vida y su identidad. Se dedica a realizar visitas solidarias, llevando alegría a pabellones pediátricos de los hospitales del oeste del Conurbano. Lo conocen y aplauden en el Hospital Posadas de El Palomar, en el Carrillo de Ciudadela, en el Héroes de Malvinas de Merlo, en el Hospital de Niños de San Justo y muchos otros más. Su recompensa, aquello que lo mueve a presentarse en cada habitación de internación, son los abrazos y la alegría de los chicos.

“Esto fue de golpe, no lo pensé… empezó cuando me compré la moto. Es una motito usada, una Zanela Vintage, que por miedo a que me la roben empecé a buscar grupos de motoqueros para salir a andar todos juntos”, explicó a Castelar Digital el Spiderman del Oeste y continuó, “me sumé al Kawaclub y el primer viaje fue una caravana solidaria al hospital Garrahan. Nos reunimos en el Campo Argentino de Polo, había 500 motos. Había muchos con gorros de Papá Noel, payasos, muy coloridos. Llegamos con juguetes al hospital y frenamos en la puerta. Ahí los chicos no la pasan bien,  pero los que podían salir veían las motos, abrazaban a Papá Noel, estaban como locos. Son chicos que viven sucesos terribles, pero era lindo, muchos abrazos... ahí me cae la ficha: ‘A mí que me gusta el hombre araña por qué no busco un traje? ¡Quiero esos abrazos!’”, explicó el vecino. En la siguiente caravana solidaria, para el Día del Niño del 2018, una moto destacó de las demás, venía especialmente intervenida con redes, stickers y una gran araña negra al frente. Su jinete también estaba distinto, había nacido Spider West.

"Antes de la pandemia me sacaba unas 3000 fotos por día"

Desde entonces el Hombre Araña del Oeste fue un invitado obligatorio de toda actividad solidaria y por fuera del grupo de motoqueros comenzó sus acciones en solitario, en hospitales del Conurbano y en la casa de cada nene que necesitase una sonrisa. “Fuimos a merenderos, hospitales y fundaciones. Y también en la calle, antes de la pandemia me sacaba unas 3000 fotos por día. Voy por la calle y si veo chicos y me gritan doy la vuelta manzana y me bajo a saludar, sacarme fotos, a sacarle una sonrisa a los chicos. Yo hoy me saqué fotos con un montón de chicos en la calle, el corazón lo tengo rebalsado”.

Según nos explica el vecino, a veces las acciones solidarias dejan un sabor ambiguo en el espíritu del hombre araña, pero el resultado siempre es positivo: “fui a ver un nene que tenía cáncer, le dieron un mes de vida, no quería ver a nadie pero me vio a mí y le saqué una sonrisa. Por dentro es un subibaja: siento alegría y siento tristeza a la vez. ¿Por qué le tiene que pasar a un nene? Hay gente mala a la que no le pasa nada y a los inocentes, criaturas, gente que no tiene que pasar eso y la está pasando. A mí me tocan los chicos, Dios me puso en el camino para ir a sacarles una sonrisa, me alegra por esa sonrisa pero a la vez me entristece porque tienen un problema y algunos se quedan en el camino. Las familias de los chicos me reciben bien, con los brazos abiertos, a veces me quieren dar plata, no la acepto porque esas cosas se pagan con la sonrisa”.

Con su traje de hombre araña y en medio de las limitaciones y complicaciones que conlleva el aislamiento social y preventivo obligatorio, único método eficaz de preservación ante la pandemia, Rubén encontró en Spider West un socio comercial. Los eventos a los que asistía, animaciones y juegos con los chicos fueron suspendidos, pero encontró otra salida laboral; en moto hace repartos, mensajería pero por lo que más lo convocan es por la entrega de desayunos y meriendas de cumpleaños, o porque sí, para alegrar a los más chicos: “Entrego la bandejita, la taza personalizada, lo hacemos en la puerta, salen los nenes y nos sacamos fotos, siempre guardando las distancias y con barbijo. Yo igualmente estoy todo cubierto por el traje y mantenemos todos los protocolos de salud, también conseguimos las sonrisas”, completo”, Spider West.

"Si pueden sacarle sonrisas a los que más lo necesitan, no lo duden"

Su solidaridad se contagia. Spider West no es el único superhéroe solidario del conurbano ni el único vecino que se dedica a buscar y encontrar las sonrisas de los chicos internados en los hospitales de la zona. Su trabajo se codea con el de los Payasos de Hospital o incluso de Juan, el Batman de Ituzaingó que se cubrió de aplausos junto con Carlitos Balá en la inauguración del Arco del Triunfo de Rubén Ángel Díaz. “Mi mensaje para todos los vecinos solidarios es que sigan haciendo lo que les gusta, si pueden sacarle sonrisas a los que más lo necesitan que no lo duden, que vayan y traten. Yo no cobro porque siempre hay una recompensa, con una máscara, un traje o algo y recibir un abrazo de un niño… no se van a arrepentir. De esta vida no nos llevamos nada, trato siempre de dejar lo mejor, quiero que el día de mañana cuando yo no exista más se acuerden del loco este que iba en su motito vestido del hombre araña y sacaba sonrisas”, finalizó el Hombre Araña del Oeste.