Mansión Seré: la casona que su dueño nunca habitó
La Mansión Seré siempre fue relacionada con Jean Seré, un inmigrante Vasco Francés que encontró en estas tierras, antes de que fueran Castelar, el lugar ideal para la cría de caballos. Empero, la mansión que llevó su nombre y que bautizó al barrio entero nunca fue su morada. Una publicación del Instituto y Archivo Histórico de Morón repasa la historia del barrio que lleva su nombre y, tentado por la curiosidad, Castelar Digital consultó al Profesor de Historia Marcelo Urriza sobre aquella finca histórica: “La que construye la Mansión es Leocadia Seré, la hija de Jean Seré, diseñan un palacete de estilo francés. Pero antes Jean Seré había construido la Quinta Seré, sobre 56 hectáreas construye una casa sobre Santa María de Oro, el tanque de agua, una barraca para los peones y las caballerizas. Igual que los Leloir se dedicaba a la cría de caballos”.
“Jean Seré le compró las 56 hectáreas a los herederos de Tomás Fernández de Cieza, que había sido el Juez de Paz de Morón, en la época de Rosas, que murió trágicamente y Seré le compra a los herederos de Fernández de Cieza, puntualmente a Pastora Cieza”, reseñó Urriza y completó, “La Quinta Seré completa se extendía desde las actuales calles de Santa María de Oro hasta Coronel Arena y desde Blas Parera hasta Montevideo”
Tras aquel primer campo dedicado a los caballos y ya fallecido Jean Seré, sus hijos dividieron parte de la quinta y en una sección ubicada sobre Santa María de Oro su hija Leocadia Seré construyó la Mansión de la cuál hoy se conservan sólo los cimientos y el sótano. El loteo de la quinta dio lugar al barrio que lleva su nombre. En los 70 la Mansión fue utilizada como Centro Clandestino de Detención operado por la Fuerza Aérea Argentina. Siendo uno de los principales centro de tortura y desaparición de personas durante la última dictadura se la conoció como Atila o directamente la Mansión. Con el retorno de la democracia el municipio recuperó ese espacio y desde fines de los 80 se proyectó en las 11 hectáreas de la mansión el Polideportivo Gorki Grana. Hoy es punto de encuentro, ejercicio y esparcimiento de miles de vecinos.
El Instituto y Archivo Histórico de Morón se dedica a conservar los documentos que confirman la historia común de los habitantes del distrito. Cuenta con sede en Haedo y difunde sus trabajos por medio de una revista de tirada provincial, su página web y también sus redes sociales. Hace pocos días dedicó un artículo especial a la historia del Barrio Seré que se replica a continuación:
El Partido de Morón constituyó durante el siglo XIX una zona destacada para las actividades agrícolas y ganaderas, cobrando particular impulso con la llegada del ferrocarril Sarmiento, que junto al servicio de Correos y la jurisdicción de los Tribunales de Justicia configuraron hacia fines de 1850 una zona atractiva de residencia para las distintas comunidades, mayoritariamente de origen europeo, que a través del incesante proceso migratorio conformaron el nuevo perfil de la Argentina moderna.
Inmigrantes, principalmente italianos y españoles, y en menor medida ingleses y franceses abocados al trabajo de quintas y chacras, se complementaban con patricias y acomodadas familias porteñas que establecían en estas saludables colinas sus residencias veraniegas.
En el grupo de los nuevos pobladores encontramos a la familia Seré, la que desde su llegada a la Argentina (mediados del siglo XIX) y por cuatro generaciones inicia, tal vez sin proponérselo, un fenómeno digno de estudio y consideración: la formación de nuevos centros poblacionales que perduran en el tiempo, llevando en sus denominaciones el apellido familiar. Tal los casos de Colonia Seré y Barrio Seré, que evolucionan en forma vinculante con el desarrollo y progreso de una familia tradicional.
Juan Seré nació en el año 1831 en el pueblo de Moncayol, departamento de los Bajos Pirineos, República de Francia, siendo hijo legítimo de Don Juan Seré y Mariana Bordenave. En 1862, teniendo 31 años de edad, decide emigrar a Argentina. A su llegada conoce a María Etcheverts, de quince años de edad, oriunda también del País Vasco, y deciden contraer matrimonio, estableciendo su domicilio en la calle Rivadavia 822 de la Capital Federal.
De la unión de ambos nacen ocho hijos: María, Pedro Eugenio (el único que emigró a Francia), Guillermo, Leocadia, Bernardo Alberto (fallecido a la edad de dieciocho meses), Luciano Miguel, Juan Bernardo y Elisa Isabel.
En 1863, Juan instala junto a su esposa una pinturería en la calle Alsina, de la Capital, la vende al año siguiente, y decide comprar su primer campo de quince mil hectáreas en el pueblo de Lincoln. Tiempo más tarde, llama a la propiedad “Santa Leocadia”, en coincidencia con el nacimiento de su hija.
Pero además, adquiere una quinta de 56 hectáreas en las afueras del pueblo de Morón, en los límites con Santa Rosa (actualmente la localidad de Castelar, lindante hacia el oeste con la ciudad de Ituzaingó), donde construye una casa, casi pegada a lo que es hoy la calle Fray Justo Santa María de Oro y a metros de Blas Parera. También levanta un tanque de agua, y un galpón con dormitorios para los peones, con cocheras y cabellerizas. A esta propiedad se la conoció bajo la denominación de Quinta Seré, y se caracterizó por las actividades de cultivo específicas de una huerta, y por las caballerizas que alojaban caballos de polo, que una vez criados en los campos de Lincoln eran transportados a este lugar, par hacerlos competir en los torneos argentinos.
El 8 de abril de 1893, ante escribano público nacional, Juan oficializa su voluntad de dejar testamento. En la cláusula séptima establece que el lote número dos, con una extensión de ciento treinta metros de frente sobre Blas Parera y trescientos cincuenta y un metros sobre Santa María de Oro, le correspondía a su hija Leocadia.
Leocadia era la cuarta hija del matrimonio (segunda hija mujer) y estaba casada en primeras nupcias con Santiago Capdepont, también de descendencia francesa. Durante los primeros años de la década del 1900, éste le encarga a su cuñado Juan Bernardo Seré, que era arquitecto, la construcción de la Mansión, para regalársela a su esposa.
La edificación siguió la tradición de las clases socialmente altas de entonces: erigir verdaderos palacios, reproduciendo el estilo arquitectónico europeo, en medio del paisaje rural bonaerense.
Contaba con dos plantas, de forma rectangular, con techos de tejas y revoques de cemento, nueve habitaciones, tres baños y dependencias de servicio. Se cree que los planos fueron diseñados en Europa y traídos a Argentina, así como también gran parte de los materiales que se utilizaron para su edificación.
Constituía una construcción desproporcionada con su entorno, que hacía gala del poder económico de sus propietarios, la preocupación de la imagen social de gran importancia en la época y una tendencia que será característica de la Argentina de entonces: construir mirando afuera.
Origen del Barrio Seré (Castelar sur)
Hacia 1949, Enrique Seré, por entonces propietario y tercera generación de la familia, procedió a la venta por fracciones de la propiedad. Este fraccionamiento y venta de lotes a particulares dio origen al asentamiento poblacional de unas 60 manzanas, conocido como Barrio Seré y delimitado por las avenidas Zeballos y Blas Parera, hacia el sur los límites llegaban hasta la Base Aérea de Morón.
Los terrenos donde se encontraba la Mansión quedaron como propiedad de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, a través del Instituto de Previsión social que adquirió el predio el 18 de mayo de 1949.
Los vecinos que comenzaron a asentarse en las décadas del ’50 y ’60, recuerdan que la mayoría de las calles eran de tierra y sólo había un mejorado sobre la calle Reboredo. Se reunieron en la Sociedad de fomento “Barrio Seré” reconocida oficialmente en agosto de 1950. Las primeras obras realizadas por la asociación fueron la construcción de pasos de piedra en las esquinas, el zanjeo de calles, la construcción de veredas y la instalación del alumbrado público El servicio de recolección de residuos se realizaba hasta entrados los años 70, sobre las calles principales, en carros tirados por caballos. Una de las obras de mayor importancia encaradas por la Sociedad de fomento fue el tendido de la red eléctrica, un pedido que comenzó en 1959 y recién culminó en 1961.
El primer servicio de colectivos fue la línea 4, en 1958, que conectaba al barrio con la estación de Castelar.
Fuente: Historia Morón
Redacción: Leandro Fernández Vivas
Fotos: Fernando Farinati, Instituto y Archivo Histórico de Morón, Archivo de Castelar Digital