"Estafa al amor" por Gladys Morsan
Fuiste su regalo de cumpleaños número seis, compañera de juegos y mimos, confundiendo sus rulos con los tuyos en medio de los abrazos más cariñosos que puedan existir.
Con el tiempo los celos comenzaron a jugarte malas pasadas, pasando del amor al odio en cuestión de segundos, mostrándole tu lado menos luminoso. Ella aprendió a quererte más de lejos sin poder entenderte mucho aún hoy.
Te convertiste en mi compañera inseparable siguiendo mis pasos por toda la casa, acompañándome al portón cada vez que me veías salir y esperando pacientemente mi regreso a casa.
Hoy ya las fuerzas y los sentidos no te permiten estar tan atenta pero aún así nunca te vas a dormir antes que nosotros, como si necesitaras asegurarte que realmente el día termina para todos, que ya no es necesario que nos sigas cuidando...
Pasaron diecisiete hermosos años desde ese primer día en que llegaste a casa en esa cajita con moño en forma de regalo de cumpleaños. Mucho tiempo...mucha vida compartida.
Aceptaste a regañadientes la invasión que supuso la llegada de Lola a casa, pero fue una inyección de energía que te hizo recuperar las ganas de jugar.
Soportaste con valor la cirugía que te devolvió la energía por un tiempo largo.
Tanto camino compartido...
Quienes tienen un compañero así saben de qué les hablo.
Por ahí leí una vez algo así como "Que los perros vivan 15 años es una estafa al amor". Y lo siento así.
Ver como cada día la vitalidad te va abandonando, tus patitas que tratan de mantenerte joven con tus saltos arriesgados pero con caídas peligrosas, tu paso cansino y tus ojitos cansados, tus orejitas que ya no me escuchan y tus movimientos torpes me ponen frente a una realidad que no quiero mirar.
Que podamos estar cerca de esa fecha de vencimiento me agobia el corazón y me estruja el alma.
¡Ya lo creo que es una estafa al amor!
Mientras escribo estas palabras me miras con amor y te acercás pidiendo una caricia como si entendieras...como si supieras de esta melancolía que se despertó conmigo esta mañana.
Y hay quienes los llaman mascotas...
COMPAÑERA DE VIDA así con mayúsculas, mi Lunita linda.
Por Gladys Morsan, integrante del taller literario de Analía Bustamante
Ilustración: Amanecer después del naufragio, 1841, J.M.W. Turner