Kapanga volvió a Castelar
La banda se hizo esperar, pero salio al escenario de un club lleno de fanáticos y seguidores de todos los barrios de Bs As. Si bien Kapanga nació en Quilmes, fue dejando fanáticos en todo los lugares donde se presento, y eso se nota al ver la cantidad de banderas “trapos” que llevan el nombre de muchísimos barrios.
1989 fue el año en que nació la banda, bajo el nombre de Kapanga y sus Yacarés, en honor a Kapanga el Misionero, el personaje de Titanes en el Ring, programa del recuerdo que es un recurrente en sus shows. De hecho este ultumo no fue la excepción ya que subieron al escenario dos pequeños invitados disfrazados del personaje “el caballero rojo”.
Esa primera etapa transcurrió animando fiestas privadas e interpretando canciones de La Mona Jiménez. Luego de una separación volvieron a juntarse en 1995 y acortaron el nombre de la banda simplemente a Kapanga. La nueva formación era "Mono" Fabio (voz), "Balde" Spósito (coros), "Maiquel" De Luna Campos (guitarras y coros), Claudio Maffia (batería y coros) y Mariano "Príncipe" Arjones (teclados). A ellos hoy se le suma Javier Manera “Memo” (bajo).
En 1998 Kapanga alcanza con su disco debut las 35.000 copias vendidas, lo que lo transforma en disco de oro con hits como Me mata, Ramón y El Mono Relojero, temas tan populares y vigentes que siguen sonando en fiestas, y por supuesto no faltaron el sábado cuando disfrutamos de un recorrido por toda su discografía (a 15 centímetros de la realidad (1998), un asado en Abbey Road (1999), operación rebenque (2000), botánika (2002), ¡Esta! (2004), kapangstock (2006), crece (2007), todoterreno (2009))
Además de sus temas clásicos más conocidos, hubo lugar para aquellos que hacía mucho no sonaban en vivo: Sahumerio, Vola de acá, Demasiado, El loco, Para vos, Bailarín asesino, entre otros.
Una de las características de los shows de esta banda, son las anécdotas del Mono y Maikel (que son primos hermanos), y los pequeños homenajes y parodias de los más populares temas de rock nacional e internacional, que van desde "aladelta" de Divididos hasta "sweet child o’mine" de Guns n’ Roses, pasando por Valeria Lynch.
El club se puso de fiesta, eran terribles pogos de alegría, la sonrisa de oreja a oreja, cada tema era una sensación única que se trasmitía del escenario, incluso los cocacoleros conocían cada una de las canciones.
En cuanto a la organización vimos un excelente trabajo realizado por la gente de Gonna Go. Tanto la entrada como la salida se efectuaron sin problema. Mas allá del buen trabajo de los organizador hay que resaltar la buena onda del público. El escenario permitía una buena vista desde cualquier ubicación, cantaba con una altura apropiada, un sonido realmente bueno y un notable montaje de luces.