Juan Benítez Gallardo: "vamos a buscar la medalla"
El crujir del pasto es silenciado con el retumbar profundo, parecido a un bombo, de cada pata golpeando la tierra. La huella de las herraduras denota la velocidad de la carrera. El salto preciso de JBG Espuelas Atila muestra su destreza, equilibrio y precisión. El caballo completa el binomio deportivo que competirá en Perú. “Este es el primer panamericano que hago en el equipo argentino”, explicó Juan Benítez Gallardo a Castelar Digital.
Casi 20 años transcurrieron desde que un pequeño Juan Benitez Gallardo, de apenas 18 años en ese entonces, participó de su primer campeonato sudamericano de equitación. La experiencia lo llevó a perfeccionarse, a volcarse por completo a los caballos y a exigirse año a año un mejor rendimiento. El resultado de años de entrenamiento, empeño y trabajo fue la emoción de subirse al podio, los laureles y las medallas. Lima será un nuevo desafío en donde el binomio de atletas deberá cumplir en tres disciplinas. La comunicación y confianza entre el jinete y su animal lo son todo para engrosar su palmarés. “La equitación consta de tres disciplinas: salto pista; adiestramiento y la prueba completa, que es la disciplina a la que estoy familiarizado. Es un resumen de las otras dos más una disciplina Cross Country. En los campeonatos tenés un primer día de adiestramiento, mostrar el caballo en sus movimientos en su naturalidad, equilibrio, balance, desplazamiento, entrecruzamientos, figuras, piruetas, un montón de cosas en una pista llana con letras indicadoras. El segundo día es el Cross country, se desarrolla en un espacio abierto con obstáculos fijos naturales, que puede ser desde una camioneta, a una mesa gigante. Los panamericanos evocan un tema, puede haber una valla que es la ‘mesa del gigante’, con un gigante al lado, o ‘los dientes de dragón’ que tiene dientes gigantes. Son 5 kilómetros que se recorren a más de 32 Km/h. Caes al agua, saltás obstáculos, saltás en combinaciones, son vallas que están relacionadas con una distancia. Venís de una valla muy ancha y después una valla muy angosta que puede ser de 80 centímetros, pasa el caballo y las piernas del jinete, es un ejercicio completo, es velocidad, precisión y fuerza. Y el último día es el salto en pista, un recorrido armado, con distancias relacionadas y vallas de pista, no son fijas, pesan solo 12 kilos cada palo y los soportes son abiertos. Lo que busca es que realmente después de venir del cross country el caballo muestre exactitud y destreza para el salto”, describió el jinete.
“Los tres días mostrás tres cosas distintas que de alguna manera contraponen y se complementan. Se complementan a la hora del entrenamiento pero se contraponen a lo que mostrás: en uno mostrás delicadeza y movimiento, en otro fuerza y potencia, y en el último otra vez delicadeza y equilibrio”, completó.
El vínculo de Juan Benítez Gallardo comenzó en su niñez, su padre fue el encargado de enseñarle cómo montar y cómo cuidar a su caballo. “Mi papá fue mi entrenador hasta los 17 años, él se dedicaba a los caballos. Mi inicio en la selección juvenil fue a los 18 años en el sudamericano de Venezuela. Después me hice camino en algunos lugares de piloto y empecé con esta actividad profesionalmente, ahora tengo 36 cumplidos, arranqué a los 4 años y mi primera competencia fue a los 6. Me dediqué toda la vida a este deporte, hice vóley profesional también hasta los 18 que me quedé bajito y tuve que elegir y elegí bien. Me quedé con los caballos”, rememoró el vecino que por estos días está en Perú pero que habitualmente se lo encuentra dando clases de equitación en el Hípico El Colonial ubicado en Ituzaingó.
“Este panamericano significa un sinfín de cosas: es el fin de un largo proceso y el comienzo de uno nuevo. Es la meta, es una de las grandes metas que todo deportista quiere lograr, es haber cumplido un sueño. Vamos a buscar la medalla”, completó el vecino.
Las palabras del jinete sobre el actual Panamericano cobran aún más valor cuando se conoce la historia del binomio. En 2015 se desarrollaron los Juegos Panamericanos de Toronto y Benítez Gallardo clasificó junto a su caballo JBG Espuelas Atila para representar al país ante muchos otros deportistas del continente, pero la suerte no estaba del lado de él y su caballo: “Para el Panamericano de Canadá clasifiqué para estar entre los mejores seis pero por una dolencia del caballo desistí de viajar. Uno se cuida físicamente y tiene que cuidar al caballo, el binomio no estaba completo, bajo control veterinario nacional y por decisión propia, también para no perjudicar al equipo que iba a viajar, decidí quedarme. Había sido un proceso bastante largo, veníamos de un sudamericano en Brasil muy bueno, estuve en el equipo nacional, fui titular y representante del equipo, medalla de bronce en la prueba por equipos, ganamos el lugar para Canadá 2015, hicimos las pruebas clasificatorias y quedamos muy bien. 12 días antes de viajar empezó con una dolencia el caballo”. El traspié obligó a cancelar la preparación inmediata, el viaje y a ceder el lugar a otro binomio argentino. Tras algunas temporadas fuera competencia, Lima 2019 es la posibilidad de arriesgarse por la medalla: “Es el mismo caballo que por darle su descanso se compuso de su lesión. Le di un año de descanso, no me presenté en las pruebas nacionales del 2015 y 2016 para resguardarlo y después empecé a hacer las pruebas selectivamente, eligiendo a qué prueba iba y qué prueba necesitaba para habilitarme. En 2018 fue el sudamericano en Argentina, se hizo un proyecto nuevo con delegados nuevos, un jefe de equipo nuevo. Había que hacer pruebas de observación y se puso la vara muy alta, la han subido para bien de lo que había sido el proceso de selección de Canadá. Creo que ahora tenemos un equipo fuerte, sano, en todo sentido: psicológicamente y físicamente, que fue en realidad producto del sudamericano de 2018, tuvimos la suerte de hacer medalla de oro por equipos, yo quedo cuarto individual, y eso nos otorgo el lugar”, completó el vecino.
Los distintos seleccionados argentinos están en Perú. La competencia comenzó y la equitación tendrá su referente de Castelar con el objetivo de hacer flamear la celeste y blanco en lo más alto del podio: “Representar a tu país es una emoción enorme, lo soñás todas las noches, de verte en la ceremonia, de ver cuando tocan tu himno. Tuve la oportunidad de verlo en otras competencias, pero no como ahora! Es una emoción enorme, de que vas a compartir la villa olímpica con otros deportistas de otras disciplinas, como lo hablábamos con nuestro psicólogo y nuestro jefe de equipo, el lugar lo ganamos de la manera más fair play que hubo y hora formamos parte de ese grupo de destacados atletas, es un orgullo personal muy fuerte”, finalizó Juan Benítez Gallardo.
Entrevista: Gabriel Enrique Colonna
Redacción: Leandro Fernandez Vivaz