¿Qué pasó con Tarzán? El bodegón cerró sus puertas y nadie supo por qué
Durante enero fueron varias las semanas en que la cortina metálica de Tarzán no se despegó del piso, como si se tratara de un largo beso entre la puerta y las baldosas del suelo. La ausencia de sus mesas en la peatonal Los Incas, el libre paso, trajo nostalgia e incertidumbre. Cientos de vecinos entonces volcaron su consulta a Castelar Digital. Algunos eligieron las redes sociales, la mayoría prefirió el mail y algunos, los más valientes o quienes conocen a los autores de sus contenidos, fueron cara a cara: “¿Qué pasó con Tarzán que está cerrado?¿Cerró la Tarzán, pasó algo?¿Saben algo de qué pasó en Tarzan?¿Cuándo abre La Tarzán?”. Tras las rápidas preguntas se dispararon las hipótesis, algunas más acertadas, otras extremas: “¿Clausuraron Tarzán? ¿Saben algo del cambio de dueño de Tarzán? ¿La Tarzán está cerrado por duelo?¿Es verdad que van a poner una cervecería artesanal en Tarzán?¿Van a levantar un edificio donde estaba La Tarzán?”. Castelar Digital decidió ir directamente a la fuente para responder el interrogante.
El restaurant Tarzán nació en otro siglo y con otro nombre. En 1948, y en el mismo lugar donde se encuentra hoy, abrió por primera vez sus puertas El Pozo del Poeta, tal el nombre que le dio la familia Corvi al emprendimiento. Castelar en aquella época apenas era un agrupamiento de casa en torno a la estación, el frente del local desembocaba en una calle de tierra. 70 años después de haberse servido en sus mesas la primera copa, sigue siendo administrado por la familia Corvi, en especial por Carlos Corvi, sobrino nieto del inmigrante piamontés que apostara con su negocio a este incipiente pueblo hacia el oeste de Buenos Aires. Toda su historia se puede conocer en la entrevista que este medio realizó a Carlos hace unos años: (Tarzán, de bar de estación a rincón de poetas y vecinos).
La persiana baja denota la ausencia de personal en el interior del bodegón. Su fachada, especialmente pintada, no señala motivo alguno para su cierre. La espera de varios días es inevitable pero rinde frutos. Carlos Corvi está almorzando con varios amigos en el interior de Tarzán, las preguntas se disparan y la respuesta es igual de contundente: “Estábamos de vacaciones. Nos fuimos unos días a la playa. A mí también me preguntaron qué había pasado. Pensaban que se iba a construir un edificio, pero no, nos fuimos de vacaciones. Se aprovechó para hacer algunos arreglos, pintura, mantenimiento, pero fueron vacaciones. Siempre nos vamos para la misma época. Abrimos anteayer”, explicó el vecino. Tarzán tiene su perfil en las redes sociales, en su cuenta de Facebook se había informado el cierre momentáneo durante el verano, pero la ansiedad por confirmar y descartar hipótesis superó la información digital. “Vacaciones” fue la respuesta a tantas preguntas.
La peatonal y el centro de la estación, así como Tarzán, están volviendo a la normalidad luego de la época estival, tras un merecido descanso.
Entrevista y Redacción: Leandro Fernandez Vivas