Comenzaron a demoler la iglesia del ex predio de F.A.C.E.
Una manzana triangular en la intersección de dos importantes avenidas. Donde Figueroa Alcorta empalma con Zeballos se forma un triangulo de más de 5000 metros cuadrados que desde fines de la década del 30 perteneció a la organización religiosa Federación de Asociaciones Católicas de Empleadas, aunque los vecinos la conocían solamente por su sigla, FACE. El predio era un pequeño polideportivo con canchas de tenis, futbol, vestuarios y una capilla. Se trataba de un espacio destinado a recibir y contener a empleadas y estudiantes, mujeres jóvenes en su mayoría, en un clima de armonía, oración, deporte y esparcimiento.
FACE nació en 1922 como parte de la obra de Monseñor Miguel de Andrea y llegó a Castelar en 1938 cuando, a la vera de lo que fue el Camino Real, erigió una pequeña capilla consagrada a Santa Teresita. La inauguración fue un evento de estado, a los vecinos y figuras célebres de la época se sumó el Gobernador Manuel Fresco quién ofició de orador principal. El predio ya contaba con valor histórico para la zona porque que era la única porción que se conservaba de lo que fue Victoria Farm, la quinta que poseía en la zona Estanislao Zeballos, por quién la avenida lleva su nombre y quien recomendó llamar a la incipiente ciudad que crecía en torno al kilómetro 22 del Ferrocarril del Oeste con el nombre de Emilio Castelar.
El predio de FACE fue durante décadas el punto de reunión de los vecinos que habitaban en torno al campo de aviación que luego sería el Aeropuerto Rivadavia, también después VII Brigada Aérea y Base Aérea Militar Morón, tal es su nombre en la actualidad. Si bien la pequeña iglesia estaba sólo distante a doce cuadras de la parroquia Nuestra Señora del Rosario de Pompeya, del centro de la ciudad, era elegida por sus vecinos más cercanos para asistir a misa cada domingo. De aquellas épocas sólo se conservarán algunos árboles.
A fines de los noventas el predio de FACE en Castelar cayó en desgracia. Si bien se seguía brindando misa y se ofrecían clases y deportes a los vecinos, lejos estaba de la popularidad que tuvo en otros años. Con la llegada del nuevo siglo cerró sus puertas y a mediados de la década del 2000 la organización que la dirigía prefirió vender todo el predio por el valor del terreno. Los más de 5000 metros cuadrados pasaron a manos privadas y un sector fue completamente reconvertido. La esquina donde se interceptan Zeballos y Alcorta se transformó en estación de servicio. En aquellos momentos un grupo de vecinos solicitó que se preservara el lugar y hasta hubo un proyecto de ley provincial que protegiera el predio reconociendo su antigüedad, su valor histórico y hasta el valor de sus árboles y palmeras que contaban con más de 150 años de vida. La inquietud de los vecinos no llegó a buen puerto y el lugar dejó de verse como era.
A pesar del cambio de dueños y función la pequeña capilla había sobrevivido a la estación de servicio y a los años. Algunos vecinos aseguraron que quienes adquirieron el predio no se animaron a demoler en su momento la iglesia por el valor simbólico y religioso que conlleva. Empero, con la llegada del 2018 también llegó el fin de la histórica iglesia.
Abandonada, sin bancos ni altar ni párroco, la iglesia comenzó a sufrir en su techo y estructura el paso de los años. En abril comenzó su demolición. Actualmente un cerco de obra de más de tres metros cubre la esquina de Zeballos y Felix de Azara. No existe cartel de obra. Castelar Digital pudo consultar a los vecinos quienes afirman que la capilla será demolida presuntamente para dejar el terreno libre de obstáculos para funcionar como estacionamiento y depósito de camiones.
La iglesia desaparecerá por completo en pocos días, otro rincón de Castelar desaparece en manos del progreso. El pueblo, devenido en ciudad, pierde los espacios que formaron su identidad pero gana en historias y recuerdos que construyen su presente.
Entrevista y fotos: Leandro Fernández Vivas y material de archivo.