"El encapuchado y la escalera" por Susi Sliwinski
Solo vine a entregar una carta. Al sexto piso. El ascensor, ausente con aviso de varios meses, me indicó el camino a seguir. Un leve parpadeo y al volver la luz, me encontré con este despropósito. Me pellizco, me pego. Estoy despierto, no deliro. Hoy no fumé nada. De hecho, hace varios días. Estoy limpio.
Ruidos, roses. Prendo la luz. Del sexto por los escalones que volvieron, baja un encapuchado.
¡Dame la carta! Me ladra enojado. Se la alcanzo con mi mano temblorosa. La abre con rabia.
–Les dije que no me molestaran más, nunca más.
El único escalón que me sostenía desapareció. Comienzo un viaje inesperado hacia la calle. Como en un tobogán de cinco pisos. Choco contra las paredes en los ángulos. Mi cabeza trata de protegerse con mis brazos. No lo consigue del todo.
La velocidad de la caída se acelera. Mi corazón, a punto de paralizarse, se convence de que puede con esto.
Yo, en cambio, desespero imaginando el final. Todo despachurrado en pedazos en el hall de entrada.
Susi Sliwinski es integrante del Taller literario de Marianela.