Instituto y Archivo Histórico: cuidando la memoria de Morón
Por: Gabriel Colonna, Leandro Fernández Vivas.Creado en 1989 con el objetivo de preservar la documentación histórica del Partido de Morón, se ha ampliado a un instituto que edita su propia revista, realiza investigaciones, cuenta con biblioteca, hemeroteca y archivo audiovisual: “Es donde se conserva la documentación escrita del Estado municipal y nos encargamos de asesorar a investigadores, alumnos, reparticiones públicas”, explicó a Castelar Digital Agustín Algaze, coordinador del Instituto. “Es la institución que vela por la memoria local, el objetivo es fomentar la memoria desde la historia. Conservar la documentación”.
Todo documento público emanado desde el municipio, luego de su divulgación, publicación y aplicación, es derivado al Archivo General y los archivos de cada dependencia. Luego de ser desafectado por el paso del tiempo, el documento encuentra en el Instituto su lugar de guarda y cuidado. Allí, archivado y bien clasificado, se transforma en el material de consulta de investigadores, alumnos y futuros docentes. Además, desde hace más de 20 años, el Instituto edita la Revista de Historia Bonaerense que se nutre de estos documentos y de las investigaciones llevadas adelante por los profesionales del Archivo y por colaboradores de toda la provincia.
Con más de 40 números editados, desde el primero en diciembre del 93, la Revista de Historia Bonaerense ha buceado y dado respuesta desde la investigación histórica a temas comunes a toda la sociedad. Cada ejemplar se centra en una temática y de allí surgen los trabajos realizados, todos firmados por reconocidos profesionales de Historia, vecinos de Morón o de la Provincia. Tópicos como la inmigración, el nacimiento de los pueblos, el ferrocarril, periodismo, fiestas y celebraciones, artes visuales, entre otros. Las publicaciones se distribuyen de manera gratuita a escuelas y entidades de toda la provincia y se pueden consultar de manera libre y gratuita en el Instituto o bien en la plataforma ISSUU https://issuu.com/revistahistoriabonaerense donde cada ejemplar está digitalizado.
“El trabajo del Instituto tiene un uso de investigación y producción de textos. Lo llevamos a la comunidad con charlas a las escuelas, visitas guiadas, un puesto en La Caravana; es la forma de acercarle a los vecinos una producción dedicada a la investigación, con un nivel profesional que responde a una institución de este nivel”, completó Algaze.
“No somos un museo, que se especializa en la exposición de objetos históricos, ni somos una junta de estudios históricos en donde se hace a voluntad. Aquí el 80% estudiamos profesorado en historia, todos nos formamos estudiando acá, trabajando acá, escribiendo, eso nos permite brindar un producto de calidad, es la devolución a la comunidad para que aquello que queda aquí preservado no quede muerto. Además está abierto, el acceso es gratuito, abierto a la comunidad”, explicó el coordinador.
Consultas
El Instituto y Archivo Histórico de Morón es el punto obligado de consulta para todo estudiante de historia de la región. Al estar ubicado en Haedo, quienes más lo frecuentan son los estudiantes del Instituto Superior de Formación Docente N°45 Julio Cortázar, que se encuentra a pocas cuadras del lugar. Además, quienes se acercan son los vecinos interesados en alguna temática del barrio y la región. Casi como si fuera un juego, los miembros del Instituto tienen un ‘ranking’ de consultas frecuentes en donde se destaca El Ferrocarril. Luego también la historia de las localidades, lo relacionado a la aviación y la industria, teniendo en cuenta también la cercanía de lo que fue La Cantábrica: “Los vecinos consultan mucho por las redes y acá vienen muchos investigadores jóvenes, muchos chicos de colegio. Otros vecinos han participado mucho en las actividades. En La Caravana los vecinos se acercan, sobre todo con fotos. Seleccionamos fotos y los vecinos vienen a ver eso, los paneles con una historia, alguna imagen de la localidad. Lo que más se consulta es Ferrocarriles y escuelas, las calles y algunas instituciones también. Lo que más éxito tiene, con el anclaje del instituto en Haedo es el ferrocarril. Vienen también a hacer consultas sobre temas vinculados a derechos humanos, la historia de la Mansión Seré. De esto último tenemos algo de material acá, pero mucho está en la Dirección de Derechos Humanos, pero es un tema recurrente, nos piden periódicos de la época, tenemos mucho. Sobre industria también consultan, todas las fábricas que existían y hoy no existen, las que se transformaron”.
No sólo el investigador o el vecino curioso recurren al Instituto para subsanar sus dudas, también lo hacen distintas dependencias municipales a la hora de llevar adelante alguna modificación en los espacios públicos, en las calles o incluso en las edificaciones: “Nos consultan para las ordenanzas, si la disposición toca algo histórico, si es la remodelación de un edificio siempre estamos ahí. Buscamos proteger el patrimonio a nivel local. Lo último más importante fue cuando se mudó la Escuela de Danza Municipal José Neglia y se hizo la plaza (ubicada en Maestra Cueto, Salta, Larralde e Independencia), ese lugar fue plaza antes de que esté el dispensario y los bomberos de Morón. El Instituto confirmó que ahí hubo una plaza, se devolvió el espacio, pero preservando el edificio de la escuela porque fue una antigua usina eléctrica. Intervenimos sobre todo con los bienes del estado, cuando es un privado es mucho más difícil, está la herramienta de la expropiación pero los municipios no están a escala para expropiar un inmueble grande y darle uso. En el caso de la sede del Instituto y Archivo Histórico, por ejemplo, sí se pudo porque primero vino la privatización de los trenes, luego pasó a la ONABE y allí se sede al municipio”, describió el coordinador.
Visita
Castelar Digital visitó las instalaciones del Instituto. Está ubicado en Estrada 17, a metros del túnel de Haedo y en una edificación de típica arquitectura ferroviaria que es acompañado por la UGC 2 y otras dependencias municipales que revivieron lo que fue la vieja imprenta ferroviaria. En su interior distintas salas presentan material documental del partido de Morón como también los ejemplares, trabajos de investigación histórica y bibliografía relacionados a la Revista de Historia Bonaerense. Una de las salas más protegidas es el Archivo “Monseñor Juan Presas” propiamente dicho. Allí el curioso se puede topar con ejemplares de periódicos con casi un siglo de antigüedad, ordenanzas y normativas dispuestas hace décadas y trabajos de prensa, recopilaciones y ‘clippings’ llevados adelante por las áreas de prensa de viejas gestiones. Fotos, documentos y hasta antiguos mapas que brindan una mirada desde la antigüedad a las calles y barrios que componen la ciudad y su identidad.
El Instituto también lleva adelante como una de sus actividades principales los talleres de historia en los barrios en donde a través de una sociedad de fomento o una UGC se registran los testimonios de los antiguos vecinos para ser incorporados como fuentes en el Archivo de Historia Oral. Muchas veces de este contacto surgen los vínculos más nutritivos para el Instituto, la historia oral, la memoria de los vecinos y los barrios es parte de las herramientas para preservar la identidad de las localidades.
Vecinos con Historia
Los principales archivos y documentos emanan del mismo municipio, sus ordenanzas y decisiones son preservadas en el Instituto. También la relación con otras instituciones similares como ser el Museo Histórico Municipal de Ituzaingó, la Asociación de Historia Oral de la República Argentina, la Junta de Estudios Históricos de la Universidad Nacional de La Matanza, el Museo y Centro Cultural Ferroviario Raúl Scalabrini Ortiz y, principalmente, la otra institución municipal dedicada a proteger la memoria del partido, el Museo Histórico y de Artes “Gral. San Martín” de Morón. Empero, gran parte de la Historia de la ciudad está en manos de sus habitantes: “a todos los vecinos les pedimos colaboración. La gente no cree que sus archivos tienen un valor histórico. Y en realidad sí lo tienen. Pasa mucho con las fotos familiares. La gente se saca fotos en un lugar público: el foco de la foto es la gente, la familia, pero de escenario hay un lugar público. Con esa foto entonces podes reconstruir la geografía de Morón en la época en que se tomó la foto. Fotos de la década del 20, del 30, por ejemplo. Como Estado municipal se conservan fotos, pero son fotos de obra, de acto, de inauguración. Un edificio lo sacaría nuevo, no el uso del edificio. Lo mismo ocurre con el loteo de los barrios, el Estado municipal abre las calles, autoriza, pero son las inmobiliarias las que lotean, son las sociedades de fomento las que ponen los pasos de piedra en las esquinas. Los que piden los postes de luz… para reconstruir esas historias necesitas las fotos de los vecinos, su relato. Lo que mandan los vecinos quedan acá en el archivo y al alcance de todos, y no se pierden, porque en las familias, lamentablemente, muchas veces se pierden. También los relatos y las memorias son importantes. Somos el instituto pero no podemos saber todo de todos los barrios y todas las instituciones, nos nutrimos de lo que nos cuentan los vecinos, después lo vamos chequeando”.
El trabajo del día a día del Instituto y Archivo Histórico de Morón puede pasar desapercibido sólo hasta el momento en que aquella minuciosa clasificación brinda las pruebas que dan sustento a la identidad de los pueblos: “La identidad local no existe como tal, se construye. Como las mitologías nacionales, provinciales o municipales. La identidad moronense se construye hasta que nos reconocemos moronenses, esa identidad se va transformando con el tiempo. Hay cosas que nos vamos poniendo de acuerdo: el gallo como símbolo, por ejemplo. Es la gente la que lo crea y lo transforma, el Instituto aporta desde lo histórico y necesitamos que la gente se apropie de eso, sea receptiva y lo reproduzca. No solo ser moronense por el lugar donde uno vive, sino conocer la historia del barrio, las pequeñas y grandes historias que hacen a la identidad local y reforzarla para que esa comunidad no la pierda. En Castelar, por ejemplo, el fenómeno de transformación edilicia, o normas de consumo cultural, repercutieron en la revalorización de lugares con historia como Tarzán. Al ir desapareciendo este tipo de espacios, los que quedan se convierten en iconos, se transforman en ventanas al pasado ganando así nuevamente popularidad. Pasa con las sociedades de fomento, necesitas que la comunidad esté involucrada, que la gente se apropie de esa parte simbólica de la identidad de cada ciudad”, finalizó el profesor Agustín Algaze.
Entrevista: Gabriel Colonna y Leandro Fernandez Vivas
Redaccion: Leandro Fernandez Vivas
Fotos: Gabriel Colonna
Gabriel Colonna
Fotógrafo
Fotógrafo. Programador Web. Emprendedor.
Fundador y Director Ejecutivo de Castelar Digital.
Socio Fundador de GAMA Taller de Imagen.
Socio Fundador de Ocho Ojos.
Leandro Fernández Vivas
Periodista
Técnico Universitario en Periodismo.
Director Periodístico en Castelar Digital.
Socio Fundador de Ocho Ojos.