"El laberinto de La Nada" por Jorge Colonna
A medida que el tiempo pasaba, sin que los ilustres personajes aparecieran por la salida, el público comenzó a impacientarse. Media hora después, ofuscada por los celos, la señora del Intendente rompió el protocolo e ingresó al Laberinto en búsqueda de la demorada pareja. Minutos más tarde, temiendo un incidente entre las mujeres, el secretario del Municipio entró a buscarlos. Al cumplirse una hora sin que ninguna de las cuatro personas saliera del Laberinto, la única explicación era que se habían perdido en su interior. Fue entonces cuando un veterano rastreador se ofreció a seguir las huellas hasta encontrar a los desaparecidos. Ingresó, pero no volvió a salir.
Desbordado por la situación, el Comisario de La Nada requirió la presencia del constructor del Laberinto y descubrió que el propio Intendente había concretado la obra, sin planos, en base a su personal interpretación de un ambiguo manuscrito atribuido a Borges. Entonces, en un último intento, el jefe policial hizo comparecer a un descifrador de enigmas, experto en el arte de combinar la intuición y la imaginación,con la matemática y la geometría.
- El laberinto es la representación de un razonado despropósito: hacer que la gente se pierda - dijo el descifrador, y añadió: -Borges menciona un rey de Babilonia que mandó a construir uno tan perplejo y sutil que los varones más prudentes no se aventuraban a entrar, y los que entraban se perdían. Por lo tanto, lo natural es que la gente se pierda.
-¿Pero, dónde están los que entraron y no salieron?
-No lo sé. Si realmente se construyó en base a las instrucciones de Borges, puede tratarse de un laberinto de laberintos, que abarque el pasado y el porvenir.
Desconcertados por el cariz que había tomado el evento, los pobladores optaron por volver a sus hogares.
Ya caía la tarde cuando, del brazo de Jorge Luis, María Kodama salió del Laberinto de la Nada.
Jorge Colonna es integrante del Taller literario de Marianela.