Pasó más de un siglo desde que las primeras alas honradas con la escarapela argentina surcaran por primera vez el cielo del oeste del conurbano. Desde aquellos primeros vuelos en aviones de tela y madera, la aviación en general cambió y creció a pasos agigantados para llegar a modernas máquinas de aluminio y materiales compuestos, con motores poderosos y armamento acorde.

A 103 años del decolaje de los primeros aviones patrios en un campo de El Palomar, la Base Militar Morón fue la sede elegida para recordar a aquellos primeros pioneros y celebrar el cumpleaños de la Fuerza Aérea Argentina.

Todos los 10 de agosto se conmemora el Día de la Fuerza Aérea Argentina y la fecha es elegida para realizar una ceremonia castrense, un encuentro y hasta festivales aéreos de masiva concurrencia del público como lo fue el Argentina Vuela del año 2014, uno de los festivales más populares y con mayor actividad aérea de los últimos años.

En esta oportunidad la fecha se postergó al viernes 14 de agosto por la proximidad con las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas Obligatorias. El día de la fuerza se conmemoró con una ceremonia limitada a personal militar, invitados especiales y la prensa especializada, nacional y local. Castelar Digital compartió con la Fuerza Aérea su día dentro de las instalaciones de la histórica Base de Morón.

Para la fecha, la fuerza había organizado un desfile especial. Sumado al desfile de todos los años, en esta ocasión realizarían su último vuelo por la zona los míticos aviones Mirage. Veteranos deltas franceses que durante los últimos 40 años fueron la punta de lanza de la aeronáutica militar. Empero, las pésimas condiciones climatológicas impidieron cualquier tipo de vuelo, no solo de los aviones supersónicos en retiro, sino del resto del material aéreo de la Fuerza Aérea. Apenas un helicóptero se pudo ver en vuelo pero que fue utilizado para el transporte de autoridades.

La ceremonia se realizó en el interior de un hangar de la base con presencia de uniformados de todas las dependencias de la fuerza. Los oradores principales fueron el Jefe del Estado Mayor General de la Fuerza Aérea, el Brigadier General, Veterano de la Guerra de Malvinas, Mario Callejo; y el Ministro de Defensa, Ingeniero Agustín Rossí.

Se eligió la fecha para condecorar además a las tripulantes o familiares de los pioneros que concretaron hitos históricos de la fuerza. En este caso se seleccionaron tres sucesos acontecidos en 1965: Un avión C-47 completó el primer vuelo transpolar transcontinental de un avión argentino; un Avro Lincoln de la FAA realizó el sobrevuelo más extenso sobre la Antártida; y un Guaraní II se convirtió en el primer avión de fabricación latinoamericana en cruzar el océano Atlántico, para ser la primera aeronave argentina en presentarse en el salón de la aviación de París.

Además se entregó por primera vez la distinción ‘Amigos de la Fuerza Aérea Argentina’ la que fue otorgada al Municipio de Morón, recibiéndolas el intendente Lucas Ghi, en representación del poder ejecutivo y el Concejal Hernán Sabbatella, en representación del legislativo comunal.

La elección de la Base de Morón como sede de este tipo de ceremonias y distinción no es aleatoria. La ex Séptima Brigada Aérea cuenta con mucha historia ya que nació como aeródromo civil y llegó a ser el primer aeropuerto internacional del país, en la década del 40, hasta la construcción de Ezeiza. Luego, ya en manos de la Fuerza Aérea, se transformó en la principal defensa de la Capital Federal al contar desde 1952 con los poderosos Gloster Meteor IV. Desde allí voló en varias oportunidades quien fuera el mayor As de Caza de la Luftwaffe (fuerza aérea alemana) durante la segunda guerra mundial, el Teniente General Adolf Galland.

Ya en los setentas fue la base operativa de los helicópteros de la aeronáutica hasta que se desactivó como brigada a fines de los 80.

Con una vasta historia tras de sí, que merece una nota aparte, con la llegada del nuevo siglo la base se transformó en la casa del Museo Nacional de Aeronáutica donde al día de hoy se atesoran media centena de aviones históricos y piezas de incalculable valor.

La ceremonia finalizó con un vino de honor brindado en las instalaciones del Museo Nacional de Aeronáutica donde aviones históricos como el Pulqui o los A-4 que combatieron en Malvinas oficiaron de telón y testigos del encuentro.


Redacción: Leandro Fernandez Vivas
Fotos: Leandro Fernandez Vivas