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Deportes
12 Jun 2014

Marcelo Paradiso: "donde apunta la cabeza, lo físico va detrás".

Deportista y triatleta representa a Castelar en competencias internacionales. Su fuerte es la natación y la bicicleta. Sufrió un accidente, fue atropellado por un auto robado mientras entrenaba en la autopista y perdió su brazo izquierdo, pero lejos de detenerse, continuó entrenando y se superó "
Marcelo Paradiso es, ante todo, un deportista multidisciplinario. Dedicado al triatlón, mezcla la natación con la carrera y el ciclismo en una sola competencia. Dueño de un espíritu inquebrantable, se sobrepuso a un accidente que para muchos otros deportistas hubiera significado el final de su carrera. Fue atropellado por un auto robado y perdió un brazo, sin embargo, aún desde terapia intensiva pensaba como sobreponerse y seguir entrenando.

“Lo primero fue el triatlón. A los 17 años conocí a Daniel Gómez que tenía un amigo triatleta. Yo no hacía nada y lo fui a ver a una carrera y me encantó. Me surgió la inquietud. Empecé con él corriendo en el Club Morón. Después hice natación. De cero, a los 17 años, complete a triatlón”, explicó a Castelar Digital Paradiso sobre la actividad que marcó su vida.

20 años después de aquel comienzo anecdótico, su vida gira en torno al deporte y a las competencias. La exigencia es diaria y no existen feriados ni excepciones.

Reconoce que nunca tuvo afinidad con los deportes, más que algún picadito en el barrio o el club, pero la conjunción de las tres disciplinas le cambiaron la perspectiva. “Del triatlón llama la atención la competencia interna. Más allá de ganarle a alguien, es el desafío y aventura personal. Después querés mejorar y competir con el otro. El entrenamiento diario y continuo te da una forma de vida, más que un deporte. Es de lunes a lunes, es parte de tu vida, cuando no entrenas te falta algo, te agarra mal humor”.

Distintas carreras a nivel nacional y regional lo tuvieron en podios y circuitos. Pero el Iron Man y otros certámenes internacionales siempre le llamaron la atención y lo motivaron a esforzarse y entrenar cada vez más. Estaba en plena práctica cuando el destino le jugó una mala pasada y le exigió aún más.

“El Iron Man son tres modalidades. Natación, ciclismo y pedestrismo. Son 3800 metros nadando, 180 kilómetros en bici y 42 kilómetros a pie. Previo al Iron Man tenés que quemar otros tipos de carreras y tener un buen entrenamiento. Cuando tuve el accidente estaba a 15 días de correr mi primer Iron Man”, rememoró. 

Ante la falta de circuitos especiales para el entrenamiento de ciclistas, muchos deportistas optan por rutas y autopistas. Así, Paradiso sufrió un siniestro en el Acceso Oeste. “Salimos tres a pedalear. Yo tenía que pedalear 150 kilómetros. Dimos una vuelta, Pasamos por Moreno, se estaba armando una fiesta electrónica en Moreno. Seguimos toda la mañana, dimos una vuelta más cerrada, en Ciudadela me baja la Gendarmería de la autopista. Pego la vuelta para el lado de Moreno otra vez, cuando en un puente por la colectora paso por esta fiesta, estaba saliendo la gente… unos zombis salían. Tuve miedo de que me atropellen en la colectora, entonces subí a la autopista y en 500 metros me atropella un auto”.

Un auto robado que escapaba por el Acceso Oeste embistió ferozmente al ciclista, lo dejó tirado en el carril y escapó. “La primera frenada del auto estaba a 30 metros de donde yo quede tirado, ahí apareció el brazo tirado en el pasto. Un hombre me vio accidentado y paró, una moto también paró, me hicieron un torniquete y probablemente me salvaron la vida. Me miré, me vi en el piso y no entendía demasiado. Pensé que me había caído, no sabía, se me borraron las imágenes. Lo primero que pensé era que me faltaban quince días de la carrera hasta que me vi el brazo… no lo tenía, directamente”, narró Paradiso.

Sin sentir dolor, seguramente por el estado de shock, recordó el teléfono de su esposa, pidió que le avisaran pero con el mejor tacto posible, faltaban sólo dos meses para que naciera su hijo. Tras una demora de más de 20 minutos, una ambulancia lo traslado hasta un hospital de Moreno. Los automovilistas que lo ayudaron y el personal de la ambulancia demoraron en encontrar el brazo. Por la violencia del impacto estaba lejos de donde había caído Marcelo. “había perdido la noción del tiempo. Nunca pensé que iba a perder el brazo aunque no me lo veía. Parecía imposible. Había pasado mucho tiempo, lo trajeron en hielo, pero no se pudo hacer nada… a partir de ahí la recuperación”.

Desde el calor de su hogar y rodeado por sus dos hijos, Marcelo relató el momento más difícil de su vida, el que puso a prueba su voluntad y sus ganas de seguir compitiendo. Contó que ya desde la terapia intensiva donde se recuperaba comenzó a planificar cómo modificar su bicicleta para comandarla correctamente con un solo brazo y así poder seguir entrenando y compitiendo.

“De la nada me empecé a imaginar la bicicleta, cómo podía hacer los frenos o como apoyarme en el bici, todavía en la tabla de traslado, con morfina y cuello ortopédico me imaginé la bicicleta. Y cuando estaba en terapia me prestaron una notebook y empecé a buscar cómo eran los triatlones y como eran las categorías, siempre supe que iba a volver a correr. En Argentina tenemos un referente, Juan Manuel Geni, que corre sin una pierna. Hablé con él desde el hospital, después nos encontramos y me explicó cómo era el triatlón, las carreras, todo. Con él fue con el que más contacto tuve para el Para-triatlón en Argentina”, explicó a Castelar Digital.

Marcelo sufrió el accidente en diciembre de 2010, pero apenas unos meses después, el 24 de marzo de 2011 ya estaba corriendo por las calles de Castelar. Eligió una maratón por el Día de la Memoria para volver a demostrar que aún podía correr: “estaba medio roto, pero corrí con amigos. Todavía no estaba operado de la rodilla”. La vuelta oficial fue en el Campeonato Argentino de 2013, en el que ganó el General de Para-triatlón.

Luego le siguió el entrenamiento para poder -en 2014- proyectarse en competencias internacionales. El último verano corrió en Mar del Plata, en Chascomús, el Panamericano en Mendoza, en Entre Ríos y otras competencias. La cima llegó de la mano del campeonato panamericano de Para-triathlón que se disputó en la ciudad estadounidense de Dallas.

En esta edición Marcelo alcanzó el 9º puesto al recorrer en 1 hora y 22 minutos los 750 metros de natación, 20 kilómetros de ciclismo y 5 más de pedestrismo en la categoría PT4.
En medios especializados, Paradiso explicó que dio todo de sí, pero el resultado hubiese sido mejor si lo hubieran ubicado en la categoría que le correspondía. En esta ocasión compitió de manera directa con atletas que contaban con sus dos brazos.

Más allá de su ímpetu deportivo y sus ganas de competir, que no fueron modificadas por el accidente y sus consecuencias, Marcelo reconoce que debió aprender a convivir con su condición y con una ciudad no preparada para las diferencias. “Tuve que acostumbrarme a lo físico, el equilibrio y postural para no tener lesiones futuras. En lo social, recién cuando estás con algún discapacitado te das cuenta que la ciudad no está apta para discapacitados y la gente no está acostumbrada, ni tampoco se adapta fácil. En mi casa alguien joven con discapacidad es como que no está bien, se lo imaginan para alguien más grande. Me costaba ir al cine, salir, que te miren.  En la ciudad lidiás con gente que estaciona en lugares para discapacitados o lugares que ingresás solo por escalera, y ahí yo pienso en la gente que anda en sillas. Yo antes no lo pensaba, me encantaría ver todas las plazas con hamaca para sillas de ruedas”, reseñó.

El cambio de perspectiva lo llevó a cambiar de trabajo, a buscar más horas con su familia, su casa y su vocación. A la par del entrenamiento, Marcelo se dedica a la carpintería. En su propia casa construye muebles y accesorios en madera. Además, su ejemplo y sus ganas de seguir sin que lo físico le disminuya sus capacidades lo llevaron a poder enseñar su mirada. Paradiso fue invitado para dar charlas en las que cuenta su experiencia y ayuda a otras personas, que pasan un trauma similar al de él, a encarar sus actividades de otra manera. “El tema de las charlas me gustó. Por el deporte yo veía charlas de motivación y conocí a un chico que le faltan las dos piernas y los dos brazos; nació así. Me interesaba y ahora me lo propusieron a mí. Hasta la gente de Black & Decker, proveedor en mi trabajo, me propuso dar charlas. Me gustaría prepararme bien con un sociólogo o algo así, para que me guíe para prepararlas. Yo veo que mucha gente que me escucha le gusta, está bueno sentir que le podés dar una mano a otro”.

Marcelo no volvió a entrenar en la autopista. Asegura que no por miedo, sino por sus hijos y las personas a quienes puede llegar a lastimar en caso de volver a vivir un mal momento. Dedica sus días también a dar clases de spinning en el polideportivo municipal Gorki Grana. Trabaja en un doble sentido, ya que su propia labor le permite entrenar sobre la bicicleta en un lugar fijo.

Su futuro apunta directo a los Juegos Paraolímpicos de Río de Janeiro 2016. “Es mi meta grande. Antes hay metas chicas para llegar a los juegos olímpicos”. Su esfuerzo, su dedicación y tenacidad son un ejemplo para muchos otros deportistas. Su mensaje es claro: “se puede. La cabeza está en primer lugar. Donde apunte la cabeza, sigue lo físico. Si se plantea una meta clara, se focaliza, se va a lograr. Frente a una adversidad hay que tener claras las metas. Es quedarte tirado quejándote de lo que te pasó o ver cómo mejorar. Siempre estar al 100%, eso es lo importante. Para eso tenés que tener la cabeza clara y saber dónde está tu techo para empezar a subir la escalera”, finalizó Marcelo Paradiso.

Entrevista: Gabriel E. Colonna
Redacción: Leandro Fernandez Vivas

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