¿Vamos a bailar a Mall? La fiesta del oeste vivió en Haedo
Mall de Haedo tenía un diseño particular: La pista principal, amplia, se ubicaba sobre la Galería de las Artes de Haedo. En el centro, una estructura metálica elevada oficiaba de VIP, ofreciendo una vista privilegiada del escenario. A un costado, una pared de televisores proyectaba imágenes sincronizadas con la música, mientras que una extensa barra abastecía a los asistentes. Los reservados, ubicados cerca de los baños, no ofrecían demasiada privacidad, haciendo difícil cualquier intento de discreción.
Mall también contó por un tiempo con una terraza a la que se accedía por una larga escalera. En este espacio reducido, decorado con palmeras artificiales, se encontraba una segunda barra que ofrecía un respiro de la intensidad de la pista principal. Aunque pequeña, la terraza sumaba una opción más para quienes buscaban un momento de aire fresco sin abandonar la fiesta.
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A lo largo de los años, Mall albergó noches temáticas inolvidables. Desde las fiestas de la espuma hasta los carnavales, cada evento se convertía en una experiencia única.
El cierre de Mall fue parte de una transformación en la noche del conurbano, influenciada por los cambios en la normativa de seguridad tras la tragedia de Cromanón. Sin embargo, su recuerdo sigue vivo en quienes lo visitaron, y en las redes sociales donde cientos de personas comparten fotos y anécdotas de aquellas madrugadas de baile interminable. Para muchos, Mall no fue solo un boliche: fue el epicentro de una etapa inolvidable de la juventud en la Zona Oeste.
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