El sol de la mañana impacta de lleno sobre los vidrios que disparan luces sobre la avenida Zeballos. La esquina es estratégica, se ve desde todos lados, desde los dos sentidos en que corre el tránsito. Sin embargo, los clientes no se acercan por ver el local, sino por la confianza que tienen en Sanitarios Neuquén.

Históricos en la zona, se especializan en todo aquello necesario para la cocina y el baño. Desde duchas a termotanques, desde repuestos como cueritos o vástagos, válvulas esféricas para agua y gas, a bombas de agua y grifería. También los líquidos que mantiene el agua de la pileta cristalina y los caños que, bajo el piso o dentro de las paredes, no volverán a ver la luz. Neuquén tiene todo lo necesario para el plomero y el gasista. Pero su cualidad más destacada es la atención: tanto el sanitarista como el constructor pueden encontrar lo que necesiten. También el vecino que consultando por el coso que va en el cosito recibe asesoramiento, información y hasta herramientas.

La puerta se abre y el salón está lleno de productos. Calefones y termotanques parecen edificios de una ciudad blanca. En una pared, una fila de duchas invitan a jugar a bañarse y en el mostrador, los especialistas esperan cualquier tipo de pregunta. Varios vecinos clientes son atendidos o aguardan su momento. Sanitarios Neuquén está en pleno trabajo.

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“Tenemos caños, accesorios, codos, cuplas, uniones dobles, llaves guillotina, llaves con media unión, boyas, boyas satélite, manguera para piletas, limpiafondos, bombas centrífugas de distintas potencias, filtros, cloro, repuestos varios. Tenemos de todo, pero lo que siempre nos destacó fue tener instaladores en el mostrador”, enumeró y explicó Gerardo.

Por el año 1978, Horacio abrió su primer local alquilado en la esquina de Zeballos 2794, en la esquina de Espronceda. Allí comercializaba tanto sanitarios como también electrodomésticos. En una Castelar que se transformaba en ciudad, la demanda era constante. El negocio creció y logró su propio local, ahora sí, en Zeballos 2956. Con iniciativa y empuje, con dos de sus amigos, independizó los rubros y sumó socios. Así ellos se incorporaron a la empresa. Primero fue Armando, que era cliente de Horacio, instalador que confiaba en los productos que le brindaba Neuquén, y Gerardo que los conocía de la  Asociación de Padres del Instituto San Vicente Pallotti. Los tres, vecinos y cercanos miembros de la comunidad de Castelar, le dieron su impronta al negocio.

“Al tiempito mudamos todo lo que era sanitarios a la vereda de enfrente, en la esquina de Zeballos y Anatole France e iniciamos actividad el 1 de abril del 86 en ese triangulito muy chiquitito. Teníamos un pequeño mostrador, después venían estanterías y por detrás nuestro estaban los caños. En esa época se usaba caño galvanizado, caño embreado para gas y empezaba, tímidamente, el caño de polipropileno. Para almacenar los caños de PVC en el primer piso, había que subirlos y meterlos por la ventana. El edificio estaba a medio construir, algunos espacios solo tenían contrapiso. Aún así, empezamos a trabajar y nos fuimos haciendo la clientela: venían el constructor, el arquitecto, los plomeros”, rememoró el vecino.

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El negocio siguió prosperando, a pesar de la hiperinflación de fines de los 80 y de los vaivenes de los 90. Sanitarios Neuquén se mudó a la esquina de Zeballos 2898 y Andrade. Luego volvió a sus raíces en Zeballos 2956, a mitad de cuadra y finalmente encontró su casa en la esquina actual de Zeballos 2902.

En esa intersección, de Andrade y Zeballos, funcionó una estación de servicio que comenzó siendo YPF pero finalizó sus actividades sin bandera. Muchos la recuerdan como la Sol, por ser una de las últimas marcas que utilizó. Allí encontró su lugar Sanitarios Neuquén.

Con más de 40 años de experiencia en Castelar, han brindado sus materiales para infinidad de casas, primero, de edificios, después y hasta incluso son proveedores de muchas de las obras que se llevan adelante en el Parque Industrial Tecnológico de Morón (PITAM), ubicado en la Base Aérea. Su área de influencia no se limita a la ciudad. Desarrolladores de Ituzaingó, Merlo o Morón han encontrado en Neuquén todo lo que necesitaban.

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En el crecimiento de Castelar y toda la Zona Oeste, Sanitarios Neuquén acompañó y asesoró en la evolución de los materiales y tecnología aplicada al rubro, ofreciendo desde caños de hierro, caños galvanizados, caños de bronce y también los de plástico, hasta los termofusionables, roscables y junta pegar, para responder a los requerimientos particulares de cada cliente. “Siempre la atención es personalizada. Pero no todos atendemos todo, tenemos nuestros especialistas en el mostrador. Por ejemplo está Esteban que atiende las consultas difíciles y es un referente para sus compañeros, o Diego, que desde su rol técnico administrativo gestiona requerimientos especiales para cada cliente".

"Nuestro personal está capacitado para asesorar sobre instalaciones, materiales… En todo lo que necesiten, podemos dar una respuesta. Podemos ofrecerle el repuesto original o también una alternativa más económica. Y si no tenemos lo que necesita, porque es otro rubro, también lo informamos. Preferimos no vender algo que no le va a servir, pero que vuelva cuando necesite algo que sí podemos ofrecer”, completó el vecino.

El sol giró, está hacia el oeste y comienza a dar su sombra oblicua que poco a poco hace brillar en dorado todo lo que toca. El cartel de Sanitarios Neuquén se ve desde lejos. La última respuesta cierra la entrevista: “Se llama Neuquén porque es un buen nombre. Es capicúa. Horacio era de Neuquén y cuando empezó, quiso homenajear a su provincia. Cuando vinimos nosotros nos gustó, suena bien, nos conocen, nos identifica, somos Sanitarios Neuquén”, finalizó Gerardo.

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El salón de Sanitarios Neuquén se encuentra en Avenida Zeballos 2902, esquina Andrade, Castelar Sur. Se pueden contactar con ellos a través de la Guía de Comercios de Castelar Digital.
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