Choly Berreteaga: el amor en forma de buñuelos
La vecina más famosa de la ciudad abrió las puertas de su casa a Castelar Digital para contar sus secretos, su salto de la Escuela 17 a la televisión y la mejor receta para ser feliz: "he disfrutado mucho Castelar, he hecho de todo acá".
Bajo el sonido constante de los colectivos que en su vereda tienen sus paradas de la estación, a metros del tren y los comercios del centro, Choly vive en la misma casa que hace 70 años la vio jugar, andar en bicicleta y pasear a caballo, aprender a andar en patines y “chapar” después de algún baile en el Club Argentino. La única que queda en la cuadra, y que preserva su frente tal cual lo fue hace décadas. Allí mismo, Choly Berreteaga, la vecina más famosa de Castelar contó por qué la cocina marcó su vida para siempre.
Su imagen, tras un delantal y con algún utensilio en la mano, hablándole a la cámara mientras prepara algún plato es un ícono de la televisión argentina. Desde mediados de la década del 60 su vida profesional está ligada a la cocina en televisión, pero su vocación nació primero en el gusto, en la enseñanza de sus saberes en la Escuela 17 y en las ganas de crecer y divertirse.
Choly llegó a Castelar durante su infancia. La zona, por su suave elevación, suficiente en comparación a Buenos Aires, era conocida como la Córdoba Chica, por lo que muchos vecinos con afecciones pulmonares elegían este lugar para curarse. Una neumonía obligó a Choly a mudarse desde la capital del país a este pueblo en donde apenas había unas pocas cuadras asfaltadas, los comercios escaseaban y los puntos sociales de encuentro eran los clubes.
“Estuve muy mal. Tuve neumonía, hace 70 años no había penicilina, ni nada. Fue el médico que me recomendó para curarme, Córdoba o Castelar. Mi mamá alquiló esta casa y después con el tiempo la compró. Mi mamá quería estar dos años y volver a Capital, pero nos gustó y nos quedamos. Esta calle, que ahora es una locura, antes era hermosa, lo único que se sentía era el tren, era una calma enorme”, rememoró ante las consultas de Castelar Digital, mientras por la ventana veía el tránsito de Carlos Casares.
La tranquilidad del aún pueblo, fueron el escenario de juegos, aventuras y experiencias de María Esther Brañeiro, más conocida como Choly, desde que sus hermanos le crearon su apodo. “Me encantó Castelar, me hice muchas amigas. Íbamos al Club Argentino, pero no era nada, era un pañuelito, era chiquito. Íbamos a los bailes en el club y después los chicos nos acompañaban a nuestras casas, era una época muy feliz. Salíamos a andar a caballo en Parque Roca y veníamos hasta acá con los caballos, los atábamos merendábamos y después los devolvíamos”, recordó y continuó, “después en bicicleta muchísimo, me encantaba. En la parte que estaba asfaltada en la calle Los Incas andaba en patines que me encantaba. He disfrutado mucho Castelar, gustaba hacer de todo”.
Fue aquí mismo donde empezó a demostrar que su vocación se ligaba con el arte de combinar sabores, colores y texturas. En aquellas épocas existían las escuelas de artes y oficios, o bien, en turnos vespertinos las escuelas normales enseñaban también oficios. La Escuela 17 General José de San Martín, ubicada en la calle Maisón al 500, a metros de la plaza Belgrano en Castelar Sur, fue el primer espacio donde Choly enseñó su arte. “Ejercí en la Escuela 17, del otro lado de la estación, en aquella época, cuando salía el turno tarde se formaba la Escuela Profesional, se le daba una profesión a chicos que no podían estudiar: peluquería, radio y tv, a las chicas: manualidades, cocina. Yo hacía cocina y me encantaba pero era hobby, en aquel momento entré y trabajé muchos años, da pena que la cerraran sacaban de la calle a muchos chicos”.
Aquella experiencia frente a los alumnos, enseñando a cocinar y llevando la dinámica de la clase fue lo que le facilitó estar ante las cámaras. Su salto a la televisión fue casi sin querer. El programa “Buenas tardes, mucho gusto”, un clásico de Canal 13 en los sesenta daba la oportunidad a amas de casa de preparar en vivo un plato. Convencida por una sobrina le envió una solicitud a quien lideraba la transmisión desde el estudio, la conocida cocinera Blanca Cotta. “Era un programa muy bueno, mi familia me insistió y le mandé una carta. No pensé que me fueran a llamar, pero me llamaron. Si yo estaba en la escuela era porque tenía didáctica y práctica, que es lo que se necesita para televisión. Blanca Cotta me dijo ‘mire señora, mire el programa el martes y el jueves debuta’. Lo gracioso es que era todo en vivo y en directo, si te equivocabas era un papelón. Preparé un pan, siempre me gusto amasar y el aroma de la levadura en el horno. Era pan relleno, pizzonda, relleno de panceta jamón y queso rallado, riquísimo y fue el pan que eligió Blanca”, destacó.
Su carrera en la televisión comenzó casi sin querer y ya lleva más de 50 años ininterrumpidos cocinando en la pantalla chica. En distintos canales y distintos formatos pero siempre enseñando. Lo último que realizó fue para el canal FoxLife con invitados famosos y con quienes ya había compartido pantalla. Así cocinó en los últimos meses con Soledad Silveira, Marcela Tinayre, Raúl Lavié, entre otros. Sus platos pasaron además por los canales de aire, por aquellos dedicados exclusivamente a la cocina y el hogar y principalmente por Utilísima.
“La escuela me ayudó, yo me mentalicé de que estaba dando una clase, pero bien sintetizada. Después me preguntaba si había estado en televisión antes. Yo aseguraba que no, después de los años se empezó grabar y fue un alivio”, recordó entre risas.
La televisión de la mano de la cocina la llevaron a relacionarse y hacerse muy amiga de otras referentes del área en los medios. Así fue gran amiga de Doña Petrona y de Blanca Cotta.
Tras el éxito en televisión llegó su faceta como escritora. Hoy lleva editados 52 libros. “Dos por año”, reconoce orgullosa. “Es que trabajé mucho”, se excusa. El primero, Cocina fácil para la mujer moderna, es uno de los libros más vendidos en el país y se mantiene en venta con sucesivas ediciones después de 40 años en vidriera.
“ ‘Cocina fácil…’ lleva un millón quinientos mil ejemplares vendidos por Editorial Atlántida. Primero me llamaron y me dijeron que preparara una maqueta del libro. Yo no quería el libro clásico, era aburrido; yo en cada capítulo le ponía lo que me parecía importante, cómo con lo que te queda en la heladera hacer un plato y poder ampliarlo. Así fue que salió ese libro… tuvo tanto éxito y yo no cobré regalías. Yo no sabía qué iba a pasar, por el libro me pagaron un montón pero imaginate lo que ganaron ellos con el correr de los años sin pagar regalías”, reflexionó.
Sus creaciones no se limitaron a la cocina, Choly además tiene editada una novela, La casa olvidada, que completa su producción. “Cuando leés mucho tenés cosas que sacar de la cabeza. Mi nieta encontró lo que había escrito, un cuaderno viejo, y me dijo que lo publique. En ese momento yo tenía 30 libros de cocina editados, imaginate una novela. Después de tantos éxitos, aunque sea una bazofia me lo iban a publicar. Y se vendió…”.
Todos sus recuerdos, su paso por distintos canales y sus relatos, van acompañados de su sonrisa. Gracias a la cocina y su propia personalidad llevó el humor y su impronta alegre a cada rincón donde trabajó y vivió. Desde los bailes en el Argentino, o las películas en el cine Castelar o el Select, actual Bowling Palos, hasta Utilísima Satelital, su paso por la cocina de La Serenísima u otras empresas donde iba a dar charlas y clases.
Choly asegura tener una receta para la vida, la que la llevó a ser feliz y disfrutar cada momento en su Castelar, con sus manos en la cocina o frente a una cámara. “Mi receta… Primero no criticar, ser amplia y generosa con la vida, día a día. Y disfrutar todos los días que te podes levantar que te podes manejar sola, ser generoso consigo mismo”.
Choly tiene el reconocimiento de sus pares, de los trabajadores de la televisión y también de sus vecinos. En Agosto será galardonada con el premio Norma Pla, por luchadora y formadora de hombres y mujeres, que entrega la Universidad de Morón a los vecinos destacados. De la mano de la cocina, logró ser hoy Choly Berreteaga. “A mí la cocina me encanta porque es el amor en forma de buñuelos. A mis hijos, mis nietos, les encanta que los sorprenda con algo nuevo, por eso me encanta enseñar no solo los ingredientes sino el amor que uno le pone”, finalizó.
Entrevista: Gabriel E. Colonna
Redacción: Leandro Fernandez Vivas
Fotos: Gabriel Colonna - Choly Berreteaga