El cielo, las nubes, la luna, el sol, las estrellas y más allá, lo desconocido. Apenas un puñado de hombres y mujeres se han aventurado por fuera del planeta Tierra y la mayoría no se alejó mucho tampoco. Pero el ser humano llegó a los astros por medio de naves, señales, objetos o hasta luces que permitieron conocer, muy de a poco, cómo se conforma el espacio.

Distintas organizaciones han multiplicado los esfuerzos científicos para ver más allá del cielo. Entre ellas, la NASA es la que más lejos llegó cuando en 1969 permitió que Neil Armstrong dejara su huella en la Luna. La Agencia Espacial Norteamericana es la punta de lanza, la acompañan otras como sus pares chinas, europea y la argentina, la CONAE, quien le brindó a la Argentina el cuarto lugar en la carrera espacial cuando lanzó un mono al espacio a fines de los 60, una proeza sólo alcanzada anteriormente por potencias como la Unión Soviética, Estados Unidos y Francia.

En el siglo XXI, cuando existen proyectos para volver a la Luna o incluso propuestas privadas para alcanzar Marte, la NASA lanzó una convocatoria para que todo habitante de la Tierra pueda llegar a las cercanías de Júpiter, el planeta más grande del sistema solar. En octubre de 2024 será lanzada la sonda Europa Clipper que tendrá como misión explorar la helada luna del gigante gaseoso. Se trata de un dispositivo artificial interplanetario y autónomo que será lanzado desde Cabo Cañaveral para recorrer 2600 millones de kilómetros para llegar a la órbita de Júpiter en 2030.

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La nave no aterrizará en Europa sino que orbitará Júpiter para, desde allí, estudiar la luna congelada. Similar fue el caso de la sonda Galileo que fue lanzada en 1989 y recopiló información del planeta hasta 2003. Se proyecta que Europa Clipper orbite el gigante unas 50 veces, sobrevolando en cada pasada la fría luna, recorriendo 800.000 kilómetros mientras sus instrumentos recopilan datos sobre el océano subterráneo, la corteza de hielo y la atmósfera del satélite natural. El objetivo final es chequear si existe vida, o condiciones propicias para la vida, en el mar interior de Europa.

Mensaje en una botella
Ante el advenimiento del lanzamiento de la misión, NASA lanzó una convocatoria a nivel mundial para todo aquel que quiera sumarse al viaje espacial. Continuando la tradición de dejar mensajes en cada sonda que atraviese el sistema solar, la agencia sumó un poema escrito por la Poeta Laureada Ada Limón titulado “Elogio del misterio: Un poema para la astronave Europa”. Junto con el escrito, la organización norteamericana presentó el programa Mensaje en una Botella.

Convocados por los especialistas, y por medio de una página web dedicada, todo terrícola interesado pudo sumarse al mensaje como si se tratase de un papel dentro de una botella que es lanzado al mar. ‘Mensaje en una Botella’ dispuso que los participantes escriban su nombre en un microchip que acompañará a la sonda espacial en su periplo por el espacio.

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Así como Castelar Digital viajó a España para conocer la Casa Natal de Emilio Castelar (Ver: Castelar Digital visitó la Casa Natal de Emilio Castelar en España ) o acompañó a las biólogas de Castelar en una campaña científica en la Patagonia (Ver: Biólogas de Castelar recorrieron la Patagonia buscando escarabajos ), no podía dejar pasar su sueño de viajar al espacio: Sic itur ad astra.

Castelar Digital respondió al llamado de la NASA, se sumó a la propuesta e inscribió su nombre en el chip que recorrerá medio sistema solar. Según información brindada por la agencia espacial, el poema estará escrito en relieve en una placa especial sobre el cuerpo de la sonda, mientras que los nombres integrarán un microchip especial que viajará protegido en el interior de la nave. Si bien la acción es más simbólica que concreta, porque no se espera que una inteligencia extraterrestre encuentre el mensaje aunque no se descarta, significa el acompañamiento de los inscriptos a la investigación científica y espacial, el acompañamiento a una nueva aventura interplanetaria y allí, casi por azar, está también Castelar Digital.

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