El boxeador amateur Fausto 'El Guerrero' Baez le abrió las puertas de su mundo a Castelar Digital para hablar sobre el entrenamiento, su llegada a Buenos Aires y lo que extraña a su familia, su superación a las drogas y la actual vida en Ituzaingó con su mujer y representante, y la admiración que tiene hacia el artista Rubén Díaz.

En el cuadrilátero, se encuentran El Guerrero y Carlos Castaño, su entrenador, allí intercambian diferentes movimientos como en una partida de ajedrez, con cautela, tácticamente, atacando y defendiendo. “Ya hace casi cuatro años que me encuentro en el boxeo, un año de la mano del team Carlos y Brian Castaño, campeones bimundiales, y mi mujer Victoria Rodríguez, mi representante”, señaló el boxeador.

Fausto nació en el Caribe, precisamente en República Dominicana, luego se trasladó e instaló en Argentina. “Llegué hace 8 años a Argentina con una historia medio complicada, ya que agarré la calle, los vicios y los clubes”, recordó el dominicano. Luego, continuó: “Tengo a mi padre en Buenos Aires, quien hizo lo que pudo conmigo. Teniendo en cuenta que muchas veces no le hice caso y tomé decisiones incorrectas, pero siempre me está acompañando”.

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Durante la pandemia por el Covid-19 y en Argentina, fue que el deportista descubrió su cariño por esta disciplina. “El boxeo lo agarré comenzando la pandemia. Un día un amigo me dijo: ‘Fausto vamos al gimnasio, hagamos boxeo’, y ahí me enamoré, así como cuando te enamorás a primera vista”, explicó. “El boxeo me sacó de las drogas, como así la mano de mi mujer Victoria, un gran papel en mi vida, quien me supo acompañar y guiar, sosteniéndome hasta el día de hoy. Por eso, es mi manager y quien maneja el tema de sponsors, las personas que apuestan a mí y a mi carrera”, agregó.

Cuando Fausto llegó a la Argentina, vivió en el barrio porteño de Constitución, luego en Lanús, y actualmente, se encuentra viviendo en Ituzaingó, zona oeste del Gran Buenos Aires. “Llegado de Dominicana, viví mucho tiempo en Constitución que lo defino un lugar que no es para cualquiera. Tuve una vida dura. Y al conocer a mi esposa, me mudé a zona sur, y más tarde, juntos construimos historia en el oeste”, relató.

“El oeste me dio y me da grandes momentos y personas como Ruben Díaz, el fantasiólogo, mi gran amigo de quien aprendo día a día y es un pilar para mí. También, mi primer título amateur como Campeón del Oeste”, indicó el boxeador. “Ituzaingó es el lugar de mis sueños, así lo defino. Acá estoy creciendo muchísimo deportivamente y personalmente. Rubén Díaz me inculcó el arte, algo que me encanta, me enseñó a pintar. El oeste es mi casa”, añadió.

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Por otra parte, Fausto recordó a su familia, a quienes extraña y desea volver a ver, pero con el título en sus manos. “Soy un tipo alegre, vengo del caribe, de valores y mucho respeto. Un soñador que sabe lo que quiere y va a ir por ello”, se auto definió. Luego, afirmó: “Hace diecisiete años no veo a mi mamá, ya que tuvo que viajar para darnos un futuro a mí y a mis hermanos, y ocho años que no veo a mi abuela quien me crió. Los extraño pero me prometí volver con un título de Campeón Mundial, esa es mi meta”.

El deportista está muy agradecido por todo lo que le está sucediendo por estos pagos. “Argentina me está dando un gran lugar, me siento honrado. La oportunidad que me dio Migraciones como deportista de contar mi historia y ser un ejemplo para mi comunidad, como así también el acompañamiento del Consulado y su directora Betania Fernández. Escuchar a ellos que se sienten orgullosos de mí, es increíble”, destacó. “Sufrí mucho acá, por momentos creí no poder salir de la droga, pero pude. Siempre doy un mensaje claro en eso. Yo soy creyente, creo en Dios y siempre digo ‘los tiempos de Dios son perfectos’. Sólo debemos buscar nuestros sueños y luchar por ellos”, concluyó.

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