La pareja se enrosca en el baile, el tango está presente aunque no se lo escuche. La esquina de Soler y Zufriategui es el escenario, allí está la primera obra pública de Danilo Bambú, la primera de más de 50 que vistieron al pueblo pueblo de Ituzaingó, su pueblo.

Danilo Bambú nació en Lanús pero apenas siendo un bebé llegó a la Zona Oeste. Conoció una región distinta a la actual, con árboles, pájaros, ríos con balnearios, tranvías y locomotoras que se escuchaban desde muy lejos. Un Ituzaingó con identidad propia, que aún dependía de Morón pero que era su lugar en el mundo y allí clavó sus obras, como mojones, para quien las disfrute. Hablar de Danilo Bambú es hablar de Ituzaingó, y viceversa.

Al cumplirse diez años del fallecimiento del artista, el Museo Histórico Municipal de Ituzaingó realizó una muestra homenaje que repasa los últimos años de su obra artística. Con el impulso de la Subsecretaria de Promoción Social y Políticas Culturales, expone más de 20 piezas de la colección del artista. Se pueden apreciar esculturas ‘tipo juguete’, pinturas sobre bastidores MDF y murales escultóricos que sorprenden a los ojos de los vecinos.

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La obra más conocida de Danilo Bambú, aquella que se puede encontrar en fachadas de escuelas o instituciones del distrito, son murales escultóricos. Se trata de murales con sobre relieves que muestran, en su mayoría, escenas históricas del Ituzaingó de otros tiempos: lagunas con frondosos árboles, el tranvía con sus rieles, pulperías, el Río Reconquista como espacio turístico, el Puente Márquez y muchos más.

En fama y admiración le siguen las esculturas como el Homenaje a los Mimos o la estatua de Jorge Cafrune, ambas en la plaza 20 de Febrero, la más popular del partido. En el Museo se pueden apreciar también sus cuadros, cargados de simbolismo local y con su estética particular.   

“Danilo es nuestro artista popular, es el artista del pueblo de Ituzaingó. Sus obras en el espacio público son las más conocidas, las más reconocidas”, destacó Facundo Valdez, Director del Museo Histórico Municipal de Ituzaingó, de Olazabal 855, donde la obra homenaje comenzó en agosto y finalizará hacia fines de septiembre. “Tenemos obras que van desde la década del 90 hasta el 2013, son los últimos años de vida artística. Su última muestra fue póstuma, fue en la Casa Naranja de Graciela Mosches. Antes expuso en 2010 y en 2009 cuando fue nombrado Ciudadano Ilustre de Ituzaingó”, completó.

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El artista no utilizaba materiales habituales, construía sus figuras con hierro y cemento para luego pintarlas con acrílicos. Los murales escultóricos eran un fondo de malla de alambre sobre el que modelaba el cemento. Los cuadros los realizaba directamente sobre una placa de Fibrofácil y un marco de madera confeccionado por él mismo. El valor de su obra está en la expresión y en la captura de espacios históricos, personajes locales y paisajes profundos, donde nunca faltaban árboles, ríos y pájaros.

La primera obra pública fue el Homenaje al Tango: “Es de diciembre de 1976 y fue iniciativa de Juan Carlos Tomassone, un presentador de espectáculos de tango que había creado un espacio tanguero en Ituzaingó, era La Terraza, frente a la plaza, a media cuadra sobre Soler. Es la esquina del tango, es el homenaje al tango pero también es al cantante Héctor Maure”, explicó el especialista. En la misma plaza se encuentran el Homenaje a los Mimos: “Está dentro del espacio de juegos de la plaza y lo construyó reforzado y con una forma particular para que los chicos puedan subirse, para que puedan jugar en su obra”.

Dentro la muestra del museo, en las Esculturas Tipo Juguete, destaca una en donde un pila de malabaristas sorprenden con un truco. La mirada circense no es casualidad, Danilo trabajó como pintor de telones y paisajes para distintos circos que los utilizaban como escenografía. También fue ilustrador y hasta llegó a editar historietas independientes en donde sus dibujos contaban la historia de Ituzaingó.

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“Danilo es un artista popular, no hay que mirar su obra con ojos de un artista académico. Es un artista popular porque eligió que sus obras estuvieran en el espacio público. Cada artista llega un momento en que tiene que tomar una decisión si se va a dedicar profesionalmente al arte, si va a vivir de eso. Tienen que elegir el camino. En la época en que empezó Danilo Bambú un artista no vivía de las obras en el espacio público. El eligió el camino municipal prescindiendo del éxito comercial en una galería. Expuso a principios de los 80 en salas privadas, con éxito, pero prefirió el camino de las obras en espacios públicos, es el camino por el que lo recordamos. Si hubiera ido por el camino comercial hubiera sido un artista con más o menos éxito y reconocimiento, pero no como lo recordamos hoy”, finalizó Valdez.

Su obra sorprende e invita a mirar el entorno con una mirada histórica. Propone proyectar lo que hubo antes para mantenerlo vivo en la memoria, para que sea parte de la identidad de su Ituzaingó, como también ayuda a pensar en colores, formas, pájaros, árboles y mucho más. La Exposición Homenaje aún se puede apreciar en el Museo Histórico Municipal de Ituzaingó o bien recorriendo las plazas, calles y veredas del que fue su pueblo.

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