A primera vista parece la foto de un cuerpo celeste. Puede ser Europa, la congelada luna de Júpiter, o una faz lejana de Neptuno o Plutón. El círculo del plato ayuda a ver planetas, pero a su lado, un rectángulo preciso, con el mismo trazo, propone un incendio, o el infierno, o fuego y cenizas, o aquello que el curioso pueda ver e imaginar en el arte abstracto de Silvia Villalba.

Docente de geografía de profesión, se dedicó de lleno al arte cuando le llegó la jubilación. Con conciencia ecológica, recupera materiales que para un inexperto podrían ser elementos en desuso y los transforma en obras, en belleza, en forma y color. Arte sustentable con mirada abstracta.

Con una base de pintura asfáltica, que oficia de soporte y pegamento, los elementos se van mezclando, fundiendo en la imagen, hasta transformarse en su obra: “Empiezo con la mancha, en cualquier soporte, y esa mancha me va llevando a esos lugares. Me dicen que parecen fotografías satelitales, mares o algún astro. Es la geografía que se presenta, es algo innato, no lo provoco”, contó la artista a Castelar Digital. “Si veo que se presenta algo marino, por ejemplo, lo llevo para ese lado, lo profundizo. Pero no es algo que genero, sale”, completó.

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Durante 28 años de carrera docente, repartió sus días entre la Escuela Cristiana Evangélica de Ituzaingó y la Escuela Nuestra Señora de Fátima de Castelar, siempre ligada a la Geografía pero con destellos artísticos: “En las escuelas siempre hay actos, proyectos, eventos, y yo me sumaba, participaba, pero siempre con una veta creativa. Incluso hicimos el Modelo de Naciones Unidas, donde los estudiantes simulan ser la ONU y representan a cada país, y fue una profesora de arte la que me propuso hacer algo más con mi creatividad. Esperé hasta la jubilación y empecé en su taller”, narró la artista a este medio. La primera mentora fue Paula Koffman quien le enseñó la practicidad del uso de pintura asfáltica y las primeras herramientas de pintura. Luego fue el turno de Nora Pareja, artista de Ramos Mejía, y por último, quien se transformó en su curadora, la docente Paula Rivero.

Dificil de catalogar, el arte de Silvia Villalba se vale de elementos poco convencionales. Se pueden apreciar tornillos, arandelas, paños, hilos o chapas, elementos recuperados, que hubieran terminado en la calle, tras sus manos, son arte. Pero entre toda su obra destacan los Platos de Sitio. Se trata de elementos decorativos que se utilizan debajo de los platos a la hora de comer. Como si se tratase de individuales circulares, pero encerrando el arte de la vecina de manera personal.  

“Yo pintaba obras, de cuadros, pero quería que mi obra también estuviera al alcance de las personas, pero no que aburra. Hay una falsa realidad, una falsa idea, de que la obra de arte en un bastidor es costosa, no llega a nadie. Yo quería que mi obra fuese conocida pero que también fuese utilitaria, que funcione. Entonces vi en el programa Podemos Hablar de Andy Kusnetzoff que le regalaban a los participantes platos de sitio pintados por artistas. Me contacté, me aceptaron y participé del programa, fue un antes y un después, explotaron”, recordó. La exposición en televisión hizo que explotara su teléfono. Pedidos, cotizaciones, consultas y halagos que la llevaron a producir durante meses.

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Paralelamente, Villalba expuso sus obras en distintas salas de arte de la Ciudad de Buenos Aires y la Zona Oeste. Desde galerías en San Telmo a una muestra especial en la Universidad Nacional de La Matanza, desde los pasillos de la Universidad de Buenos Aires, al Centro Cultural Ituzaingó, donde tuvo el honor de ser la primera muestra artística luego de la pandemia, la primer muestra presencial, aún con barbijos, en la sala del Municipio de Ituzaingó. Incluso actualmente su trabajo puede apreciarse en Castelar, en Rulaz, Carlos Casares 1017, donde se encuentran a la venta.

Tras los platos, la artista buscó diversificar su producción pero apuntando al público general, alejándose de las salas o al mundo especializado, con obras en porcelana: “Este año me dije ‘hay que ponerle un valor agregado al plato de sitio y que quien compre el plato tenga algo más’. Empecé a pintar en porcelana, con pigmentos especiales para porcelana, combinado con el plato de sitio. El público ve una porcelana pintada en abstracto y les llama la atención, se ven figuras, dibujos”.

La estética abstracta de la obra de Silvia Villalba invita a imaginar paisajes. Así como los platos invitan a ver planetas, sus cuadros muestran escenografías imaginarias. “Estaba en una feria de Zona Norte y un grupo de personas se detuvo frente a uno de mis cuadros y yo los escuchaba hablar: ‘parece el infierno’, ‘ese lado parece fuego, pero de acá puede ser el cielo’. Me acerqué a hablar con ellos, porque la obra se llamaba Destellos en la Oscuridad. Era abstracta, como todas, pero parecía un incendio forestal, por eso le puse ese nombre.  Eso me gusta. Por ejemplo, con los platos de sitio, en una mesa a cada uno le toca un plato diferente y puede jugar con la imaginación. La abstracción te saca de contexto, ves algo y se ve distinto”, detalló la vecina.  

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Silvia Villalba expone sus obras desde 2018 en distintos espacios y latitudes. Ahora también ha elegido a Castelar Digital para su difusión y tiene su Espacio de Artista dentro de este medio. Con una estética particular y una técnica única, sus producciones son verdaderas invitaciones a imaginar escenarios y sensaciones.

“A mi arte lo divido en dos: por un lado lo que hago en bastidor, donde puedo trabajar lo reciclado, donde busco resignificar aquello que quedó en desuso, darle una vida nueva a elementos que estarían en la calle, lo transformo en algo bello. Es un puente a la sustentabilidad, puedo desde el arte ayudar al medio ambiente. Y por el otro lado están la porcelana y los platos, que es también darle la posibilidad a la gente de que se lleve algo distinto, que el arte sea accesible. Lo abstracto le permite jugar con la magia de la imaginación”, finalizó Silvia Villalba.

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