Mañana es un día especial para mí, aunque en realidad todos los días son especiales porque me despierto con deseos de seguir viviendo. Voy con mi mamita a la veterinaria del Dr. Colombo. Allí me esperan con mucho cariño y la doctora Carina se encarga siempre de hacerme exámenes y aplicarme medicaciones que me ayuden a seguir de pie. Ella es muy cariñosa conmigo y me habla con una voz dulce que después escucho en mis sueños. Me aplica muchos medicamentos que a veces me duelen, pero yo me porto bien y no protesto porque son los que me ayudan a vivir.

Mi nombre es Lola, pero Salo, la señora que ayuda en la veterinaria, me dice Lolita de mi corazón. A mí me da mucha gracia pues me hace preguntas y las contesta ella misma como si fuera yo la que hablase. Entonces la escucho hablar y no entiendo muy bien lo que dice, pero sé que todas deben ser palabras de amor.

No recuerdo exactamente qué día nací, pero ya estoy peinando algunas canas. Creo que volví a nacer hace tres años cuando mi dueña tuvo que partir muy lejos y me dejó al cuidado de Norma, así se llama mi mamá adoptiva y que hace que mis días sean placenteros, aunque yo me sienta mal. Es un amor de persona y un magnifico ser humano. A veces me da mucho decaimiento y tiene que salir corriendo conmigo para la veterinaria, puedo asegurar que en ese lugar me quieren, pues aunque haya una fila tremenda, siempre encuentran un espacio para mí.

Yo soy una pequeña schnauzer a quien le ha tocado vivir momentos muy duros. El día que cambiaron mi hogar y me llevaron a vivir a otra casa, yo no entendía nada, solo que ya no era el mismo espacio en el que estaba acostumbrada a andar. Al principio yo estaba triste y no encontraba explicación a lo que estaba ocurriendo. Con el paso de los días comprendí que mi dueña ya no regresaría a buscarme y que le había entregado mi custodia a su papá y a Norma. Yo lloraba en silencio porque lo extrañaba todo. Pero eso no duró mucho tiempo pues en mi nuevo hogar se encargan de que no me falte algo de lo que necesite para seguir viviendo y el amor, y la entrega que siento hacia mí son indescriptibles.

Yo tengo ‒como dicen por ahí‒ un combo de enfermedades, pero la que más me afecta es la diabetes. Tengo que usar insulina y otros medicamentos para controlar mi problema con la glucosa. Muchas veces Norma, que es en este momento mi mamá querida, tiene que correr conmigo para la veterinaria pues me descompenso y se me borra hasta la sonrisa.

Cuando estoy bien, me gusta correr y jugar con mis primos que vienen a visitarme, después quedo muy cansada y agotada, pero disfruto todos los momentos en los cuales me siento bien.
A mí me alimentan con mucho cuidado y mis medicamentos nunca me faltan. Me cuidan como si fuese una joyita del Nilo. Puedo asegurar que a pesar de mis limitaciones, soy una perrita feliz muy querida por todos.

Ahora les dejo mi historia y me voy a descansar pues mañana a la mañana sé que me estarán esperando con la mejor sonrisa que le pueden brindar a una perrita como yo, agradecida de todo cuanto hacen por mí.

Olvidaba contarles que soy muy tranquila y obediente. Otro día, cuando no esté muy cansada, les contaré muchas anécdotas de mi vida, las cuales guardo como divino tesoro. Soy muy afortunada al tener una familia que me quiere, me cuida y hará cualquier cosa que tenga que hacer para que yo tenga calidad de vida.  

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