Llegó el fin de semana esperado. Comenzó Argentina Vuela 2023, el mayor encuentro aeronáutico del país, en la Base Aérea Militar Morón. El viernes comenzó al horario pactado con aviones en la plataforma de la ex VII Brigada y stands de todo tipo en el hall del aeropuerto y en los hangares.

La Fuerza Aérea Argentina, como anfitriona, abrió las puertas de Morón. Frente a la torre de control se pueden apreciar varios de sus aviones más poderosos. Entre muchos otros, se puede ver al A-4AR, un cazabombardero de fabricación norteamericana adquirido a fines de los 90 y que opera habitualmente desde la V Brigada Aérea de San Luis. También se puede disfrutar al IA-63 Pampa, de fabricación nacional y diseñado en Argentina. Se sumó un SAAB 340, aviones biturbohélice que vuela habitualmente en la Patagonia con LADE.

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Pero los que serán las estrellas de la jornada serán dos rarezas: el Hércules C-130 matrícula TC-60 que fue incorporado hace apenas un mes y medio a las filas de la Fuerza Aérea (Ver: La Fuerza Aérea recibió un nuevo Hércules en El Palomar) y que lleva la matrícula de un Hércules anterior, ya dado de baja, que también estará en el Argentina Vuela porque forma parte de la colección del Museo Nacional de Aeronáutica. El otro protagonista será un IA-58 Pucará, se trata de un avión de fabricación nacional, diseñado en la década del 60 como avión contra insurgencia y de ataque, que combatió en la Guerra de Malvinas y, si bien es muy conocido por los avioneros, un clásico, fue dado de baja como sistema de armas de la Fuerza en 2019, pero cuatro años después, sigue volando.

A este espectáculo, así como el año pasado, se sumarán aeronaves de otras fuerzas. En esta ocasión se muestran en Morón dos helicópteros del Ejército Argentino, un Bell UH-1H y un Agusta-Bell 206. También la Armada Argentina participa con un Beechcraft  B200, un gigante helicóptero Sikorsky Sea King y un bello avión Turbo Tracker de lucha antisubmarina.

Viernes y sábado se vio un gran despliegue en Morón. Junto con lo que se mostró en tierra, hubo de todo para ver: En el hall del aeropuerto, aquel que supo ser el primero internacional en Argentina, está la muestra de cada instituto de formación y dependencia de la Fuerza Aérea. Se pueden apreciar desde misiles y armamento a asientos eyectables, paracaídas y estructuras de los aviones. En el hangar dispuesto al acceso del público, distintas empresas aeronáuticas y boutiques ofrecen información, servicios y productos que van desde remeras y mates a elaborados decorados con partes aeronáuticas.

Durante los tres días habrá shows musicales. El más popular fue el del sábado cuando Los Charros hicieron bailar a muchos de los presentes.

En el cielo, la Fuerza Aérea Argentina voló representantes de todos sus sitemas de armas: A-4AR, EMB-312 Tucano, T-6 Texan II, IA-63 Pampa en distintas versiones, Hércules C-130, Twin Otter, Saab 340, Fokker 28. Beechcraft Hurón, helicópteros Bell 412 y Hughes 500.

Así como el año pasado, la presencia de otras fuerzas de defensa y seguridad se disfruta con miradas, fotos y preguntas. Además, hubo pasajes aéreos y demostraciones: La Armada Argentina puso en el cielo un B-200 que con su tono azul oscuro contrastó con los grises de los aviones de la Fuerza Aérea. La Aviación de Ejército se hizo presente con sus helicópteros una demostración de ataque helitransportado a cargo de tres Bell UH-1H y un AB-206.

Quien recibió disparó aplausos y sorpresas fue Jorge Malatini, el mayor piloto de acrobacia del país, que voló con su clásico Pitts S1-11B y un Extra 300L con piruetas y maniobras cargadas de adrenalina.
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Comenzó el mayor encuentro aeronáutico del país que promete ser un show aéreo, tanto en tierra como en el cielo, sin igual.

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