La música y la pintura siempre estuvieron presentes en la vida de Alan Forciniti, quien realizó un mural botánico pintado con acrílicos en el Complejo Leloir Plaza de Parque Leloir, Ituzaingó. Allí se abrirá un nuevo comercio del amigo del autor. “Vengo de familia de artistas. Mi viejo gran pintor y dibujante”, destacó el ‘pintor urbano’, definido así por el mismo.

Luego, recordó: “Ya van 25 años que estoy pintando en distintas técnicas y en diversos tipos de laburo”. “Pinto de acuerdo al deseo del cliente. A partir de ahí vamos llevando a cabo el proyecto y le damos forma”, explicó el artista sobre su labor. Y agregó: “Pinto un poco de todo dentro de mis posibilidades, como el impresionismo, la obra que estoy haciendo ahora, y más”.

Alan estudió en la Escuela de Arte Leopoldo Marechal de Ramos Mejía y en La Ciudad de las Artes de Córdoba. “Después hice el camino de autodidacta. Aprendiendo de amigos, viajando, viendo libros, viendo videos en YouTube, un poco de todo. Ahora hay mucha información y está todo al alcance de la mano, por lo que seguimos estudiando”, aclaró.

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“Para hacer algo siempre hay que ensayar y estudiar, ver de qué se trata y meterse adentro de ese mundo. Así que estudiar, siempre. También las experiencias del laburo que te van llevando y uno va mejorando la calidad”, añadió sobre su experiencia y sobre su amor hacia el arte.

Asimismo, el pintor urbano reveló en Castelar Digital una de las tantas técnicas especiales que emplea a la hora de trabajar: “Laburé muchos años pintando paisajes en vivo, en una técnica fugaz que se llama digito pintura o dactilopintura”. Esta técnica consiste en utilizar los dedos como herramientas de pintura. A través de la digito-pintura se logra sobre una superficie adecuada el desplazamiento del óleo que combinado con movimientos específicos dan por resultado, por ejemplo, un paisaje con alto nivel de realismo.

Además, al utilizar la técnica de la dactilopintura, le abrió otras puertas en su carrera que hasta ese momento eran impensadas. “Se convirtió prácticamente en un oficio y me permitió viajar por varios lugares del país y también por países aledaños. Trabajé en vivo con digito pintura, pintando paisajes con dedos y otros utensilios poco convencionales, haciendo arte callejero. La pintura es un motor para poder viajar y conocer culturas y lugares”, subrayó.

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Más tarde, Alan se animó a incursionar en otras metodologías de trabajo, las cuales le permitieron expandirse aún más en su arte y oficio. “Empecé a hacer pintura de taller, figuraciones con brochas, pinceles, algo de aerografía, un poquito de todo. Después me empecé a animar a las paredes”, recordó. Y agregó: “Un laburo te va llevando a otro, y la suerte también. Ahora empezó a estallar un poco todo lo que es arte más urbano, por lo que trabajo a pedido”.

En cuanto a su nueva obra de Parque Leloir, el pintor urbano contó que llegó allí “a través de un gran amigo que va a montar un negocio en ese lugar”, y aclaró “todavía no podemos brindar ninguna información porque todo va a ser una gran sorpresa”. También, confesó que “el laburo está enfocado a un proyecto natural, es por eso que me pidió hacer un mural botánico, cargado de naturaleza. El cual va a estar relacionado con el proyecto que va a lanzar dentro de poco”.

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“La composición fue bastante libre, pero basándome en una imagen real, y después empecé a improvisar, a jugar con el color y con las formas. De ahí empieza a salir algo original y desarrollar la visión que tenés para poder hacerlo. Cuando esté bien iluminado se va a poder apreciar mucho más la profundidad y la fuerza del color”, concluyó.

Entrevista y redacción: Belén Medina