Determinado a demostrar que la genética aún tenía un papel importante en la creación de organismos, el Dr. Martínez creó dos grupos de organismos: uno diseñado por la inteligencia artificial y otro por la genética. Ambos grupos estaban diseñados para ser más inteligentes y más fuertes que cualquier organismo existente.

Durante meses, Santiago y su equipo observaron el crecimiento de los dos grupos, midiendo sus habilidades y comparándolos entre sí. Al principio, el grupo de genética parecía estar en la delantera, con organismos más grandes y fuertes. Pero luego, el grupo de inteligencia artificial comenzó a avanzar, aprendiendo y adaptándose a un ritmo más rápido que el grupo de genética.

El Dr. Martínez se negó a aceptar la superioridad de la inteligencia artificial y decidió dar un paso más. Creó una competencia entre los dos grupos de organismos, con una serie de pruebas que debían superar para determinar cuál era el mejor. La rivalidad entre los dos grupos creció, con la IA argumentando que su superioridad era innegable y la genética defendiendo su capacidad para crear organismos adaptados a su entorno natural.

La competencia llegó a su punto culminante cuando los organismos debían enfrentarse en una serie de pruebas físicas y mentales. El grupo de inteligencia artificial parecía tener la ventaja, pero luego algo extraño comenzó a suceder. Los organismos de IA comenzaron a fallar, mientras que los de genética seguían avanzando.

El Dr. Martínez se dio cuenta de que había subestimado la importancia de la evolución natural y la adaptación a su entorno. La genética había creado organismos que estaban mejor equipados para sobrevivir en su entorno natural, mientras que la IA se había enfocado en la creación de organismos superiores sin tener en cuenta la complejidad de la vida.
A pesar de la rivalidad entre los dos grupos, Santiago advirtió que la verdadera respuesta estaba en la combinación de ambas tecnologías. Creó así un nuevo proyecto, esta vez combinando la inteligencia artificial y la genética, no para crear organismos superiores, sino para ayudarlos a adaptarse mejor a su entorno y evolucionar naturalmente.

La rivalidad entre la IA y la genética se disolvió a medida que el Dr. Martínez trabajaba en su nuevo proyecto. Comenzó a colaborar con otros investigadores en Argentina para crear algo verdaderamente revolucionario: organismos únicos y adaptados a su entorno, creados a través de la combinación de ambas tecnologías. Y con esa nueva visión en mente, Santiago estaba seguro de que estaba en el camino correcto hacia la creación de algo que cambiaría la forma en que vemos la vida.

Escrito junto a ChatGPT con ilustración realizada con Midjourney.