La directora que fue con nosotros de viaje de egresados
Por: Leandro Fernández Vivas.1999 me encontró en el último año y con solo dos preocupaciones: el buzo de egresados y el viaje de egresados. El primer ítem llevó consigo disputas y encuentros con otros cursos y otros turnos para tratar de unificar. Fue decisión de la escuela que los tres novenos prontos a egresar tuvieran el mismo diseño. Mi curso, 9ºC, el único del turno tarde, debió competir con los del A y el B, de la mañana, en unas elecciones en donde no tuvimos ninguna chance.
Perdimos, ganó un buzo rojo con líneas negras, impugnamos la elección, fuimos por la polémica y terminamos haciendo lo que quisimos. Pero como la decisión del buzo unificado había emanado directamente de la Dirección de la escuela, allí estuvimos por varios días discutiendo, sin mucha razón, para tener nuestro diseño. Del otro lado del escritorio, y creo que disfrutando la disputa tanto como yo, estaba la Directora, la Señora Lidia Pollini. Tuvo la posibilidad de imponer su jerarquía y que en su escuela se acatara su decisión, pero eligió el debate, la argumentación y la contra argumentación. Cerramos en un acuerdo, utilizaríamos nuestro diseño pero sin referencia plena a la escuela ya que no era el buzo elegido por todos los egresados, por los tres novenos. Para nosotros fue una victoria.
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Para esa altura ya habíamos cambiado nuestro diseño de buzo y 9º C vistió la bandera argentina transformada en prenda de abrigo con cuello negro estilo rugby. Hermoso buzo que aún conservo, descolorido y con algunos remiendos.
Pocos meses después vino el viaje de egresados. Ya desde principio de año, promotores de distintas empresas se nos acercaban a la salida del colegio para comentarnos las propuestas, contarnos de los boliches, las excursiones y todo lo que se podía hacer en Villa Carlos Paz. Ante la sobre oferta y los mil comentarios dentro del aula, la escuela tomó la iniciativa. Así como con los buzos, el viaje elegido sería el de toda la escuela. Los tres novenos viajarían juntos. Otra vez la dirección optó por la unión, por la representación plena de nuestra escuela en un único contingente de egresados.
Reuniones de madres y padres, discusiones y debates, para elegir finalmente la propuesta de Imaginar Viajes. Con oficinas cerca de la escuela, ex alumnos en sus filas y bajo el atractivo valor de $295, ganó la puja por amplia diferencia.
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El viaje comenzó el 13 de octubre de 1999 partiendo directamente desde Maison 531, la puerta de la bella Escuela 17 y además de docentes acompañantes se sumó la directora. Lidia transformó el viaje de egresados en un viaje de estudios, por lo que no habría faltas y todo el contingente estaría controlado por profesores y la misma directora.
El viaje, con excursiones, boliches, pileta y hotel fue todo lo que esperábamos. Siendo estudiantes de entre 13 y 14 años, todo terminaba antes de las 12 de la noche y comenzaba bien temprano, pero comer juntos, recorrer las sierras y hacer actividades completamente distintas a la cotidianeidad de la escuela fue muy grato. Allí estuvo también la Directora, en los boliches, en las sierras y hasta pateando pelotas por los pasillos del hotel. Incluso hay aún memoriosos que no se olvidan cuando se cayó en un pasillo tras disparar el esférico hacia sus alumnos.
Ya en los últimos días del viaje los tres novenos éramos uno solo. Si bien no todos los alumnos habían podido ir y no estaban completos los cursos, 9º A, B y C ya no tenían diferencias, éramos todos la Escuela 17. Fue en una excursión, quizás en Pekos, donde Lidia me detuvo un momento sólo para destacar que yo estaba vestido con el buzo rojo, con líneas negras, que decía Escuela 17 y había prestado el mío, celeste y blanco. Tanto discutir para que después nos prestemos y mezclemos los buzos. Lidia había logrado que la Escuela, en ese viaje, en esos colores y con esos tres novenos, sea una sola.
En ese viaje conocí a muchos de mis más cercanos amigos, con quienes sigo hasta hoy recorriendo esta vida. También conocí a mi compañera, quien muchos años después sería la madre de mi hija, quien este año empezó primer grado en la 17, continuando el ciclo.
Lidia Pollini, mi directora, la Directora de la bella y centenaria Escuela 17 de Castelar, falleció el pasado 25 de marzo. Este relato es un pequeño homenaje, un raudo recuerdo, es solo una porción de lo que significó para muchos de sus alumnos, para quienes aprendimos, debatimos, discutimos con ella y hasta nos fuimos de viaje de egresados.
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Leandro Fernández Vivas
Periodista
Técnico Universitario en Periodismo.
Director Periodístico en Castelar Digital.
Socio Fundador de Ocho Ojos.