Un avión caza inglés de la Segunda Guerra en la Base de Morón
El Supermarine Spitfire fue un avión caza británico que operó en la Royal Air Force desde fines de la década del 30 hasta principios de los 50. Fue el principal avión de combate de los británicos durante la Segunda Guerra Mundial. Con mejoras y modificaciones, llegó a volar a 600 Km/h y portar cuatro ametralladoras de 7.7 mm y dos cañones de 20 mm. Una maquina diseñada y producida para ganar los cielos de Europa.
Durante la contienda, voluntarios de muchos países no beligerantes se sumaron a las filas de los contrincantes. Desde la Argentina, muchos pilotos con antepasados ingleses se alistaron en la RAF para aportar su vuelo a la guerra. Tal fue el caso de Jaime Elwyn Storey, un cordobés que llegó a volar Spitfire y combatir sobre Europa.
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Terminada la guerra. Storey consiguió que el Reino Unido le vendiera un Spitfire y lo trajo en vuelo hasta Argentina. Un avión sin igual, de esbeltas líneas, ala elíptica y performances excepcionales, con el objetivo de trabajar en aerofotografía. El avión, antes un arma de guerra, terminó siendo expropiado por el Estado Argentino y entregado a la Fuerza Aérea Argentina.
El Investigador Aeronáutico y Suboficial Mayor (R) de la Fuerza Aérea Argentina, Walter Bentancor se desempeña como Jefe del Departamento de Investigaciones Históricas del Museo Nacional de Aeronáutica. En sus redes sociales publicó hace pocos días la historia de este particular avión que luego de volar por Europa y antes de recorrer la Argentina, recaló en el Aeropuerto de Morón, el que luego de 1951 sería VII Brigada Aérea, una de las más poderosas del país.
“Jaime E. Storey nació en Bell Ville , Còrdoba, el 13 de Julio de 1915, descendiente de una familia escocesa propietaria de una estancia en esa localidad. En la adolescencia es enviado con su hermano Jack a terminar sus estudios en Inglaterra y en 1938 siguiendo los pasos de su hermano completa el curso de entrenamiento como piloto. Al iniciarse las hostilidades Storey es llamado al servicio donde se incorpora a la Royal Air Force. Al terminar la guerra es dado de baja y regresa a la Argentina, de vuelta a la vida civil. En 1946 con el gobierno del General Perón en marcha y una política de expansión industrial del país que prometía buenos negocios, Storey decide incursionar en el campo de la fotografía aérea comercial con sus miras puestas en los vuelos de relevamiento aerofotográfico que el gobierno proyectaba realizar en los límites con Chile. Para ello decidió comprar en Inglaterra un avión de este tipo adecuado especialmente. En enero de 1947 se pone en contacto con el Air Ministry, estos considerando los antecedentes de Storey y su propio interés por vender Spitfire a la Argentina, acceden a la venta, adjudicándole el ejemplar PL972, de reconocimiento fotográfico equipado con el Merlin 70 de 1750 hp. Se le instalaron tres cámaras fotográficas Williamson F.24/F8, dos verticales y una oblicua, y un tanque suplementario de 170 galones. Lo más notable es que Storey decide traer al avión en vuelo hasta Argentina, para ello pidió autorización para acompañar en formación un avión de la línea British South American Airways, lo que le fue concedido.
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Storey partió de Londres el 29 de abril de 1947, volando hasta Gilbraltar y luego de ahí hasta Dakkar en la costa africana. Allí esperó al Avro York de la B.S.A.A y el 5 de mayo realizó el cruce del Atlántico, acompañando al avión de línea por más de 8 horas hasta arribar a Natal en Brasil, el 7 de mayo arribó al aeródromo de Morón, luego de realizar escalas en Río de Janeiro y Montevideo. El avión fue inscripto en Argentina con la matrícula civil LV-NMZ.
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El negocio proyectado tropezó con diversas trabas burocráticas por lo que este avión voló relativamente poco. Entre sus vuelos se destaca el de Buenos Aires a Santiago de Chile en tiempo récord a principios de 1948, marca que se superó recién a principios de los 60 con un Caravelle de Aerolíneas. Y participó en la búsqueda del Lancastrian “Star Dust” matrícula G-AGWH que se extravió el 3 de agosto de 1947, cuyo piloto, el comandante Reginald Cook, había sido compañero de Storey en la RAF.
A finales de 1948 le es expropiada la aeronave y se la traslada a la Escuela de Aviación Militar para luego ser entregada al Instituto Aerotécnico, donde fue volado por pilotos de pruebas, realizando evaluaciones comparativas con el Fiat G-55 y el Fiat G-59 que contaba la FAA. Podían verse sobre Córdoba las evoluciones de un avión con alas elípticas y otro con trapezoidales. Se utilizó también como avión de seguimiento para las pruebas a realizarse con una bomba cohete lanzada desde un Calquín, para ello se le adicionó una cámara cinematográfica, por este motivo se reemplazó el parabrisas curvo por uno plano que pertenecía al segundo Spitfire depositado en la Escuela de Suboficiales de la Fuerza Aérea.
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Un problema en el motor durante un vuelo de pruebas, a los mandos del piloto del Instituto Aerotécnico Luis Valloni, terminó con un aterrizaje de emergencia sin tren, el avión resultó con daños pero nunca se lo reparó. Almacenado en un depósito del Instituto, aguardó su destino final, al poco tiempo se lo dio de baja y se lo vendió para fundición previo desguace”.