La visita al Instituto de Menores Riglos, cuando tenía sólo 15 años, le mostró cómo chicos no muy alejados de él en edad, podían vivir en una realidad tan distinta. Desde ese momento entendió que tenía que hacer algo para cambiar la sociedad o por lo menos mejorarla. Primero desde su Castelar natal y sus instituciones, y luego desde el Municipio de Morón.

“Hice política ya desde la adolescencia. Fui el último presidente del centro de estudiantes del Comercial de Morón en 1975, en el colegio secundario sentía la necesidad de la transformación de las cosas. Del 71 al 75 fue una época muy interesante de la Argentina, había una efervescencia política muy fuerte en la juventud. Obviamente con las consecuencias terribles del terrorismo de Estado. Fueron años realmente trascendentes”. Con el advenimiento de la dictadura militar, todo proyecto político fue repelido, pero con el comienzo de la década del ochenta algunos focos comenzaron a florecer. Martínez comenzó a militar en el Ateneo Arturo Illia que por aquellos años se ubicaba frente a la parada de taxis del lado sur de Castelar y hasta participó de la recordada marcha de la Multipartidaria (Ver:  Juan Carlos Martínez: Periodista, Político y Vecino), ese mismo ateneo luego se mudaría al lado norte, también frente a los taxis sobre la antigua casa de camping y pesca Safari, “me sentí muy cómodo ahí. Se veía cine político donde teníamos debates. Era un espacio previo a la democracia, yo era un militante y quien después fuera Intendente, García Silva, recuerdo que traía las latas de pintura a mi casa para pintar los paredones del barrio… y en el archivo tengo todavía la citación de la comisaría de Morón Tercera, que convocó a todo el staff del periódico “Renovación y Cambio de Castelar”. Fue aportar nuestro granito de arena, haber empujado un poco esa pared que fue la dictadura”.

Durante los ochenta se volcó a sus medios y con la llegada de la nueva década comenzó a contactarse con la Sociedad Fomento de Castelar. Otra vez, la realidad de un chico lo llevó a acercarse a la política pero directamente desde su barrio. “Ya en los noventa, una noche dejan abandonada una criaturita en el atrio de la iglesia Nuestra Señora del Rosario de Pompeya (Castelar Sur). Después supimos que era una nena con varicela. La Dra. Giordano –que es abogada- llamó al Juzgado de Menores de Morón y le contestaron que no había hogares en Castelar.   Nos juntamos las instituciones de Castelar; la Sociedad de Fomento, la Cámara de Comercio, los Rotarios, Los Leones, la Comisión de Asociados del Banco Credicoop, yo por FM En Tránsito, y decidimos hacer cada uno una actividad y lo recaudado volcarlo en un fondo común. Con eso más lo que aportó el Obispado de Morón, se compró la casa de Alcorta y Buenos Aires donde hoy funciona el hogar San José, ahí vivió esta beba y niños y niñas que vinieron después”. Este acto benéfico lo acercó a la Sociedad de Fomento donde conoció a reconocidos vecinos como Alberto Luís Ponzo y Juan Artigues. Tras la campaña por el Hogar San José, Martínez ingresó a la Comisión Directiva. “El rol del estado municipal no era en ese momento como es ahora. En ese entonces se trabajaba desde Nación en forma directa con las instituciones locales. En aquellos años las organizaciones como la Sociedad de Fomento se reunían con funcionarios del gobierno nacional y provincial, y así se lograban cuadras de asfalto para la zona, recorridos de colectivos, líneas telefónicas, tendido de cloacas y agua corriente. Me tocó a mí participar con los ingenieros de Obras Sanitarias de la Nación para cerrar el tema de las aguas corrientes, antes de la privatización”, rememoró ante las consultas de Castelar Digital.

En esos años, esa comisión interinstitucional que se había reunido para el hogar San José siguió encontrándose por otras problemáticas. Desde la unión de las distintas instituciones se lograron avances que de otra manera hubieran sido imposibles: “el Club de Leones y el Rotary plantearon que se estaba vendiendo droga cerca de las escuelas. Se hace una reunión en el Banco Provincia y se forma una comisión vecinal por la seguridad de Castelar y se pide la expulsión del comisario de Morón Tercera (la comisaría cercana a la Plaza Belgrano, en Castelar Sur). Se logró expulsar al comisario. La comisión por la seguridad siguió funcionando, con reuniones periódicas evaluando cómo funcionaba la policía. Existía una cooperadora, de la misma comisaría, que extorsionaba a los comerciantes; era una cooperadora funcional al comisario formada por personas que no eran de Castelar. Se logró que desapareciera esa cooperadora”. Tras estas acciones y siendo ya el director del periódico La Voz de Castelar, Martínez fue elegido presidente de la Sociedad Fomento de Castelar.

Durante esos años el gobierno municipal estaba en manos de Juan Carlos Rousselot quien fue cuestionado en varias oportunidades por casos de corrupción y obras dudosas. Una de ellas fue el plan cloacal que, si se hubiera aprobado, le hubiera costado a cada vecino 5000 dólares. Uno de los planes del municipio también incluía el cierre del hospital municipal, medidas acordes con las políticas que en los noventa asolaron al país. No obstante, muchas organizaciones barriales se manifestaron contra estas medidas y ese gobierno: “iba a hipotecar literalmente el patrimonio de muchísimos vecinos, nos reunimos las sociedades de fomento y actuamos contra el plan cloacal Morón, íbamos a la Plaza San Martín con pancartas, en contra del plan y de la corrupción que había en todo el municipio. Conjugó con un momento político muy importante…  Con el intento de cerrar el hospital hicimos un programa de radio de 24 horas. Desfiló todo el espectro político de Morón.  Me invitaron a conducir ese programa que mostró toda la unidad de Morón por la defensa del hospital público. Fue una unión sin importar la ideología de cada sector. Este aporte fue muy fuerte, y acompañó la lucha de los médicos y de una asociación en defensa del hospital público que finalmente lo salvaron”.

Paralelamente, en 1995 el Municipio de Morón fue dividido. Ituzaingó y Hurlingham se convirtieron en territorios autónomos pero esta separación trajo algunos inconvenientes sobre los límites de cada localidad. Otra vez, el trabajo de Juan Carlos Martínez definió el perfil de Castelar. La Asociación Autonomista de Ituzaingó había presentado un mapa con límites que habrían partido a Castelar. “querían tomar hasta Pergamino, en el norte, es decir la cota más baja (el zanjón Martínez) y Espronceda, en el sur, y Barrio Marina más allá de la Base Aérea, como límite oeste. Y yo decía que fuera la cota más alta, la divisoria de aguas y eso lo discutí en la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, y al final se tomó el límite que sugería. Recuerdo que empecé con esa campaña de los límites de Castelar en La Voz… y nadie nos daba bola. Estábamos perdiendo de vista que nos iban a sacar el polideportivo, la exMansión Seré, el parque Sayago, el colegio Sofía Barat. Todos se querían ir de Morón con tal de alejarse de Rousselot.  El día que se trataba el límite del Nuevo Morón –Morón residual le decían despectivamente- en la Cámara de Diputados me llamó el Diputado Nacional Manuel “Titi” Martínez y me llevó a la legislatura provincial. Me pusieron el mapa de Morón grande, que tenía forma cuadrada, y me dieron un resaltador. A  los diputados que trataban el Plan Génesis 2000 les mostré la cota más alta, los beneficios de esta elección y las razones de los límites históricos. Cuando volvía de la ciudad de La Plata en el auto me avisaron que se había aprobado el límite oeste en Santa Rosa y Blas Parera. Sentí lo que es tener una hermosa primicia, fue algo increíble. Hoy no sería el mismo Castelar”.

Aún cuando ha dejado su impronta en varias instituciones, proyectos e ideas en Castelar, hay un logro que lo enorgullece y lo reconoce como uno de los más importantes, el edificio de la Biblioteca Popular 9 de Julio: “ese edificio Rousselot lo empleaba para un grupo de choque que tenía en Castelar, una banda tenía tomada esa casa. La había comprado el municipio sin un objetivo claro y había un grupo de patoteros que realmente intimidaba, entonces nos pusimos a trabajar para ponerlo al servicio de la comunidad y lograr su comodato. Con el acompañamiento de Martín Sabbatella, primero se votó en el Concejo Deliberante, pero Rousselot vetó la ordenanza y después se logró la cantidad de votos para rechazar el veto del intendente. Nos dieron la llave y abrimos el lugar, que estaba abandonado, era una guarida. El 9 de Julio del 99 inauguramos el nuevo edificio de la Biblioteca. Es muy importante no solo lo que ocurre durante día en la sala de lectura, sino también de noche. Ahí se reúne la Comisión Directiva, el Foro de Seguridad, la Comisión de Tránsito. Hay talleres literarios, cine club, café literario, se presentan libros, es un lugar trascendente. La intención es que la biblioteca popular sea nuestra. Y es eso, nuestra, de todos los vecinos y vecinas de Castelar”, resumió Martínez.

Muchas de sus experiencias en Castelar integran dos libros que escribió hace unos años en los que relata historias, algunas reales y otras de ficción pero enmarcadas en la ciudad donde vivió toda su vida. Cronista de Sucesos, rememora algunos trabajos realizados para los medios en los que participó como así también recuerda actuaciones de otros vecinos, como los dirigentes de la Sociedad de Fomento que con el comienzo de la última dictadura se negaron a entregar el edificio de La Salita y llegaron a frenar con su tenacidad las intenciones del comisario de la zona. Juegos y Tragedias está comprendido por cuentos e historias amarradas a la ciudad.

Por la larga experiencia de Juan Carlos Martínez en la gestión de la Cooperativa, la Sociedad de Fomento y los foros de seguridad, fue solicitado por el entonces Intendente de Morón, Martín Sabbatella para sumarse a su gestión. Es así como primero es nombrado Director del área de Seguridad, luego Subsecretario de la misma área hasta que fue nombrado Secretario de la UGC 4 de Castelar y, actualmente, con el Intendente Lucas Ghi, es Secretario de la UGC 1 de Morón.

Entrevista: Gabriel E. Colonna
Redacción: Leandro Fernandez Vivas
Fotos: Gabriel E. Colonna