Calesita histórica: el día que todo Castelar se unió por Atilio
Por: Leandro Fernández Vivas.Ubicada en el corazón de la Plaza Cumelén, la plaza céntrica de Castelar, más conocida como la del vagón, es el divertimento elegido por los más chicos del barrio. Brillos, colores, luces y canciones acompañan cada giro. Pero en 2010 un incendio intencional la destruyó por completo.
Atilio Scalón comenzó su negocio en 1973 frente a la barrera de la estación, en un lote privado. La calesita se complementaba con un pequeño trencito por el que viajaba un taxi a escala y una nave espacial, que atravesaban ligustros y otros arbustos por detrás de la calesita. Allí funcionó hasta 2006 cuando no le renovaron el alquiler y debió abandonar su histórico predio. Un acuerdo con el Municipio de Morón y la Sociedad Fomento de Castelar le permitió volver a girar pero en un entorno mejor: en la nueva, en ese momento, Plaza Cumelén.
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Todo fueron juegos y alegrías hasta el 1 de agosto de 2010 cuando en la madrugada de ese domingo un grupo de desconocidos la prendió fuego. Lo primero que llamó la atención fue la columna de humo que surgió desde el interior mismo de la carpa que cubría el carrusel por las noches, luego las llamas y el olor a quemado. Personal del ferrocarril intentó apagar el primer fuego con los matafuegos de la Base Operativa Castelar, ubicada frente a la calesita pero del otro lado de las vías. Todo esfuerzo fue en vano, como un animal indómito, el fuego devoró cara uno de los juegos.
La Calesita de Atilia tenía una serie de juegos construidos por el mismo Atilio. Un pequeño auto con varios volantes, un cohete con techo de acrílico y hasta un Dumbo de grandes orejas de fibra de vidrio. Nada se salvó del ataque. Todos los juegos fueron destruidos o parcialmente derretidos.
Cuando amaneció, la imagen fue desoladora. Entre las cenizas se apreciaban lo que había sido la estructura de la calesita, ya sin los mamparos coloreados con figuras de Disney y Los Simpson, entre otros cuentos. Un caballito calcinado y los restos de plástico debajo del piso. Nada servía ni podía ser recuperado. No fue un accidente ni un desperfecto, en noches anteriores la calesita ya había sido atacada pero nunca habían logrado tal nivel de daño. Parecía todo perdido.
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La noticia se difundió rápido en los portales de noticias y miles de vecinos se acercaron para ver qué podían hacer, cómo podían ayudar. Incluso se organizó una reunión especial en la plaza, una especie de asamblea, para entre todo buscar una solución. Por esos días el piloto de TC Diego Aventin, vecino de Morón y habitué de la calesita, se ofreció para pagar los arreglos. También otros vecinos iniciaron una colecta para conseguir los fondos para reconstruir la calesita y hasta se llegaron a proponer donaciones a la Sociedad Fomento de Castelar para poder levantar nuevamente la calesita.
El dolor por la pérdida del carrusel llegó hasta la Municipalidad de Morón donde se debatió la mejor manera de ayudar a Castelar, a Atilio y a los chicos que se quedaron sin calesita. Se decidió brindar un subsidio de $85000 para la compra o recuperación de la histórica calesita. El acuerdo se firmó en el salón Mariano Moreno de la Municipalidad y llevó la firma del intendente Lucas Ghi, el calesitero Atilio Scalón y autoridades de la Sociedad Fomento. En apenas dos meses se instaló una nueva calesita que se inauguró el 26 de septiembre de 2010 con la presencia de todos los vecinos.
El ataque vandálico y las llamas no pudieron destruir todo lo que Atilio había construido, todo lo que significaba la calesita para Castelar. A 12 años del incendio, la calesita sigue girando acompañada de risas, canciones, color y juegos.
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Leandro Fernández Vivas
Periodista
Técnico Universitario en Periodismo.
Director Periodístico en Castelar Digital.
Socio Fundador de Ocho Ojos.