Conocé la historia del primer astronauta argentino nacido en Ituzaingó
En el centro de la plaza Fuerza Aérea en el barrio que lo vio crecer, un monolito lleva su nombre y su imagen en sobrerelieve. Fernando Caldeiro, Frank en el país del norte, dejó su huella y su barrio la reconoce. Nació el 12 de junio de 1958 en Ituzaingó, pero según la información brindada por NASA a Castelar Digital, se lo considera nativo de New York y Merritt Island en Florida. Por sus padres españoles, también se lo considera astronauta español. Lo cierto es que fue el primer astronauta argentino y fue seleccionado y entrenado para integrar algún día la tripulación de la Estación Espacial Internacional, la misma que todos los días sobrevuela el conurbano bonaerense y a veces se la ve como una estrella brillante que cruza el firmamento en horas del anochecer.
Frank estudió ciencia aplicada en tecnología aeroespacial de la Universidad Estatal de Nueva York en Farmingdale, realizó la licenciatura en ciencias en ingeniería mecánica de la Universidad de Arizona y una maestría de ciencias en administración de ingeniería de la Universidad de Florida Central. Ingresó a trabajar en el fabricante de aeronaves y armamento Rockwell y se desempeñó como director de pruebas durante la producción y primeros vuelos de los bombarderos pesados supersónicos B1-B Lancer a mediados de los 80. Luego, representando a la misma empresa, ingresó al Centro Espacial Kennedy como especialista en el sistema de propulsión principal del transbordador espacial. La NASA lo contrató de manera directa en 1991 donde participó en 52 lanzamientos espaciales como experto en criogenia y sistemas de propulsión para la seguridad.
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El espacio, ver la Tierra desde ‘afuera’, contemplar la inmensidad del universo con sus propios ojos y sin atmósfera de por medio. Ir y volver a salvo a bordo de la máquina más potente construida por el hombre y hasta vivir un tiempo en el espacio, eran parte de los objetivos de los astronautas Las Sardinas, el grupo 16 seleccionado en 1996 por la NASA que serían los encargados de cumplir todas las tareas necesarias para el óptimo funcionamiento de la Estación Espacial Internacional. Allí, liderando el grupo, estaba Frank de Ituzaingó con el rol de Especialista de Misión.
La Estación Espacial Internacional es la mayor obra de ingeniería, ciencia y técnica llevada adelante por la humanidad. Se trata de un gigante laboratorio a 400 kilómetros de altura, en la órbita terrestre baja, construida en conjunto por las agencias espaciales de Estados Unidos, Canadá, Rusia, Japón y Europa. Caldeiro se encargó de la supervisión de los módulos construidos en Europa y del trabajo en simuladores de las naves que debían construirla y abastecerla. Su fin como astronauta sería habitarle en algún momento. La ISS, según sus siglas en inglés, comenzó a construirse en 1998 y está en órbita desde 2000, actualmente le da la vuelta al mundo poco más de 15 veces por día y es visible a simple vista desde la superficie en varias de sus pasadas.
Paralelamente, Caldeiro fue asignado en 2006 al programa de investigación de gran altitud a bordo de aviones WB-57. Se trata de aviones Canberra, similares a los bombarderos que utilizó la Fuerza Aérea Argentina en Malvinas, fabricados en Estados Unidos y modificados por la NASA para vuelos al límite entre la atmósfera y el espacio.
Fernando Frank Caldeiro falleció el 3 de octubre de 2009 luego de batallar más de dos años contra un tumor cerebral. La enfermedad le impidió alcanzar su sueño de llegar al espacio y ser parte de la tripulación de la ISS. El pasado 25 de junio el Municipio de Ituzaingó descubrió una placa en homenaje al astronauta en la renovada plaza Fuerza Aérea (Ver: Ituzaingó reinauguró la plaza Fuerza Aérea con un increíble show de CAE), en el mismo espacio verde donde jugó en su infancia, en el barrio Villa Las Naciones que lo vio crecer y mirar con curiosidad por primera vez al cielo y las estrellas.