El Instituto General San Martín (IGSM) es un una escuela icónica en Ituzaingó. Referente en educación, formó a miles de vecinos de la zona oeste. Con educación inicial, primaria, secundaria y hasta universitaria a través de la Universidad Católica de Salta, brinda toda la oferta académica que los habitantes de la región necesitan. Además, sumó clases especiales que enmarcadas bajo el título de hábitos saludables incluyó yoga, nutrición, huerta, ejercicios físicos, etc.

Ubicado en la intersección de El Salvador y Monroe, Ituzaingó, cuenta con una matrícula de alrededor de 500 estudiantes y ostenta más de 70 años de historia (Ver: Instituto General San Martín: Legado, compromiso y más de 70 años de historia).

El IGSM apostó por clases especiales dentro del aula apuntada a la enseñanza de buenos hábitos. “Nuestra unidad didáctica fue hábitos saludables en relación a la salud y cuerpo. La propuesta fue concientizar a los  chicos sobre una buena alimentación, actividad física, del cuidado, del descanso”, contó a Castelar Digital Sabrina González Moreira, Docente de la institución hace más de 12 años y responsable de Primero y Segundo año de la Primaria. “Se propuso a las familias si había algún familiar o interesado que tuviera ganas de participar. La escuela siempre es abierta, nos da la posibilidad de convocar a las  familias y que participen. Consultamos si había algún padre, madre o familiar que tuviera conocimientos de hábitos saludables: nutricionista, médico, deportista… Me llegaron algunos mensajes, encuadré el proyecto y los convocamos”.

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Patricia es tía de un alumno de primer grado y no dudó en sumarse a la convocatoria. Especialista en yoga, trabajó con la docente para preparar una clase especial con colchonetas, meditación, posiciones especiales, elongación y una conexión especial que sólo el yoga logra. También, una mamá nutricionista se sumó a las clases enseñando sobre alimentos más saludables y cómo reconocer aquellos que no lo son tanto. Incluso hubo una clase de cocina por parte de otra mamá con la que se cocinaron galletitas de avena.

“Sabrina es de las docentes que siempre ha traído ideas muy novedosas. Durante la pandemia, en las clases virtuales, buscaba todos los días hacer algo diferente para atrapar a los chicos a través de la pantalla. Es algo que sostiene hoy en día”, destacó Adriana Massa, Directora de Nivel Primario del IGSM.

La propuesta de hábitos saludables comenzó por nutrición e implementó un juego de colores que se continuó a lo largo del año superando la clase especial dedicada a la alimentación. “La madre nutricionista dio una charla, habló interactuando con los chicos. Hizo un juego para clasificar y ver cuáles eran los alimentos más saludables y los menos saludables. Poco, medianos y más saludables. Armamos con tres aros: rojo, amarillo y verde. Trabajamos después de la clase de la mamá cuáles eran los alimentos rojos, amarillos y verdes. De acuerdo a la merienda que trajeron, en qué luz me paro. Los primeros días ganaba la roja, alguno en la amarilla. A partir de eso hicimos un análisis. Otro día lo hicimos nuevamente y fueron más amarillos que rojos. Fueron bajando de amarillo, aparecieron más combinaciones de colores en el semáforo, aparecen más verdes, algunos rojos”, señaló la docente.

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El trabajo áulico se coordina entre la mamá nutricionista, en este caso, y la docente, planeando juntas lo que se trabajará con los chicos. El semáforo se instaló como un juego periódico, sorpresivo, entre los estudiantes para que a través del tiempo y la cursada puedan chequear cuán sanos son los alimentos que consumen. Estos hábitos se transmiten también a las familias a través de los chicos y regresan a la escuela en forma de viandas saludables.

Similar fue la situación con la clase de Yoga. La docente coordinó con la tía especialista la clase que necesito, además del espacio del aula, reacondicionar el patio y la utilización de almohadones y colchonetas: “¡Fue espectacular! Los chicos estaban muy emocionados, se trajeron su almohadóncito y su frazadita, se armó en el patio el espacio. ‘Hoy tenemos yoga’ nos decían y se sentaban a hacer ‘ommm’, ya sabían. La tía les explicaba que después iban a meditar, al final”, destacó González Moreira. “Se generó además un clima muy lindo. Había una escucha absoluta de esta tía. Generó el clima con un cuento, contándoles un poco de que se trataba hacer yoga, no sólo que lo puedan experimentar sino también hacer algo de historia. Hicieron un trabajo muy lindo”, destacó emocionada la Directora.

El cuento que la docente y el especialista utilizaron para la clase de yoga hablaba de un árbol al que muchos animales iban a visitar y cada uno le brindaba una hoja, así se volvía a poblar su copa. Además, estas hojas representaban los deseos de cada uno de estos animalitos, los deseos de cada uno de los chicos que los representaban. Así, emulaban las posturas de los animales propias del yoga. Finalizó con relajación y meditación.

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“Es un trabajo articulado. No es una mamá que viene un día y da una charla, es sumar a la persona, ver el contenido, cómo lo van a hacer. Sabrina pone su parte como docente y el que viene de visita pone su parte como profesional, con toda la información que puede ofrecer. Esto permite al papá o mamá, o la tía, ser parte de un espacio de la escuela”, completó Massa.

Similar fue la clase de cocina que finalizó con todos los chicos degustando sus propias galletitas de avena, o bien, cuando mejore el clima, serán las clases de huerta, en la huerta del colegio, acompañados por madres, padres o tías que se especializan en la producción verduras y hortalizas. Además, estos proyectos especiales se articulan con las clases de música y educación física, trascienden el aula, llegan a toda la escuela e incluso al interior de cada familia.

“Queremos que sea una aprendizaje significativo, uno no va a modificar la realidad de todo el mundo pero sí ayudamos a tomar conciencia. Nosotros tenemos familias que están detrás de lo que es alimentación saludable. Se nota cuando el nene trae algo para compartir en el recreo”, completaron las docentes.

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El Instituto General San Martín está en pleno momento de pre inscripciones de cara al ciclo lectivo 2023. Es el momento en que se agranda la comunidad del colegio. Ante cualquier consulta, habitualmente telefónica, el Instituto lleva adelante siempre el mismo protocolo: “Hacemos reuniones con los papas del ingresante y les contamos lo más importante, el proyecto institucional. Les compartimos videos para que conozcan el espacio, recorremos el colegio, respondemos las preguntas particulares sobre el ciclo al que va a ingresar el alumno, ya sea inicial, primario o secundario. Pero la verdad es que nosotros contamos el proyecto en general”, explicó Adriana Massa y continuó, “Hay muchos proyectos desde las distintas áreas. Desde tecnología, naturales, arte, donde lo que marcamos es que los chicos comienzan un recorrido en la formación de cada una de las áreas y este recorrido se sostiene a lo largo del tiempo. La articulación de niveles no es un proyecto a fin de año. Desde el receso escolar se empieza la articulación. Sala de 5 trabaja con Primero. Este año armamos la enciclopedia de animales. Años anteriores, un vivero. Desde ese lugar vas a encontrar un trabajo de medio año completo, donde jardincito va conociendo el nivel primario y los de primaria se dan el gusto de volver a algunas instancias de jardín. De la misma manera se hace con la secundaria. La idea es que para ninguno de nuestros alumnos sea una fractura el paso de nivel, que las ansiedades no lo superen, que vayan a un terreno conocido”.

Las clases especiales se entrecruzan con las habituales, el instituto abre sus puertas para que las familias participen y se comprometan con contenidos más allá de los clásicos. Así el aprendizaje es integral, así sigue creciendo la comunidad del Instituto General San Martín. Para más información se puede consultar la web del colegio: institutogeneralsanmartin.ar