Bibi Romero: “La pintura fue un oasis en mi vida diaria”
Por: Gabriela Sánchez.“Ellos primero preparan una madera que es muy gruesa. Después para plasmar el diseño utilizan colores que no vienen preparados como los que uno puede comprar en una artística. Son unos polvitos que vienen en unos frascos que se llaman pigmentos tierra, que son obtenidos de la naturaleza. Son cosas muy artesanales, como se pintaba años atrás. Me enseñaron a mezclarlos para hacerlos fluidos: algunos con clara y otros con yema de huevo”, describió Romero quién sostuvo que estos trabajos son de un “valor incalculable” y que si bien no realiza este tipo de pinturas, sí pintó una con la figura de un ángel que se llama El ángel del Silencio y que colocó en el living de su casa.
En una oportunidad, la Academia a la que concurría fue contratada por el Hipódromo de trote de la ciudad de Roma para la restauración de un mural del cual participó junto a sus compañeros, guiados por los profesores de la institución. “Fácil ocupaba unos ¡300 metros! Y querían que se plasmaran imágenes en donde intervinieran caballos. Entonces, un sector se encargó de la Cacería del Zorro, otro sector se dedicó a los caballos de calesita, otro a una Granja y así. Yo trabajé con dos compañeras en la parte de la Cacería del Zorro”, relató y agregó: “La experiencia ¡fue hermosa! Primero porque nunca pensé pintar sobre una pared. Ahí perdés un poco las dimensiones. ¡Y la cantidad de pintura! Yo trabajo con objetos pequeños, con tarros de 250 ml, y ahí usas ¡tachos de litros y pinceles y brochas gigantes! Fue muy lindo porque nos juntábamos muy temprano a la mañana y trabajábamos hasta las 6 de la tarde. Fueron varios días, casi dos semanas. Fue una experiencia muy linda hecha en grupo y tan masiva. Y que quede una pincelada mía en una pared de Roma que es como el ícono de todo lo que es arte en Europa… ¡fue increíble!”, comentó.
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Así como de casualidad se encontró con la Academia de arte, de la misma forma comenzó su vínculo con la Pintura Decorativa en el año 1996. Por aquella época sentía la necesidad de un espacio propio que contrarrestara la rigidez de la ley, el sufrimiento y el conflicto cotidianos de su trabajo. Para ello contaba con poco tiempo disponible, ya que también estaba dedicada a la crianza de sus cinco hijos. “Hace 25 años, más o menos, porque mi hija más chica andaba en cochecito, caminando por Castelar vi que había abierto un Taller de Pintura en la calle Avellaneda y la verdad, no tenía ni la más mínima idea ni acercamiento a lo que fuera pintura, tampoco recuerdo que cuando iba al colegio me destacara por lo que dibujara o pintara. Pero cuando uno necesita aferrarse a algo que haga más liviana la tarea diaria... A lo mejor podría haber rumbeado para algún deporte, otra cosa, pero bueno, vi ese taller abierto y dije: `¡Ay qué oportunidad!, voy a entrar y averiguar´”.
“Empecé a pintar, a aprender técnicas, pero sobre todo, lo que la pintura me dio en un comienzo fue un espacio también de poder compartir con otras personas hablando de cosas que no tuvieran nada que ver con mi trabajo. Poder tener como ese oasis. Ese oasis en donde no era un diálogo ríspido, conflictivo sino relacionado a colores, a formas, a `Mirá, y, ¿si pinto esto?, ¿si acá le pongo una flor? O, ¿si esto lo patino?´ Era como abrir un paréntesis y vivir esas dos horas y media una existencia absolutamente muy buena para la cabeza, sobre todo para mi cabeza. Porque sino desde que me levantaba, que de por sí dormía mal por esa época, lo hacía ya pensando: “Cuando llegue al juzgado voy a hacer tal cosa, le voy a decir a fulano, voy a llamar a mengano… Era todo muy exigente”, recordó.
Desde ese día se abocó a la Pintura Decorativa, que es “la pintura que generalmente se realiza con acrílicos volcado a objetos que son útiles”. En pandemia y ya jubilada de su profesión, una de sus hijas le sugirió que podría ofrecer al público aquellos objetos que pintaba para familiares y amigos. Así fue como nació Pinceletazul, el emprendimiento de objetos decorativos personalizados y pintados a mano, que lleva su nombre por su color preferido.
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En estos días, en la cuenta de Instagram @Pinceletazul están publicados objetos para regalar para el Día del Padre como cajas porta lata o porta botellas de cerveza, relojes de pared, tabla para picada, cuencos, bandejita para el mate con mate y termo pintados, entre otros, que pueden encargarse según las preferencias del cliente. “Yo no trabajo con stock ni tengo un negocio, esto es muy importante marcarlo. Voy haciendo y subiendo a las redes. El lema es `Pinceletazul, pinta a tu gusto´. A principio de año, me acuerdo, una chica quería regalarles portarretratos a cinco amigas. Me llamó y me dijo: `Nos hemos sacado una foto las cinco juntas y quiero regalarles la foto en un portarretrato pero todos distintos´. Y me pidió cada uno con el detalle de lo que quería. Esa es la particularidad de lo que hago yo”, concluyó.
Gabriela Sánchez
Periodista
Gabriela Sánchez es Periodista, egresada de TEA, especialista en cultura y rock. Se capacitó con profesionales roqueros como Alfredo Rosso y Sergio Marchi. Es vecina de Castelar con amplia experiencia en medios de la región y Colaboradora de Castelar Digital.