Carlos Hernán Carcacha, más conocido como Carca, nació en el barrio de Belgrano y a sus dos años se mudó con su familia a Ciudad Evita, Partido de la Matanza. Allí, pasó -según sus propias palabras- “una de las infancias y adolescencias más divertidas que un ser humano puede tener”. La música y el rock se le fueron presentando de manera natural y muy tempranamente en su vida. Si bien, recordó, que en su casa había música, por parte de su padre (“era un enfermo de escuchar todos los estilos, un melómano empedernido”), el hecho de tener una guitarra a los 9 años tuvo más que ver con su propia insistencia. “Mi abuela, como buena abuela, obviamente consintió. Después tuve que hacer un chamuyo doble porque a los 11, más o menos, pintó la eléctrica. Y ahí hubo que poner, un poco, la plata mamá y, un poco, la abuela. Así que nunca se pudieron quejar porque ellas fueron las que inventaron al monstruo. Yo quería pero ellas lo alimentaron”, bromeó.

En aquella época, tenía un compañero de colegio llamado Federico, cuyo padre era productor de la compañía discográfica CBS, y que por ese tiempo, estaba relacionado con la edición del disco Pappo y Hoy no es hoy. Por esta razón, el músico frecuentaba su casa y cada vez que esto ocurría era invitado para verlo. “¡Lo teníamos a Pappo tocando en el living de la casa de mi amigo! Parecía que el mundo era así. Todo era como uno, más o menos, quería”, describió y continuó: “Teníamos cassettes importados y remeras importadas ¡que tenían unos colores alucinantes! Eso era una alegría para el niño, pre-adolescente y joven de ese momento. Éramos felices así: con los cassettes, las remeras de rock de los primeros discos de Iron Maiden, nuestras muñequeras y todo eso”.

Inició su carrera musical en 1989 con la banda de rock alternativo Tía Newton, donde se encargaba de las letras y de las guitarras. Luego de su disolución, en 1993, como solista editó su primer disco llamado Miss Universo. Le siguieron A un Millón de Años Blues, Carca, Nena, Descuido, Divino, Uoiea y Carca Registrada, en 2013. Desde 2008, comenzó a participar de manera constante en Babasónicos, a partir del fallecimiento del bajista Gabo Manelli.

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“En Ciudad Evita no había nada para tocar. Armábamos, eventualmente, unos `asaltos´ reales a casas, al porche de alguien. Y como teníamos equipos chiquitos y todo era una mini estructura, tocábamos en cualquier lado. Después cuando nos profesionalizamos, entre comillas, con Tía Newton, ya tocábamos en Ramos Mejía en un lugar que se llamaba City Pop, enfrente de Crash. Ahí crecieron Divididos y Las Pelotas. Era un lugar para 150 personas, su dueño era un comisario que nos quería mucho, nos protegía y nos hacía buenos arreglos. Y, por ejemplo, cuando nosotros estábamos tocando, venía Ricardo (Mollo), se subía y hacíamos temas de Sumo. Compartíamos escenario viendo a Las Pelotas. Yo a ellos los conozco desde chico también. Si le preguntás a Germán (Daffunchio) por mí, te va a decir `Carlitos´ porque en su grupo de amigos yo era el más chico. Y nos juntábamos a comer asado en lo de Jorge Crespo (manager de Sumo), donde Luca pasó gran parte de su vida. Yo era muy chico y ya andaba dando vueltas ahí, entre ellos. Antes de todo, antes de pretender ser algo en la música o algo así. Tocaba, nada, pero, ¿viste cuando esa gente más grande te acepta y te tiene como el niño de la banda o de la barra? Todos los Sumo, pero Germán y Ricardo siempre fueron, en un punto, un foco de admiración total para mí”, reconoció.

A 9 años de su último disco, y desde finales de 2017, viene trabajando en su próximo álbum solista. Durante el aislamiento, y mientras continuaba con el proceso creativo de éste, le surgió la idea de que a sus canciones las cantaran otros artistas. “Volví a componer y a sacar canciones con la pandemia. Que fueron los cuatro o cinco adelantos del disco nuevo que están ahí dando vueltas. Es todo un delirio, en realidad. Estoy componiendo mucho. Esta semana terminamos una canción en donde participa, mi amiga, Graciela Borges, que eso ya es un highlight divino de este presente, saldrá en mayo supongo, mientras esté de gira con Babasónicos en México. Después, hay otra canción con Dante (Spinetta). Van mutando las cosas, pueden ser dos discos – uno solista y otro con invitados-, puede ser uno doble, también puede ser un sinfín de canciones que no pertenezcan a ningún disco y seguir editando singles. No hay nada definido porque se trabaja en el tiempo libre que uno tiene en la vida y que, a veces, es poco. Los invitados son Graciela Borges, Dante Spinetta, Julieta Venegas, Emmanuel Horvilleur y Adri (Adrián Dárgelos). Estamos haciendo música con amigas y amigos que nos queremos hace mucho y que al final nunca hicimos nada. Creo que ahí operó la pandemia, como: `Bueno, somos re finitos. Vamos a hacernos todos amigos, a disfrutar, a esto a lo otro´. Hay un chip que cambió”, señaló.

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“Trabajo de una manera muy particular. Al pretender que la música llegue a ser distinta la expongo al paso del tiempo, uno, y en ese suceder del tiempo, observo. Observo la grabación, la estructura, qué sucede con las palabras, con las no palabras, con los silencios. Me vuelvo un arquitecto de la música. Me considero un trabajador del detalle”, explicó y adelantó: “Volví al desenfado de los primeros discos, donde no me importa el vivo. Estuve respondiendo, estos últimos años, a una situación que el vivo exige pero, en realidad, no hay por qué hacerlo. En realidad uno hace la música y eso es lo que importa. Es lo que va a encontrar un marciano cuando venga acá, en algún soporte obsoleto: La música. Los shows son una cosa medio chamánica que pasa y trascurre en un momento espacio-tiempo. La música grabada, digamos, que casi queda para siempre. Después no me importa si Julieta Venegas está de gira y no puede, o si sería un delirio molestar a toda esa gente para que concurriesen una noche en vivo. No es la parte que me interesa. Sí, generar la música más linda que haya hecho hasta el momento”.

Con respecto a la actualidad del rock, se mostró crítico y, en ese sentido, dio su opinión acerca del trap. “No hay una búsqueda artística que sea tu trip y tu viaje te lleve al éxito. Las compañías no ayudan, estas apoyan un refrito de música que no sirve para nada. Yo la verdad que el juego de las compañías no lo juego porque tiene que ver con la fama y no con el éxito, la mayoría de las veces. Y a mí la fama tampoco me interesa. Me interesa el éxito. Yo soy feliz siendo el soldado del lado opuesto a esto. Prefiero morir en el intento de esa batalla que quedarme piola”, manifestó y agregó: “A mí no me interesa el viejo rock. Me interesa el nuevo. Yo del viejo rock soy amigo de todos, está bárbaro, fue una música del futuro de otra época. ¡Buenísimo!, ¡Bárbaro! ¡Ahora hay que hacer la música del futuro de esta época”, remarcó.

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“Ca7riel es ¡10 millones de veces mejor que esas bandas que intentan acomodarse a un género mal hecho! ¡El pibe es un musicazo! ¡Un musicazo! Y los que critican el trap… ¿Qué se piensan que es, `el papi-chulo, papi-chulo´? ¡No, eso no es trap! El trap es otra cosa. El flaco está diciendo un montón de cosas. Está también el Wos que es un capo total. Paco Amoroso, amigo personal, lo quiero un montón. ¡Los acordes de jazz que tiene esa música! El tipo que dice que `el trap es una mierda´, no entiende nada. No sabe ni lo que es. Hay cosas atrás, por ejemplo, de la música de Ca7riel, que se parecen a Spinetta Jade”, expresó.

El viernes 22 de abril, a las 20 horas, se presentará en Auditorio Oeste (Av. Rivadavia 17230, Haedo), en el que será el primer y único show del año en la zona. Esa misma noche tocarán Poseidótica, Chimbe y Matías Merelli & The Titu Cusi Experience. “Creo que es un gran festival, no lo vería como una noche mía porque sería subestimar y es lo que menos haría, justamente, con las bandas con las que se armó el proyecto. Desde mi lugar, lo vivo como lo que es: va a ser el único recital en el año que demos en el oeste por las características del lugar, sólo tocaría en un lugar así. Estamos llevando el show que venimos dando, con las canciones nuevas y realmente es un muy buen momento del grupo, del formato, del trío. Va a ser como los de capital pero en uno de los mejores lugares del oeste. Auditorio Oeste es un lugar que a mí, particularmente, me encanta y hace años que quiero tocar mi proyecto solista ahí. Así que, para mí, es todo una fiesta, un gusto y repito: una fiesta de la que pienso celebrar y disfrutar al mango”, concluyó.        


Fotos: Martín Bonetto