Cambalache era el nombre de la Tanguería ubicada en la calle Bolívar y México, en el barrio porteño de San Telmo, que abrió el padre de Florencia Bonet Xicoy – pianista de tango y docente- junto a un socio en el año 2003. “Un lugar… era divino, hermoso, re lindo”, explicó la artista de Ituzaingó dejando entrever el cariño que conserva de aquel lugar al que describe como “Un antes y un después” en su vida. “Meterme en ese mundo, escuchar dos o tres veces por semana a la orquesta, ver a los bailarines y a las parejas de baile, fue todo un descubrimiento”, compartió.  
En ese tiempo, se encontraba estudiando la carrera de Filosofía en la UBA y la de Piano en el Conservatorio de Morón. “Ese mundo me flasheó, me pareció buenísimo. Me gustaba todo. Aparte eran pibes jóvenes, yo tenía 18 años y ellos 25, y vivían pura y exclusivamente de la música, hacían giras, me alucinó y pensé: `Esto es lo que me gustaría hacer toda la vida´. Como que vi un norte. Hablé con el pianista y empecé a buscar profesores de piano, lugares y a estudiar”, contó quien hasta ese momento sólo había tocado clásico. Incentivada por su padre -profesor de piano recibido que nunca ejerció- comenzó sus estudios siendo una niña junto a su hermana, dos años mayor.

Sin embargo, su relación con este estilo musical no es tan directa como parece a simple vista. “¿Sabés que en mi casa no se escuchaba tango? No se escuchaba mucha música. Es raro eso. Lo que más sonaba era algo de rock que ponía mi hermana”, señaló y agregó que la Tanguería bien podría haber sido “un After Office, un bar o un restaurant en Las Cañitas o Palermo”, otras de las ideas posibles que se barajaban para el emprendimiento gastronómico.  

Ya inmersa en el mundo del tango, en 2005 comenzó a integrar diversas agrupaciones, estudiar en la Academia Nacional del Tango y tomar lecciones con maestros del género como Juan Trepiana, Oscar De Lía y Nicolás Ledesma. Dos años después, ingresó a la orquesta del Conservatorio de Morón. Luego, a la Orquesta típica del Maestro Alberto Di Paulo y más tarde, a la Orquesta Escuela Emilio Balcarce, dirigida por el Maestro Néstor Marconi, con quien tuvo el privilegio de ser dirigida y compartir escenario con grandes maestros del género como Leopoldo Federico, entre otros. Además, participó en la final del festival y mundial de Tango 2010 junto al reconocido bandoneonista y director Osvaldo Piro y la cantante Susana “La Tana” Rinaldi en el Estadio Luna Park. Ese mismo año, en el Festival Nacional de Tango en Junín, tocó junto a la Orquesta –el sexteto femenino- Las del Abasto compartiendo escenario con el Quinteto Real y la Orquesta del Maestro Rodolfo Mederos.

“Bastante tradicional”. De esta manera se definió Bonet Xicoy haciendo referencia a su predilección por los artistas pertenecientes al Tango de los años `40 como Aníbal Troilo, Roberto Goyeneche, Osvaldo Pugliese y Carlos Di Sarli. “No puedo explicar bien qué es lo que más me gusta pero la calidad musical me parece espectacular. Las voces, la manera de llevar adelante las orquestas, todo”, comentó quien no por esta razón tiene una mirada conservadora o crítica en cuanto a la experimentación o fusión con otros géneros, como podría ser el reciente Tango Rap del artista Ysy A o el Tango Electrónico de Gustavo Santaolalla con Bajofondo, por nombrar algunos.

“Mi opinión siempre es la misma, todo lo que aporte está buenísimo, tanto sean fusiones, diferentes orquestaciones, todo es válido. No es que hay algo que representa más al tango o algo que no, todo está bueno para sumar y yo lo aplaudo. Por más que a mí me pueda o no gustar, que eso ya tiene que ver con la estética y a qué apunte cada uno, pero a mí me parece bárbaro. Tanto en este género como en otros, no soy tradicionalista en ese sentido. Creo que está buenísimo que cada uno haga la música que le guste y no es que algo va a representar más o menos el género. Eso me parece que no va. Qué sé yo, es como cuando en algún momento decían que (Ástor) Piazzolla no era tango. A mí me gusta para tocar el tango más tradicional pero no quiere decir que todo el resto no me parezca tango o lo desprecie, ni mucho menos. Están buenas las diferentes fusiones que se puedan llegar a hacer y aparte para experimentar el género desde otro lugar también”, opinó.

A principios de marzo de 2020, participó junto a una amiga – Alicia Mazzieri, también pianista clásica que toca tango – en Tango Hembra, 2º Festival Internacional Feminista de Tango, que tuvo lugar en el espacio de música, teatro y arte Galpón B, en San Cristóbal. De esta experiencia rescató: “Era la primera vez que participaba. La verdad estuvo buenísimo, la calidad artística y humana. Estuvo todo espectacular, cómo salió y la recepción de la gente. Yo iba con un repertorio de piano solista que era lo que tenía en ese momento. Si bien yo estaba con un grupo, había que presentarse con otras mujeres o solas y este era mixto. Así que me presenté de forma solista y la respuesta del público fue muy linda”, describió y recordó que vio la convocatoria en las redes sociales, no lo dudó y mandó un mail para sumarse. “Soy mucho de buscar qué es lo que están haciendo los colegas para ver cómo viene la mano”, expresó.

En este sentido, la pianista dio su mirada del lugar que tiene la mujer tanto en el ambiente del tango como en las letras de las canciones. “Desde hace rato la mujer tiene un rol bastante importante en la sociedad y como reflejo también se ve en el tango. Si bien sigue siendo un género muy machista creo yo, estamos mucho más inmersas que hace unos años. No estamos a la par del hombre pero sí un poco más metidas. Las letras al ser muchas escritas por mujeres hablan más de la realidad de la mujer y no de la realidad femenina vista desde la óptica del hombre. No soy escritora ni nada, pero creo que éstas cambiaron al ser contadas en primera persona. Igual falta, falta mucho recorrido todavía. En cuanto a los artistas, por lo menos, hay más mujeres tocando y como cantoras. También dentro de las cuerdas y bandoneones está como más aceptado, tanto en hombres como mujeres. La mujer siempre se anima me parece, yo creo que lo que es difícil es entrar. Pero siempre quiere estar, siempre quiere participar y sino miremos estos festivales o las primeras orquestas de mujeres como Las del Abasto, que hace muchos años atrás, plantaron una bandera. Creo que a partir de ahí empezaron a surgir las orquestas solamente femeninas”.

Durante lo que va de la pandemia, Florencia Bonet Xicoy se ha abocado exclusivamente a dar clases de piano. Antes de esto, estaba tocando con el grupo Febril Tango, un trío de músicos que acompañaba a un cantor, que terminó disolviéndose. “Decidí hacer una especie de stand by y parar un poco porque era todo muy incierto”, dijo y adelantó que este año proyecta “volver a tocar en vivo” en formato solista, plan que la entusiasma. “En principio, como no estuve hablando con nadie, la idea es armar un repertorio para volver a tocar sola. Yo en algún momento toqué así. Toqué sola-sola y también he tocado con otros pianistas haciendo ciclos. Por otro lado, es una parte que me gusta. Más allá de tocar con otros músicos que es una experiencia súper enriquecedora siempre, está bueno también hacerlo de esta forma. Es otra cosa, es enfrentarse sola al público, al escenario, al piano, como que estás ahí… A mí me resulta muy interesante eso. Volver a rearmarme. De eso se trata ahora, me parece. Salir un poco de todo esto y ver qué está pasando afuera”, concluyó.