Casa por casa, a caballo y después incluso en sulky, Juan Carlos Bellota llevó noticias, mensajes, cartas de amor y encomiendas al pequeño pueblo y al caserío del entorno a la estación de Ituzaingó. Pero no había nacido en Ituzaingó y tampoco tenía mucho descanso. Conocé la historia del primer cartero de Ituzaingó.

En épocas de mensajes instantáneos por redes sociales, whatsapp, y celulares hasta en el reloj, pensar en la comunicación sólo por carta parece una fantasía. A principios del siglo pasado cada mensaje se creaba de puño y letra de su emisor y podía tardar días, semanas o meses en llegar a destino. El correo era la manera más importante para comunicarse. El telégrafo servía, el teléfono aún era una rareza y todo lo demás, simplemente no existía. El cartero era, entonces, una figura clave en el crecimiento de todo pueblo, era el portador de buenas y malas noticias y su trabajo era fundamental para la vida normal de todos los habitantes. Ituzaingó, como todos los pueblos, tuvo su primer cartero.

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Juan Carlos Bellota nació en Ramos Mejía donde sus padres trabajaban en el Ferrocarril del Oeste como Guardabarreras. El año 1920 lo encontró con 16 años de edad y en coincidencia en Ituzaingó se creó el espacio que sería su trabajo y por lo que lo identificaría todo el pueblo. En Olivera, entre Mariano Acosta y Rondeau, se creó la oficina postal de Ituzaingó donde se lo designó como el primer encargado del reparto, el primer cartero.

Portales, medios gráficos y grupos de facebook dan cuenta de la vida del ‘Negro Bellora’, entre los que destacan los artículos con la firma de Rolando Goyaud, Ricardo Castillo y Alberto Guercio. A continuación se comparte una publicación del grupo de Facebook Ituzaingó Buenos Aires – Historia y Arcón, en la que se resume la vida del primer cartero de Ituzaingó.

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“El negro Bellota, alto y delgado era el cartero del pueblo que siempre con el sulky iba casa por casa repartiendo la correspondencia, pero había que llegarse hasta el sulky para recibirla porque se negaba a bajar del carro que lo tenía siempre frente a su casa en Mansilla casi Santa Rosa” (Testimonio de Marta y Mercedes Ferrando). JUAN CARLOS BELLOTA (1904-1973). Nació en Ramos Mejía donde sus padres fueron guardabarreras. Se radicó en Ituzaingó y a los dieciséis años, en 1920 al crearse la oficina postal clase 20 en Olivera, entre Mariano Acosta y Rondeau, fue designado primer cartero. Fue despachante y recibidor de trenes, estafetero, oficinista, cartero a pie, a caballo y en sulky. Trabajó jornadas de doce horas diarias, sin feriados, sin asuetos y sin vacaciones. Más tarde repartía la correspondencia con el caballo “Vago” que compró con sus propios ahorros y luego con un sulki también de su propiedad. ”. Vivió sus últimos años ciego, en una casa de la calle Mansilla. Falleció el 18 de noviembre de 1973”.