“Ojos Verdes” de Olga Noemí Sánchez
No sabía cuánto había dormido. Ese sonido tipo timbre, que de manera recurrente tenía en su mente, la había despertado; pero por suerte con una hermosa sensación de relax y placer. Miró la hora en su móvil y se dio cuenta, que no había pasado tanto tiempo. ¿Qué fue lo que la había despertado? ¿Por qué, si dormía tan plácidamente, no pudo hacerlo un rato más? Miró hacia todos lados, la mayoría de los pasajeros dormían o pasaban el tiempo revisando sus teléfonos. Decidió levantarse para estirar un poco las piernas. Caminó y se dirigió hasta el vagón comedor.
El lugar estaba en penumbras, solo se encontraba el barman detrás del mostrador que con cara de aburrido y de sueño, luchaba para no quedarse dormido. Al verla acercarse, encendió las luminarias de la barra, le sonrió y le preguntó que quería tomar. Ella, le pidió un té y después se arrepintió, lo mejor era tomar algo fuerte para que el sueño volviera, el viaje era largo. Había decidido tomar distancia, una de muchos kilómetros, de esa persona que tanto mal le había hecho y, sobre todo, que le había robado la confianza.
El bartender le preparó el trago, se lo sirvió con un entremés: “Para que no tome con el estómago vació, no sea cosa que le haga mal. La cena ya es un recuerdo”. Ahora fue ella quien le sonrió. Lo miró en silencio mientras comía y bebía. Cuando quiso darse cuenta estaban conversando como si fueran grandes amigos. ¿En qué momento se le ocurrió contarle sus amores y desamores a un desconocido? ¿En qué momento le había servido otro trago? ¡Se sintió atravesada por esos ojos verdes que la miraban embelesados! Se sonrojó. En medio de su discurso, le preguntó el nombre: Marcos. “Marcos” repetía para sus adentros. Marcos y Mariana. Mariana y Marcos, reiteraba en su mente. Se perdió en sus pensamientos. Él le tocó el brazo dulcemente: -¿Estás bien?-. Ahí reaccionó y volvió a mirarlo. –Disculpame-. Y volvió a perderse en las profundidades de esos ojos… Ojos verdes.
Olga Noemí Sánchez