Sobre sus cuatro ruedas mira pasar el tránsito del Acceso Oeste en sentido a Luján. Ya no ruge su motón pero sigue conservando calor debajo del capot y guarda todo lo necesario en su baúl. Su objetivo ya no es recorrer calles y rutas, pero sigue siendo testigo de charlas, risas y anécdotas.

El Ford Sierra fue un emblema automotriz de los 80. Lo hubo cupé, familiar, cinco puertas y hasta la exclusiva XR4. Se dijo que era uno de los primeros autos diseñado por computadora y que buscó reposicionar a Ford en Europa y América Latina con líneas modernas y hasta futurísticas, con gran coeficiente aerodinámico. Pero nunca ninguno de sus diseñadores, usuarios y fanáticos imaginaron que también sería un Ford Sierra el primer Autoparrilla de Argentina. “Googlié y no existe otro”, explicó a Castelar Digital Andrés mientras levantaba el capot para mostrar su secreto.

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La Autoparrila Los Primos no tiene igual en la zona. Reservada para la familia y para el encuentro entre amigos, surgió de la idea de Andrés y su primo con el objetivo de darle uso al auto que, sin motor, era una gigante maceta en el patio de su casa. Pero el uso como parrilla no es todo, el ineludible Sierra es además un homenaje a Diego Armando Maradona. La imagen del Diego está pintada sobre el capot, la bandera argentina ocupa el techo y en los laterales, en celeste y blanco, frases del Diez completan el homenaje.

Andrés es fanático de River, fanático del Club Deportivo Morón pero, por sobre todo, ama a Deigo Maradona: “Tener este auto es despertarse todos los días feliz y sentir que al Diego lo sigo teniendo cerca. Una partecita es levantarse feliz”, destacó el vecino. La inauguración de la parrilla se dio el mismo día en que la Selección Argentina de Fútbol ganó la Copa América en Brasil. El abrazo de los jugadores con Messi se acompañó con asado y choripanes en el entorno del Sierra.

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Nacido en la fábrica de Ford en Pacheco en 1993, el Sierra corrió libre hasta que hace unos años Andrés lo adquirió para que sea donante, fuente de repuestos de una camioneta que hoy funciona con su motor. Sin uso y sin vida estuvo mucho tiempo en su patio, ocupando lugar. Hasta que se les ocurrió transformarlo en homenaje y parrilla. Hoy sobre la vereda, sobre el pasto, captura las miradas de todo el tránsito de la colectora de la autopista. “Uno lo disfruta. La amistad es una parte de la vida y poderlo haber hecho con la familia, con amigos, con el corazón, le suma emoción. Mi viejo, desde donde esté, estará diciendo ‘¡Mirá a estos dos!’. Él dejó algo lindo, se fue hace cuatro años, pero se ve reflejado en esta locura”, completó Andrés.

En los últimos años los food trucks se transformaron en una sensación. Presentes en toda feria, festejos en pueblos y festivales, ofrecen comidas y bebidas en plazas y avenidas. Existen además partes de autos utilizados como parrillas, se pueden encontrar en internet trompas de Fiat 600 readaptadas a parrillas o hasta baúles de Falcon devenidos en sillones, pero no existe por ahora ningún otro auto parrilla: “Nos van a copiar, pero no hay drama si hay otros, donde come uno comen otros. Queremos que esta idea llegue a Napoli, si podemos volar más allá sería un golazo´, que una partecita nuestra esté allá”, finalizó Andrés.

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