Por las ventanas del microcine del primer piso del hangar principal del Museo Nacional de Aeronáutica se aprecian desde otra perspectiva las máquinas históricas que preserva la institución. Mirage, Skyhawk y Pulqui duermen abrigados de gloria. Aunque la vista era preciosa, la atención del público del sábado por la tarde miraba hacia otra dirección. Bajo el proyector, y frente al micrófono, el Suboficial Mayor (R) Walter Bentancor presentó su último libro rodeado de amigos.

Suboficiales Pilotos Militares cuenta la historia de un cuadro extinto en la aeronáutica militar argentina, la de pioneros suboficiales que llegaron a desempeñarse como pilotos de las distintas máquinas con las que contó la aviación de Ejército, primero, y la Fuerza Aérea, después, y su trabajo posterior en la aviación civil. Actualmente el vuelo está reservado para los oficiales, pero no lo era así hace más de 100 años y la obra de Bentancor narra la vida de aquellos suboficiales que se sentaron a los mandos de sus aviones y helicópteros.

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La presentación estuvo a cargo de un grupo de amigos destacados del autor, todos vinculados a la historia de la aviación y con un estrecho vínculo con el suboficial. Inició la jornada la palabra del Director del Museo Nacional de Aeronáutica, Mayor Christian Rumachella, le siguió el Brigadier Hugo Di Risio, historiador y Decano de la Facultad de la Fuerza Aérea Argentina. Luego fue el turno del Coronel Luis Bennardi, historiador especializado en Aviación de Ejército; el Cabo Principal Marcelo Castañeda, representante de la I Brigada Aérea de El Palomar e Historiador Aeronáutico; Maria Del Carmen Seghetti, hija de un Suboficial Piloto; y Carlos Lupiañez quien fue presidente de la Sociedad Argentina de Aviación, lleva adelante la escuela de vuelo Rufu que vuela desde Morón y es nieto de un suboficial piloto que luego fue instructor de vuelo.

“Me siento muy feliz por haber alcanzado este logro, haber podido completar el libro que me llevó más de diez años de investigación, sobre un tema que no es muy conocido en el ambiente aeronáutico militar y además muy emocionado por la presencia de la gente, los amigos que vinieron, con sus palabras que demuestran el afecto que me tienen”, expresó ante las consultas de Castelar Digital Marcelo Bentancor, quien además se desempeña como docente investigador en el Museo Nacional de Aeronáutica (MNA). “Estoy contento y cansado porque un evento así lleva mucha preparación. Estoy agradecido a la gente del Museo, mis compañeros de labor diarios, que también pusieron lo suyo para que esto se haga una realidad. Y quiero agradecerle también a Castelar Digital por venir, son asiduos visitantes del Museo”, completó.

La obra nació hace diez años con un primer escrito basado en la vida del Sargento Luis Barrufaldi, uno de los precursores de la aviación militar en el país y que falleciera de manera trágica a los mandos de su avión en 1921 en el Aeródromo de Villa Lugano. “En primer lugar soy suboficial, soy retirado, pero sigo siendo un suboficial, siempre está bueno investigar sobre la identidad de lo que vos elegiste, sobre tu carrera, se sabía muy poco sobre la historia del cuadro de suboficiales en la Fuerza Aérea, al investigador le nacen esos chispazos: ‘me gustaría investigar sobre esto’ y uno se lanza como detective consultando bibliotecas, haciendo entrevistas, lo que hace todo investigador-historiador. Es muy gratificante porque trata un tema que ha quedado en el olvido, muy poca gente de las generaciones nuevas conoce que hubo suboficiales pilotos. Siempre se conoce al oficial como piloto, pero antiguamente hubo suboficiales que cumplieron muy bien su labor como pilotos de caza, de transporte, de helicópteros o en la aviación civil, tuvieron una vida muy prolífica. Contribuyeron al desarrollo de la aviación nacional”, destacó el autor.

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Durante diez años Bentancor recopiló información, testimonios de familiares o compañeros de vuelo de los Suboficiales pilotos y le fue dando forma a su libro. El lector se encontrará con relatos e información precisa sobre el desarrollo del vuelo desde años en los que abundaban las alas de madera y tela hasta el retiro del último suboficial piloto cuando ya los reactores cortaban el cielo sobre la Base de Morón.

“Estoy sorprendido con los testimonios de los lectores, porque cuando uno escribe nunca sabe cómo va a ser la recepción del otro lado. Lo que me deja tranquilo, al igual que con el libro anterior, El General de los Cazas, es que coincide con la época que se vivió, con los hechos que se desarrollaron”, señaló.

La jornada cerró con abrazos, fotos, firmas de ejemplares, carcajadas y anécdotas entre avioneros, pilotos, instructores, miembros de las fuerzas armadas y amigos de Walter Bentancor.  

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“El suboficial indudablemente es un eslabón muy importante dentro de las fuerzas armadas. Los suboficiales manejan todo. No tienen el mando de algunas cuestiones reservadas para oficiales, pero el que está en contacto con el personal civil y los soldados es el suboficial. En la actualidad los tiempos han cambiado, el suboficial viene profesionalizado, con otros estudios. No es como era antes que el suboficial era una persona no tan instruida, hoy en día son profesionales y se deben adaptar a los nuevos tiempos. Hoy un mecánico de avión es un ingeniero de vuelo, hoy si un auto tiene componentes digitales, un avión también. Entonces, no cualquiera repara un avión, el cuadro de suboficiales es muy importante y cumple un rol muy importante dentro de las fuerzas armadas”, finalizó orgulloso el Suboficial Mayor (R) Walter Bentancor.