Crezcan: cómo querer hacer un festival de rock y fracasar rápido
Por: Leandro Fernández Vivas.-Che, no es tan fea. Es como coca con limón.
-Y, boludo, es pepsi twist ¿Qué gusto querés que tenga?
-Bueno, no sé, pensé que era más distinto. ¿Nunca le pusiste limón a la coca?
-Seee – dijo Gastón sin darme bola por seguir con los ojos a una piba que pasaba por la vereda. Yo también la miré. Era chica, tendría unos 16. Pero nosotros tendríamos unos 17 por lo que no lo era tanto.
-Ves? una mina quiero. Rubiecita, que le guste Calamaro, que quiera hacer radio y que sea de por acá, de Castelar.
- Sos vos en mina, boludo -
Era el segundo boludo que me decía Gastón en menos de dos minutos, pero tenía razón.
El bufet del Club Almafuerte no ofrecía mucho más para acompañar la gaseosa. Igualmente no habíamos preguntado, apenas juntamos monedas para una botellita entre los dos.
- Si esto nos sale lo único que pido es salir de traje – me dijo Gastón mirándome de frente creyendo que yo le entendía. – A lo CQC, entrar los tres de traje con AC/DC de fondo.
- Jajaja, pero no tiene nada que ver! - la cara de Gastón demostraba que era algo que quería de verdad. –Bueno, vamos los tres de traje, pero sin Ac/Dc- le respondí sin pensarlo mucho. Gastón sonrió, yo no tenía traje que me entrara, a lo sumo había alguno prestado o dado para la fiesta de egresados de noveno, habría que ver si me entraba, pero de ninguna manera íbamos a estar los tres iguales. –Habría que ver si Gustavo tiene traje- le solté como para adelantarme.
Mientras seguíamos fantaseando con nuestro ingenuo proyecto se acercó quién esperábamos. No recuerdo su nombre ni su cara, si sus expresiones y que llevaba una fea camisa metida dentro del jean al que llevaba muy arriba, muy de viejo. También recuerdo que no se sentó, prefirió hablar manteniéndose de pie.
-Bueno, entonces… ¿Qué quieren hacer?
La pregunta daba pie a todo, los dos nos atropellamos tratando de explicar sin que se nos entendiera, al hablar al unísono, qué queríamos decir. Frenamos y arranqué yo. –Queremos hacer un ‘festival’-. Habíamos aprendido en otros lugares donde se había desarrollado el mismo ritual que decir recital llevaba a los interlocutores a pensar en muchos pibes, alcohol, ruido y descontrol. Festival era una palabra más ‘sana’ en la concepción de presidentes de cooperadoras, clubes y similares. –Nosotros tenemos un programa de radio, de rock, con bandas locales en una FM de Ituzaingó y tenemos ganas de hacer algo para el programa, un festival.
-¿Cómo sería eso? ¿Un recital?- preguntó ya desconfiado el presidente de la Comisión Directiva. Gastón me miró dándome el pié a seguir hablando. –Sí, pero más que un recital: serían varias bandas, se cobraría una entrada económica y habría bufet-.
-¿Cuántas bandas serían?
Mi respuesta no necesitó la mirada de Gastón, no quería quitarle los ojos a nuestro interlocutor para no disminuir el nivel de confianza. –En el programa pasamos música solamente de bandas locales y entrevistamos muchas de la zona, serían una tres o cuatro-. Sentencié como si el número fuese un resumen de bandas conocidas y entrevistadas, cuando el programa había tenido apenas cinco emisiones.
El silencio del interlocutor nos obligó a seguir. – Serían Naciendo en Cero, El Túnel, Pampero Deluxe y Ella es Tan Cargosa-. Enumeró Gastón con toda seriedad.
Desde su altura el presidente nos miró y comenzó a disparar a discreción: -¿Ya arreglaron con las bandas?
- Tenemos el teléfono de uno de Ella es Tan Cargosa- respondí rápido como si tener anotado un número fuese toda una certeza. El presidente siguió preguntando.
- ¿Tienen sonido?
Hicimos silencio
-¿Tienen una consola o bafles?
Silencio
-¿Tienen proveedor para el bufet?
Silencio
-¿Averiguaron en la Municipalidad la habilitación de un evento?
Seguimos en silencio.
El presidente se dio cuenta de nuestra ingenuidad. Reconoció en sus adentros que nos había desarmado y en un intento por reconfortarnos fue aún más cruel. –La idea no es mala, ustedes se quedan con la entrada y nosotros con el bufet. Pero acá no hay sonido y no creo que tengamos permiso para recitales. Les faltan cosas todavía, crezcan un poco y vuelvan y vemos si hacemos algo-. Nos saludó y se fue. El ‘crezcan’ me quedó resonando en la cabeza.
Salimos del club, nos subimos en la playera azul de Gastón y nos fuimos en silencio. No queríamos crecer, queríamos hacer un festival de rock local, para juntar guita y seguir pagando el espacio de aire en la Fm Oriente, los 12 pesos que les cobrábamos a nuestros pocos auspiciantes no alcanzaban a pagar los 15 que costaba la hora de radio para hacer nuestro Días Distintos.
‘Crezcan’ nos dijo. ¿Para qué? ¿Para usar el pantalón tan alto? Refunfuñé en silencio cuando Gastón, pedaleando y sin poder ver mi cara, disparó rápido: - Che ¿Viste cómo tenía los pantalones? Se estaba ahorcando!!-
Leandro Fernández Vivas
Periodista
Técnico Universitario en Periodismo.
Director Periodístico en Castelar Digital.
Socio Fundador de Ocho Ojos.